Pactos contra natura



Una de las cosas que más reprocho al PSOE (y no a José Luis Rodríguez Zapatero, que ésta es otra historia, sino al propio PSOE) es su falta de escrúpulos a la hora de forzar todo tipo de pactos postelectorales, por muy contranatura que éstos sean, con tal de aferrar el poder allá donde las urnas se lo negaron, algo bastante parecido a lo que en el mundo del fútbol llaman política de pasillo. Fruto indeseable de estos tejemanejes ha sido, entre otros, el de potenciar a grupúsculos nacionalistas en regiones tales como Baleares o Galicia en las que éstos habían sido no ya minoritarios sino incluso testimoniales, con el agravante de que no tuvieron el menor empaque en regalarles irresponsablemente competencias tan sensibles como la educación. Como cabía esperar las consecuencias no pudieron resultar más perniciosas, y los daños causados no sólo graves sino quizá incluso irreversibles.

En cualquier caso, siempre he estado radicalmente en contra de los pactos postelectorales, independientemente de su cariz político, porque los considero una burla a la voluntad de unos electores que pueden acabar viendo como su voto ayuda a gobernar, o a cogobernar, a un partido al que jamás se lo habrían otorgado. Conste que ni voté al PP en las pasadas elecciones ni estoy en modo alguno de acuerdo con la mediocre gestión municipal de este partido en Alcalá, pero al fin y al cabo, y no fui yo quien lo decidió, sino una mayoría de los alcalaínos, fue el partido ganador; sin mayoría absoluta, pero ganador.

Por esta razón, no es de recibo que Javier Rodríguez pretenda culpar a UpyD de su fracaso electoral, acusándole poco menos que de ser cómplice del PP cuando su decisión es la única lógica y consecuente dados los resultados obtenidos por los diferentes partidos; aparte, claro está, de que el forzado menage a trois que pretendía (¿alguien en su sano juicio puede imaginarse gobernando en coalición y armonía a UPyD e IU?) no hubiera dejado de ser un pacto contranatura y una burla a la voluntad de muchos alcalaínos, y no sólo los votantes del PP.

Haría bien Javier Rodríguez en asumir su derrota, que nada ha tenido de ignominiosa en comparación con la mayor parte de sus compañeros de partido a lo largo de toda España, en vez de hacer las cuentas de la lechera; cuanto antes se dedique a ejercer esa oposición seria y sensata que nunca llegó a hacer durante los cuatro años anteriores, será mucho mejor para él, para el PSOE y para Alcalá.


Publicada el 2-6-2011 en la edición electrónica del Diario de Alcalá