Las negligencias de Renfe



El 26 de abril de 2006 me dirigí a la estación de Chamartín para coger el tren Civis de Guadalajara, con horario de salida a las 18,40. Según los paneles informativos y megafonía, estaba situado en la cabecera de la vía 10. Al bajar al andén vi que había un tren con las luces apagadas en la cola de la vía 10 y otro unos 100 metros más adelante, pasada una zona de obras que cabía suponer era el Civis.

El tren estaba abierto y con las luces encendidas, así que monté en él tal como lo hizo un numeroso grupo de viajeros. Llegada la hora de salida, pasó por delante nuestro el empleado de Renfe encargado de dársela, se la dio... y todos nos quedamos con dos palmos de narices, puesto que lo que habíamos creído que era un tren doble de seis vagones -la composición más habitual en los días de diario- eran en realidad dos trenes diferentes situados uno tras el otro. Y puesto que el segundo de ellos, que era donde nos encontrábamos, era el Civis de las 19,20, nos hicieron perder media hora de tiempo. Preguntado el empleado de Renfe sobre por qué no nos había advertido, éste se limitó a encogerse de hombros.

Puesto que el percance no me ocurrió a mí solo, queda bastante claro que no se trató de un despiste mío, sino de un caso intolerable de negligencia por parte de los empleados de Renfe, tanto del que no se molestó en advertirnos como de quien dejó el tren abierto y con las luces encendidas, sin ninguna indicación de que el que salía era en realidad el de la cabecera de la cabecera. Eso sí, para convocar la próxima temporada de huelgas (y van...) sí demuestran poseer estos señores una diligencia que ya me gustaría a mí encontrar en el trato con los viajeros.


Enviada a la prensa el 27-4-2006