El sainete del 29 de septiembre



Pasada ya la resaca de la huelga general, tanto el gobierno como los sindicatos convocantes han parecido ponerse de acuerdo en intentar convencernos de que el pulso sostenido entre ambos acabó en unas honrosas tablas sin vencedores ni vencidos, y desde luego a la vista de la extrema cordialidad mostrada públicamente al día siguiente entre la vicepresidenta del gobierno y Cándido Méndez todo parece indicar que los tiros vayan por ahí.

El problema es que sí ha habido vencidos o, por decirlo mejor, burlados: todos los millones de españoles, tanto los que hicieron la huelga como los que no, convertidos en espectadores forzosos del chusco sainete representado por unos políticos y unos sindicalistas que han demostrado una vez más, y en esta ocasión de forma irrefutable, que en su patente mediocridad son indignos de defender los intereses de nadie. Claro está que ni los unos ni los otros se ven obligados a padecer las consecuencias de una crisis económica que, con su mutua ineptitud, han contribuido a agravar no poco.


Publicada el 4-10-2010 en ADN