Reciprocidad religiosa (I)



Contemplando la fotografía publicada el 15 de enero en EL PAÍS, en la que se ve a una multitud de musulmanes orando en la plaza del Duomo de Milán, frente a la catedral, se me ocurrió preguntarme qué ocurriría si un grupo de católicos pretendiera realizar algo similar no ya en Arabia Saudí, donde la intolerancia religiosa es absoluta, sino en buena parte de los países musulmanes.

Independientemente de que me resulta difícil creer que la elección del lugar fuera fortuita, con su posible componente añadido de provocación, lo cierto es que cada vez soy más de la opinión de que, si queremos que la convivencia entre diferentes culturas funcione realmente, resulta imprescindible que la tolerancia, piedra angular de la misma, sea lo más recíproca posible, circunstancia que, mucho me temo, no se está dando actualmente en las complejas relaciones entre el mundo occidental y el islámico. Y una relación asimétrica, conviene no olvidarlo, es algo que tarde o temprano acabará creando problemas.


Enviada el 16-1-2009 a EL PAIS