¿Se deben prohibir las corridas de toros?
A mí no me gustan los toros, y no me llevarían a una corrida ni atado. Pero, ¿esto justifica que pida su prohibición? Tampoco me gusta el fútbol y, ya puestos, también genera mucha violencia. ¿Pido que lo prohíban?
Ya está bien de censuras de cualquier tipo. Que no nos guste algo no es excusa para arremeter contra ello, ni siquiera esgrimiendo como argumento que se trata de un espectáculo violento o cruel.
Además, lo de la prohibición catalana es de traca. Hay que ser muy ciego, o muy cerril, para no darse cuenta de que se ha tratado de una iniciativa exclusivamente política, dentro de la órbita del nacionalismo antiespañol más desbocado, que ha utilizado a las corridas como una simple excusa, al tiempo que blindaba y protegía a los espectáculos taurinos mucho más salvajes que se perpetran en Tarragona. Mayor descaro imposible, y es de suponer que, a poco que se lo propongan, lo próximo que intentarán prohibir serán las sevillanas o el cocido madrileño.
Mientras tanto, seguirá habiendo tontos útiles, en Cataluña y fuera de ella, que se dedicarán a allanarles el camino.
Publicada el 30-9-2011 en la edición digital de Diario de Alcalá