Les juro que no entiendo la reacción del presidente del gobierno respecto a la publicación de una fotografía en la que aparecen sus dos hijas; lo entendería si se tratara de una instantánea robada con un teleobjetivo, pero no tratándose de un posado para una fotografía oficial destinada a ser enviada a las diferentes agencias de prensa.

Para empezar esas niñas no pintaban nada allí, por lo que si algún responsable hay éste es tan sólo su padre, por haberles permitido aparecer en ella.

En cuanto a su ropa, nos encontramos con más de lo mismo; en sus actividades privadas podrán vestir como mejor les parezca, pero en un acto protocolario de ese calibre se impone una indumentaria concreta. De nuevo, la responsabilidad exclusiva es de su padre, y no de nadie más.

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Aclaraciones a los comentarios de los lectores ¹

Y a los que han criticado mis opiniones acerca de la indumentaria de las dos chicas les diría lo siguiente: yo normalmente, en mi vida privada, visto de forma informal y con vaqueros, pero cuando asisto a una ceremonia o a un acto protocolario -y evidentemente jamás me he reunido con el presidente de los Estados Unidos- cuido mi vestuario. No es cuestión de hipocresía, sino de educación. Claro está que si defienden recibir el premio Príncipe de Asturias en vaqueros o disfrazados de alguna tribu urbana, me callo...

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¹ La carta fue publicada en la edición electrónica de 20 Minutos, suscitando una serie de comentarios entre los lectores a los que respondí con esta puntualización.