El lío de Garoña



Juro que no lo entiendo; para el cierre o, en su caso, la prórroga de funcionamiento de la central nuclear de Garoña deberían haberse seguido tan sólo criterios técnicos y económicos, sobre todo teniendo en cuenta que no se trataba de construir una nueva central nuclear sino de mantener (o cerrar) una ya existente.

Sin embargo lo que han primado han sido los intereses exclusivamente políticos, por lo cual resulta evidente que cualquier tipo de posible ecuanimidad se ha ido literalmente al garete. Por si fuera poco el gobierno, en su afán suicida de contentar siquiera un poco a todos, lo único que ha conseguido ha sido un pasteleo absurdo e ilógico que no satisface a nadie y que, por si fuera poco, sienta un peligroso precedente para futuras situaciones similares. Mayor torpeza, imposible.


Enviada el 8-7-2009 a EL PAIS