Los políticos, el principal problema
En esto estriba la grandeza y la miseria de la democracia: tenemos justo lo que nos merecemos, por lo que de una sociedad mediocre tan sólo puede emanar una clase política asimismo mediocre.
El problema no es que haya políticos ineptos, sectarios o corruptos, el verdadero problema es que muchísimos españoles de a pie, en sus mismas circunstancias, actuarían exactamente igual que ellos.
No creo que sea necesario recordar el prestigio social del que gozaron personajes tales como Jesús Gil, por poner un ejemplo extremo, o el caso de nuestros vecinos italianos con alguien tan impresentable como Berlusconi, capaz no obstante de ganar por goleada en sucesivas elecciones.
¿La solución? Intentar mejorar esta sociedad antes de pretender empezar la casa por el tejado.
Publicada, en forma de comentario a una carta al director, el 7-4-2011 en la edición digital de 20 Minutos