Cara y cruz





Shortbread escocesas. Fotografía tomada de la Wikipedia


Composición de unas galletas de mantequilla escocesas anunciadas como Shortbread Fingers (Dedos de mantequilla según el traductor de Google) y compradas en un supermercado:


Harina de trigo (enriquecida con calcio, hierro, vitaminas B1 y B3), aceite vegetal (aceite de palma, aceite de colza), azúcar, harina de maíz, mantequilla, leche entera en polvo, sabor natural a mantequilla, sal, emulsionante E481, agente gasificante (bicarbonato de sodio) y colorante natural (beta caroteno).


Composición de unas galletas de nata y mantequilla elaboradas en una localidad soriana y compradas en un restaurante de carretera de la provincia:


Harina de trigo, azúcar, mantequilla, nata, aceite de girasol, huevos, gasificantes E450, E500, antiaglomerante E516 y corrector de acidez E530.


Aunque no recuerdo los precios de ambos productos, sospecho que las galletas sorianas debieron ser más baratas, y desde luego menos industriales.

Comparando las dos fórmulas, vemos a favor de las galletas escocesas el enriquecimiento con vitaminas y minerales de la harina y un menor número de aditivos, tan sólo el emulsionante E481 (sal sódica de una combinación de ácido láctico y ácido esteárico) y el gasificante bicarbonato sódico. Por el contrario, las galletas sorianas tienen cuatro: dos gasificantes, E4540 (variantes de difosfatos con diferentes cationes como sodio, potasio, calcio o magnesio) y E500 (carbonato sódico), antiaglomerante E516 (sulfato cálcico) y el corrector de acidez E530 (óxido de magnesio).

En contra de las escocesas nos encontramos con que el ingrediente graso mayoritario es aceite de palma y aceite de colza, quedando bastante más atrás la mantequilla, la leche entera en polvo y el sabor natural (!) a mantequilla. Por el contrario las sorianas tienen la mantequilla y la como ingredientes grasos principales por delante del aceite de girasol, lo que entiendo que hace innecesaria la adición de leche y del sabor natural a mantequilla, añadiendo huevos en lugar del beta caroteno, un colorante anaranjado que a diferencia de los huevos no aporta sabor por muy natural que pueda ser.

A ello hay que sumar que si bien el aceite de colza es comparable al de girasol -su mala fama en España se debe a las manipulaciones de unos empresarios desaprensivos, no sus valores intrínsecos-, no ocurre lo mismo con el de palma, denunciado por muchos científicos a causa de su mala calidad nutricional, lo que parece no importar demasiado a las multinacionales del sector de la alimentación.

En resumen, y al menos en lo que a mí respecta, me quedo sin dudarlo con las modestas galletas sorianas... que de paso me gustaron más al tiempo que con su compra ayudamos a la economía de la España vaciada. Lamentablemente, no son fáciles de encontrar fuera de su provincia.


Publicado el 27-8-2024