El pasado 16 de enero 20 Minutos publicaba que, por primera vez desde que se empezara a medir en 1962, el IPC anual de 2014 había dado un valor negativo, concretamente del 1 %. Es decir, los precios, en conjunto, habrían bajado durante el año pasado. Pero no nos precipitemos en deducir que este hecho pueda ser positivo para las baqueteadas economías domésticas ya que, como afirmaba irónicamente Mark Twain, hay tres clases de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas.

Porque hay cosas que no me cuadran. ¿Cómo puede ser que los precios de la energía registraran un descenso oficial del 5,5 % cuando el recibo de la luz ha subido de una manera brutal, con el agravante de que la mayor parte de este incremento ha sido en el término fijo de potencia, que nos cobran aunque no encendamos una sola bombilla? ¿Cómo es que, con la excusa de la revalorización de los pisos durante el pasado boom del ladrillo, por mucho que esto no supusiera el menor beneficio a quienes mantuvieron su vivienda habitual, los ayuntamientos incrementaron el IBI de forma salvaje y ahora, pese a llevar años bajando el precio de la vivienda, no lo bajan o, si lo hacen, es en cantidades mínimas? ¿Acaso han tenido en cuenta a la hora de calcular el IPC otras dentelladas tales como la salvaje subida de las tasas judiciales promovidas por el ex ministro Ruiz Gallardón, culpable por cierto de buena parte de la deuda del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid? ¿O todas las medicinas u otras prestaciones que ha dejado de cubrir la Seguridad Social?

Asimismo hay que considerar que la carestía de la vida depende de dos factores, los precios y los salarios; y nadie ignora, salvo al parecer los políticos que nos desgobiernan, que a la elevadísima tasa de paro se suma el hecho de que los “afortunados” que logran encontrar un trabajo lo hacen con unas condiciones laborales y salariales mucho peores que las anteriores, por lo que de poco sirve que bajen los precios si los sueldos bajan más todavía, como cada vez les está ocurriendo a más personas víctimas de la “recuperación económica” que nos intenta vender el PP. Por desgracia, siempre habrá tontos útiles que les sigan jaleando al estilo de Paco el bajo de Los santos inocentes.