Se les ve el plumero
Esperanza Aguirre, azote del sector público y firme defensora de la iniciativa privada, ha sido tan emprendedora que, tras su dimisión como presidenta de la CAM, le ha faltado el tiempo para reincorporarse como funcionaria de esa misma Administración de la que reniega, y no en su antiguo puesto sino como asesora -las comillas son mías- de la secretaria de Estado de Turismo, donde ni se herniará a trabajar ni, por supuesto, cobrará un sueldo de administrativo.
Mientras tanto las perlas de su corona, los hospitales de gestión privada que promovió, tuvieron que ser rescatados en 2010 mediante una oportuna inyección de dinero público, y varias de de las absurdas autopistas radiales, que también nos han acabado costando dinero aunque no las hayamos usado en la vida, se han declarado en quiebra, lo que no impide que nos sigan amenazando con construir la R-1. Y por si fuera poco, la última noticia del sainete Bienvenido Míster Adelson es que el susodicho ha manifestado su deseo de hacerse con la gestión del rentable, y todavía público, Ifema.
¿Alguien da más?
Enviada el 25-10-2012 a 20 Minutos