Mientras Esperanza Aguirre y Lucía Figar, con la excusa del ahorro, están no ya recortando en educación, sino podando inmisericordemente hasta el extremo de poner en peligro la viabilidad misma de la enseñanza pública, otros organismos de la CAM parecen no tener el menor problema para derrochar alegremente ese dinero que tanta falta hace.

Ayer tuve que coger el metro en la estación de República Argentina, y para mi sorpresa descubrí que esta estación estaba siendo sometida a una remodelación integral... cuando mis recuerdos de la misma, de hará tan sólo un par de meses, son que estaba en perfecto estado de conservación. La única razón que se me ocurre para ello es que pretendan igualar su aspecto, y el de otras estaciones antiguas, al de las nuevas, pero no es de recibo destruir una decoración (que además era de mármol), a la que incluso se le podría considerar histórica, simplemente por el capricho de ponerla de colorines, sin que hiciera la menor falta y despilfarrando un dinero que no se puede decir que sobre. Y no se trata de un caso único, me temo.