Javier Marías y las procesiones de Semana Santa



Es una lástima que Javier Marías pierda por completo su contrastada objetividad siempre que toca el tema de las procesiones. Está en su derecho de que no le gusten y de que le molesten, por supuesto, pero lo que no es de recibo es que, en plan inquisidor, haga juicios de valor tan subjetivos como gratuitos, menospreciando a todos aquellos que no piensan como él al compararlas con algo arcaico e incluso con salvajadas tales como la de la cabra que tiraban por un campanario.

Asimismo, podía pensar que hay cosas que trastornan objetivamente mucho más la vida ciudadana aunque a él no le molesten como, sin ir más lejos, los colapsos que se forman en el paseo de la Castellana cada vez que el Real Madrid, del que el señor Marías es confesado seguidor, juega un partido en el Santiago Bernabeu, algo que además no sucede durante una semana al año tal como ocurre con la Semana Santa, sino muchas más veces, contando las diferentes competiciones en las que interviene este equipo.

La tolerancia, en definitiva, no consiste en respetar lo que te gusta, eso no supone ningún mérito, sino en aceptar lo que no te agrada.


Publicada el 17-5-2015 a El PAÍS SEMANAL