Toponimia vernácula



Es mucho lo que se ha discutido en este diario sobre la conveniencia o no de usar los topónimos vernáculos de los distintos idiomas españoles (catalán, gallego o vasco) cuando se escribe en castellano, razón por la que no deseo insistir en el tema.

Sin embargo, me ha sorprendido comprobar que, al publicarme el pasado 22 de julio una carta al director titulada “Falta una autovía”, me hayan corregido el topónimo La Coruña -así lo escribí yo, aplicando el criterio lingüístico de utilizar para los topónimos la grafía correspondiente al idioma en el que se escribe, y no la del idioma vernáculo, sea éste español o extranjero- por la grafía gallega A Coruña... Una sola de las dos veces en las que aparecía escrito, paradójicamente.

Con independencia de que el criterio del Libro de Estilo de EL PAÍS pueda coincidir o no con mi propio criterio, que es también el de muchos lectores, estimo que una carta al director es un caso diferente al de los textos escritos por un redactor, un editorialista o un colaborador de su diario; en estos últimos cabe entender que se les apliquen las reglas del Libro de Estilo, pero en las cartas al director se deberían respetar los criterios de los lectores. Cierto es que EL PAÍS se reserva el derecho de publicar, resumir o extractar las cartas al director cuando lo considere oportuno, pero sinceramente no me parece que éste sea el caso.


Enviada el 24-7-2000 a EL PAIS