El ancho de vía español



El pasado día 30 de abril, en el artículo titulado “Fomento prepara la adaptación de la red ferroviaria al ancho internacional”, se afirma textualmente que “La decisión de imponer en España el ancho de 1,67 metros se debió a dudosas consideraciones técnicas y otras políticas, y no a la presión de los militares”, haciendo alusión esto último a la conocida leyenda de que con ello se pretendía evitar, o al menos dificultar, una hipotética invasión francesa.

En realidad las razones que lo motivaron, aunque de índole técnica, no fueron en modo alguno dudosas, sino impuestas por la difícil orografía de nuestro país, que frecuentemente acarreó grandes quebraderos de cabeza a los ingenieros encargados de diseñar los trazados ferroviarios. Un mayor ancho de eje significaba un centro de gravedad más bajo y por lo tanto más estable, lo que permitía a las locomotoras de la época salvar con mayor facilidad y sin riesgo de descarrilamiento, las fuertes pendientes y las curvas cerradas que en ocasiones se veían obligadas a remontar; conviene no olvidar que algunos tramos, tales como por ejemplo el del puerto del Manzanal, no pudieron ser completados hasta ya entrado el siglo XX a causa de su extrema dificultad, un problema que con el ancho europeo se habría visto incrementado. Además, al estar la Península Ibérica en un extremo de Europa, el posible tráfico internacional de trenes en el siglo XIX no era ni mucho menos tan intenso, a diferencia de otros países europeos, como para que compensara probablemente el esfuerzo. Evidentemente estas limitaciones ya no son tales hoy en día, pero conviene contemplar la problemática dentro de su contexto histórico, muy diferente del actual.

Asimismo, tampoco es del todo cierto que sea ésta la vez primera que un gobierno tiene la firme voluntad de cambiar el ancho de vía de toda la red, porque a raíz de la aprobación del primer trazado del AVE entre Madrid y Sevilla el gobierno de Felipe González se planteó esta misma posibilidad realizada de una manera gradual, para lo cual se llegaron a instalar traviesas con dobles anclajes para los raíles, tanto para el ancho ibérico como para el europeo, aunque posteriormente, y por razones que desconozco (probablemente por su elevado coste), se acabó desestimando este plan.


Enviada el 30-4-2007 a EL PAIS