Basta con leer en 20 Minutos la relación de estaciones medidoras de contaminación existentes en Madrid para comprobar los límites a los que puede llegar la manipulación descarada y torticera del ayuntamiento de la capital de España. Resulta que en su día hubo sendas estaciones en la glorieta de Atocha y en la plaza de Luca de Tena, junto al paseo de las Delicias, pero ambas desaparecieron misteriosamente hace años. Y como tampoco las hay ni en la glorieta de Legazpi ni en la calle de Santa María de la Cabeza, la conclusión es inmediata: la contaminación de uno de los ejes de entrada al centro de Madrid con mayor densidad de tráfico -en toda esta zona los atascos son habituales-, oficialmente no existe.

Mientras tanto, sí contamos con estaciones de medida de la contaminación en lugares tan bucólicos como el Retiro, la Casa de Campo o El Pardo. ¿A quién pretenden engañar? Y lo irónico del caso, es que que ni siquiera con tan burdas manipulaciones les salen las cuentas. Eso sí, seguiremos tragando toda esa contaminación que según la señora Botella no existe.