Agua a precio de mayonesa





Evidentemente, no voy a citar marcas...


Que no está nada mal... para sus fabricantes, claro. Y es que esta dichosa moda de los alimentos light -estúpido e innecesario barbarismo, dicho sea de paso- le ha venido de perlas a la industria alimentaria para redondear sus beneficios o, dicho utilizando los eufemismos de su jerga, para enchufarnos productos de más valor añadido, léase conseguir que paguemos más por menos y encima nos pongamos tan contentos.

El otro día estuve curioseando la composición de una de esas mayonesas bajas en calorías que tan de moda están ahora, encontrándome con que su principal ingrediente era... el agua. Y puesto que el segundo, el aceite, figuraba en una proporción del 25 % (recordemos que éstos se enumeran en orden decreciente, empezando por el más abundante), la conclusión era clara: más de la cuarta parte de este producto es H2O, y supongo que al menos será pura y cristalina.

Sin embargo, curiosamente su precio no es un 25 % inferior como cabría esperar dada la baratura de su ingrediente principal, sino aproximadamente el mismo que el de la mayonesa de verdad de la misma marca. Así pues, negocio redondo a costa de nuestro afán por no engordar.

Pero la lista de ingredientes reservaba todavía más sorpresas. Aunque lo más habitual en este tipo de alimentos preparados suele ser encontrarse en la lista de ingredientes con el consabido aceite vegetal, lo cual dicho sea de paso induce a albergar las más justificadas sospechas acerca de su calidad, aquí especifican -algo es algo- que se trata de aceite de soja. Algo es algo, al menos no tenemos que tragarnos esa porquería de aceite de palma que, pese a ser si no potencialmente perjudicial, sí más bien tirando a insalubre, resulta ser cada vez más omnipresente en los alimentos preparados de todo tipo...

Sin embargo, tampoco se puede decir que el aceite de soja sea para tirar cohetes. Por supuesto es un aceite barato y sumamente rentable para las grandes multinacionales del ramo, que han devastado extensiones enormes de terrenos vírgenes en diferentes países sustituyendo la vegetación autóctona por plantaciones extensivas -e inmensas- de esta leguminosa. Pero qué quieren que les diga, descartando por su precio el uso de aceite de oliva, tenemos la alternativa del de girasol, un aceite saludable y también de precio asequible, y además de producción nacional. Pero, claro está, esto es algo que no interesa a las multinacionales, por más que tanto la dieta como el bolsillo de los españoles -consumidores y agricultores- lo agradecieran.

¿Seguimos? Para mí los ingredientes necesarios y suficientes de una mayonesa son el aceite, el huevo, algún acidulante a gusto -vinagre o limón- y sal. Punto final. Pero leamos la composición del brebaje de marras; además de los ya citados agua y aceite de soja, nos encontramos con yema de huevo -la clara, al parecer, ha resultado desaparecida en combate-, sal... y una serie de cosas que les aseguro que nosotros jamás ponemos en la mayonesa que hacemos en casa. Y, si bien lo del azúcar podría entenderse, díganme ustedes qué pinta aquí el almidón de trigo, vulgo harina, como tercer ingrediente además por encima de la yema. Por si fuera poco, nos regalan además con jarabe de glucosa -otra variante del azúcar-, almidón modificado de maíz -otro tipo de harina, aunque desconozco en qué consiste la modificación-, goma de garrofín -vulgo algarrobas- y de guar como espesantes, un conservante -al menos este aditivo es admisible-, un colorante -no es de extrañar que con tantas manipulaciones el color natural del brebaje se pareciera al amarillo de la mayonesa de verdad como un huevo a una castaña- y aroma, dejándonos con las ganas de saber a qué. Cierto es que no lo venden como mayonesa, pero se presupone -y así lo anuncian- que se trata de un sustituto de ella, por lo cual cabría esperar una mayor similitud en sus respectivas composiciones.

En resumen: yo personalmente lo tengo muy claro; o como mayonesa hecha en casa o no la como, ya que la mayonesa industrial de verdad cuenta asimismo con unos ingredientes similares, salvo el agua, y realmente hay que ser muy vago para no hacértela tú mismo cuando, desde la invención de las batidoras, desapareció el peligro de que se cortara, amén de que no se tarda nada en batirla. Y si quiero no engordar, pues como menos o no como nada, pero desde luego lo que no estoy dispuesto en modo alguno es a pagar agua -o algarrobas- a precio de mayonesa. ¿O no?


Publicado el 28-10-2013