No le faltaba razón, al menos desde un punto de vista estrictamente histórico, a José de la Cavada, director general de Relaciones Laborales de la CEOE, al afirmar que los cuatro días de permiso a los que tienen derecho los trabajadores por fallecimiento de un familiar, en una localidad distinta a la de su residencia, procedían de los tiempos en los que los viajes se hacían en diligencia.

Lo que le faltó añadir a este señor fue que, en esos mismos tiempos de las diligencias, los trabajadores estaban sometidos a unas condiciones laborales inhumanas y privados de los más mínimos derechos por parte de un empresariado rapaz y explotador, lo que condujo a estallidos sociales como la Semana Trágica de Barcelona. Así pues, siguiendo su mismo razonamiento, nos encontramos con que quienes reclaman la supresión de esta regulación laboral por considerarla obsoleta, son los mismos que están intentando aprovecharse de la crisis para desmantelar todas las mejoras tan trabajosamente logradas por los trabajadores a lo largo de las últimas décadas, lo que nos llevaría a retroceder... a la época de las diligencias. Si esto no es hipocresía, que venga Dios y lo vea.