En relación a los comentarios vertidos acerca de posibles coaliciones municipales tras las elecciones del día 22 de mayo, lamento decepcionar tanto a los que desearían un pacto entre el PP y UPD como a los que proponen un tripartito PSOE-IU-UPD; a mí los pactos postelectorales siempre me han parecido un fraude a los electores, incluyendo claro está los tradicionales entre el PSOE e IU, o el realizado entre el PP y el CDS en 1989 que le dio la alcaldía de Madrid a Agustín Rodríguez Sahagún.

Insisto, me parecen un fraude porque si yo voto al partido A porque le considero el más adecuado, no tengo por qué estar de acuerdo con que éste pacte con B si da la casualidad que no siento la menor simpatía por este último, con lo cual habré contribuido con mi voto (y sin advertencia previa) a que llegue al gobierno un partido al que yo nunca habría votado.

Esta opinión mía es general para cualquier tipo posible de pactos, siempre postelectorales, insisto. Otra cosa es que haya una coalición electoral al estilo de Convergencia i Unió que se presenta como tal a las elecciones, con lo cual el votante sabe a qué atenerse.

Pero por favor, que los políticos no traicionen la confianza que he depositado en ellos en función de como les salgan las cuentas tras las elecciones. No me parece ni justo ni honrado, por mucho que resulte legal.