Pese a las triunfalistas declaraciones del gobierno del señor Rodríguez Zapatero respecto a los planes de mejora y expansión del servicio de Cercanías de Madrid, lo cierto es que éste cada vez está más congestionado y funciona peor. Los retrasos por averías son continuos. Los trenes van cada vez más sucios sin que ni vigilantes ni revisores controlen el comportamiento incívico de muchos viajeros. Pese a estar prohibido, son numerosos los que fuman impunemente en los andenes. Recientemente se han sustituido los horarios fijos de los trenes por una tabla de “frecuencias aproximadas” y, ¡oh casualidad!, a partir de entonces los tiempos de espera se han incrementado bastante por encima de las frecuencias teóricas. Por si fuera poco, y a modo de guinda, Renfe acaba de suprimir sin dar ningún tipo de explicaciones una de las dos baterías de torniquetes del acceso sur de la estación de Nuevos Ministerios; si ya antes, con las dos baterías, se formaban aglomeraciones de salida, es fácil imaginarse lo que sucederá a partir de ahora.

Si éste es un “avance” de las mejoras de Cercanías, que Dios nos pille confesados.