Tráfico y los accidentes
Me quedé de piedra, durante la pasada Semana Santa, al escuchar las declaraciones de un responsable de Tráfico argumentando que la culpa de muchos de los accidentes en carreteras de doble sentido la tenía el hecho de que a los conductores, acostumbrados a circular por autopistas o autovías, nos costaba trabajo adaptarnos al cambio de vía. Simultáneamente, oí también la noticia de que los familiares de los fallecidos en un accidente de tráfico habían logrado que se reconociera en los tribunales la responsabilidad del Ministerio de Fomento al estar en mal estado la carretera donde ocurrió éste, aunque para ello habían tenido que recurrir al Tribunal Supremo.
Dicho con otras palabras: resulta escandaloso el descaro con el que tanto Tráfico como Fomento escurren el bulto a la hora de asumir su cuota de responsabilidad en los accidentes de tráfico echando la culpa de todos ellos a los conductores, pese a resultar evidente que en muchas ocasiones el deficiente estado de conservación de las carreteras, la señalización inadecuada o la sobresaturación de muchas vías, en especial con vehículos pesados, supone un plus de peligrosidad nada desdeñable en el que nada tienen que ver las posibles imprudencias de los conductores, que evidentemente también existen.
En consecuencia, que cada palo aguante su vela y, al igual que yo asumo mi responsabilidad cada vez que cojo el volante, ellos deberían también asumir la suya, que no es poca.
Enviada el 11-4-2007 a EL PAIS