La crecida del Ebro



Con el permiso de don Jorge Ipiña Pando, desearía hacerle algunas puntualizaciones geográficas. El Ebro se ha desbordado en su curso alto y en algunos puntos de su curso medio como Zaragoza, no en las cercanías de su desembocadura, que es donde se había planificado el inicio del trasvase. Por lo tanto, el trasvase no habría evitado las inundaciones ocurridas varios cientos de kilómetros aguas arriba. Además el Ebro tiene un régimen extremadamente irregular, por lo que una crecida excepcional y puntual como la de estos últimos días no garantiza en absoluto que su aportación a lo largo del año sea sensiblemente mayor de la media; podría ser, incluso, inferior si este verano resultara muy seco. Por esta razón, y con independencia de la necesidad ecológica de que el Ebro llegue a su desembocadura con un caudal mínimo, podría repetirse el mismo error que se cometió con el trasvase del Tajo, que vació los embalses de Entrepeñas y Buendía arruinando a las poblaciones de sus riberas, al no tenerse en cuenta que su planificación tuvo lugar durante un período excepcionalmente húmedo que no se ha vuelto a repetir.

Conviene no olvidar tampoco que la construcción del trasvase del Ebro habría supuesto unas obras de infraestructura realmente faraónicas a causa de las enormes dificultades orográficas que hubiera sido necesario salvar, eso sin contar con el coste adicional que hubiera supuesto la necesidad de bombear el agua en determinados tramos del mismo. Por último, hay que recordar que los apoyos y críticas al proyecto fueron todos ellos condicionados por los diferentes intereses políticos enfrentados, sin que se tuvieran en consideración ni por unos ni por otros los datos objetivos. Conste que no vivo en ninguna de las regiones afectadas y que, al igual que usted, tampoco tengo intereses personales en el tema.


Enviada el 3-3-2015 a 20 Minutos