Valía versus éxito



Soy lector habitual de El País Semanal y de la columna de Rosa Montero, y desearía manifestar mi desagrado por la opinión vertida por esta colaboradora suya el en artículo titulado “La tragedia del artista sin arte”, publicado el pasado día 20 de julio.

En él Rosa Montero expresa su menosprecio por los escritores frustrados, entendiendo como tales a los que, a diferencia de ella, no han conseguido publicar sus obras ni, mucho menos, vivir de la literatura, negándoles tajantemente la menor capacidad creadora en una sangrante aplicación del liberalismo radical más descarnado al mundo de la literatura y el arte, algo sorprendente en una persona de su trayectoria ideológica.

Lamentablemente las cosas no son tan sencillas. De la misma manera que un pobre no es necesariamente un inútil o un vago, ni un rico alguien inteligente y excelso, lo mismo se podría decir de cualquier otro campo de nuestra sociedad, una sociedad cuya escala de valores no acostumbra a premiar a las personas más capacitadas o mejores, una sociedad que rinde culto a la telebasura y convierte en ídolos a personajes de más que dudosas aptitudes, cuando no de ínfima talla, mientras margina a personas infinitamente más valiosas.

Sabido es que en España un escritor novel tiene muchísimas dificultades no ya para vivir de la literatura, sino simplemente para publicar y darse a conocer, y puedo asegurarle a doña Rosa Montero que muchos de ellos no son emborronacuartillas, sino autores de razonable calidad a los que sólo la imposibilidad de publicar por no ser conocidos les impide desarrollar su carrera literaria. Y por supuesto, tampoco se dedican muchos de ellos a ir molestando a los escritores consagrados al final de sus conferencias.

Por esta razón, yo le pediría a doña Rosa Montero que tuviera un poco más de respeto hacia todos aquellos que no han tenido la suerte que tuvo ella en el mundillo literario, ya que no por ello merecen ser menospreciados.


Enviada el 23-7-2003 a EL PAIS Semanal