Buen y mal tiempo



Me dirijo de nuevo a usted para comentarle un tema que, aunque confieso que me parece trivial, no por ello deja de ser algo molesto a causa de su continua repetición en la totalidad de los boletines meteorológicos de los distintos medios de comunicación, tanto periódicos como televisiones.

Me estoy refiriendo a la costumbre de calificar como “buen tiempo”, de forma indiscriminada, a las situaciones anticiclónicas, es decir, con cielos despejados y temperaturas normalmente altas, reservando el término “mal tiempo”, por el contrario, a aquellos momentos en los que aparecen borrascas y lluvias, habitualmente con descensos de la temperatura.

Yo entiendo, por el contrario, que estos conceptos dependen no sólo, claro está, de la época del año, sino también incluso de la persona que se trate ya que, como dice el refrán, no siempre llueve -o deja de llover- a gusto de todos.

Así, es completamente lógico que se considere “mal tiempo” a un temporal invernal que llena de nieve y origina numerosos problemas a media España, pero lo que ya no lo es tanto es que, en mitad de una sequía tan fuerte como la que nos azota, y con unas temperaturas excesivamente elevadas para la época del año en la que nos encontramos, ayer mismo el boletín meteorológico de EL PAÍS tildara de “empeoramiento desde el noroeste” la posible llegada de un frente de lluvias a la península. De hecho, si forzamos un poco la situación podría interpretarse, incluso, como un sarcasmo. ¿No le parece a usted?

En cualquier caso, insisto en ello, hay que tomarlo como una simple anécdota.


Enviada el 5-9-2005 a EL PAIS