Leído en la edición madrileña de 20 Minutos del 23 de febrero de 2015: “Piden cinco años de cárcel para una enfermera por falsificar recetas”. El dinero presuntamente estafado a la Seguridad Social asciende a la mareante cantidad de 114 euros.

No seré yo, vaya por delante, quien defienda ningún tipo de delito con independencia de su cuantía; pero me llama poderosamente la atención que a esta persona puedan caerle cinco años de condena por una cantidad tan exigua (poco más de 20 euros por año) mientras andan sueltos por ahí multitud de presuntos estafadores, todos ellos políticos, ex políticos o arrimados al poder, que arramblaron con cantidades infinitamente superiores a los de esta enfermera, por lo cual, si se les aplicara el mismo baremo, necesitarían un ingente número de vidas para purgar sus delitos. No voy a dar nombres, pero no es necesario hacerlo porque son sobradamente conocidos.

Así pues, tendremos que concluir, parafraseando a George Orwell, que aunque ante la justicia todos seamos iguales, siempre habrá unos mucho más iguales que otros.