Alonso Remón, un dramaturgo desconocido del siglo de Oro





Grabado de la Biblioteca Nacional de España



Durante sus tres siglos largos de historia fueron numerosos los personajes importantes que pasaron por las aulas de la Universidad de Alcalá, tanto profesores como alumnos, algunos tan conocidos como Mateo Alemán, Benito Arias Montano, Juan de Austria, Pedro Calderón de la Barca, Francisco Díaz, Alejando Farnesio, San Ignacio de Loyola, Gaspar Melchor de Jovellanos, San Juan de Ávila, San Juan de la Cruz, Andrés Laguna, Lope de Vega, Juan de Mariana, Ambrosio de Morales, Antonio de Nebrija, Francisco de Quevedo, Andrés Manuel del Río, Francisco Suárez, Tirso de Molina, Santo Tomás de Villanueva, Francisco Vallés y muchos otros.

Los hay también cuyos nombres han quedado oscurecidos por el paso del tiempo y sólo son recordados hoy por los historiadores, aunque en ocasiones también hicieron su aportación, dentro de sus respectivos ámbitos, al acervo común. De éstos muchas veces tan sólo es posible encontrar una breve reseña biográfica, incluso en las publicaciones especializadas.

Existe por último un tercer grupo formado por los que podríamos denominar ilustres desconocidos, personajes que fueron reconocidos en su época pero, por las razones que fueran, acabaron cayendo en un injustificado olvido. Algunos de ellos han sido reivindicados tal como fue el caso del médico alcalaíno Francisco Díaz o el de Andrés Manuel del Río, el descubridor del vanadio, mientras otros muchos continúan sumidos en una oscuridad que en modo alguno merecen. Entre ellos se encuentra Alonso Remón, un escritor del Siglo de Oro que alcanzó en vida una notable fama como dramaturgo tan sólo por detrás de Lope de Vega, que no es poco. Veamos su biografía, que ni siquiera aparece reseñada en una obra tan minuciosa como la Enciclopedia Espasa.

Alonso Remón y Araque nació en 1561 en la localidad manchega de Vara de Rey, situada al sur de la provincia de Cuenca, y falleció en Madrid el 23 de junio de 1632. Cursó sus primeros estudios en el colegio jesuita de Belmonte, matriculándose en 1577 de Lógica y Dialéctica en la Universidad de Alcalá y en Teología en 1581, licenciándose en esta disciplina.

Ya en 1592 estaba ordenado sacerdote, y en 1604 ingresó en el convento de la Merced de Toledo, profesando como monje el 24 de agosto de 1605. Allí coincidió con Tirso de Molina, mercedario como él aunque dieciocho años más joven, y completó sus estudios de Teología en 1607, mudándose probablemente en 1608 al convento madrileño sobre cuyo solar se alza hoy la plaza de Tirso de Molina, en el cual residiría hasta su muerte.

Dentro del ámbito religioso Alonso Remón cobró fama como orador sagrado, publicando La espada sagrada y arte para nuevos predicadores (1616) y otras obras moralizantes y costumbristas tales como Historia de la Imagen de la Madre de Dios de los Remedios, que está en el Convento de N. Señora de la Merced de Madrid (1617), Avisos de los Peligros que ay en la vida de Corte (1621), Entretenimientos y juegos honestos (1623), Gobierno humano sacado del divino (1624) o La casa de la razón y el desengaño (1625), junto con unaVida del Caballero de Gracia (1620). Intervino en una edición de la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo (1632). Fue cronista de su orden, escribiendo una Historia General de la Orden de Ntra. Sra. de la Merced Redención de cautivos en dos tomos, de los cuales el primero fue publicado en Madrid en 1618 y el segundo, póstumo, en 1633, y la Vida y muerte de San Pedro de Nolasco (1628), fundador de la orden mercedaria.




Portada de uno de sus libros, conservado en la Biblioteca Nacional de España


Ya en su faceta literaria, en la que firmaba como el Licenciado Remón, escribió poesía, como el soneto Álzase el tiempo, y el calor se antuvia, incluido con otros seis sonetos en la introducción del Florando de Castilla, Lauro de Caballeros, un libro de caballerías obra de Jerónimo Gómez de la Huerta -otro estudiante alcalaíno- publicado en Alcalá en 1588. También se le atribuye la autoría de la Guía y aviso de forasteros que vienen a la Corte, publicada en Madrid en 1620 bajo el nombre de Antonio Liñán y Verdugo, que sería un seudónimo suyo.

Pero donde alcanzó mayor reconocimiento fue como dramaturgo, pasos que seguiría años después su compañero de religión Tirso de Molina. Conviene recordar que en la España del Siglo de Oro gran parte de la población era analfabeta, por lo que el teatro era mucho más popular que la literatura, a la que sólo tenían acceso las minorías alfabetizadas, amén de que los libros eran entonces un artículo de lujo.

Si a esto le sumamos que entonces no existían los derechos de autor, por lo que muchas veces quienes se enriquecían con los libros de éxito, incluido el propio Quijote, eran los libreros y los impresores pero no los autores, mientras que éstos sí cobraban por las representaciones teatrales, se comprende el interés de los autores de la época por abrirse camino en un género que no daba tanto prestigio literario e intelectual como las novelas o la poesía, pero sí mucho más dinero como reconocía, sincera o hipócritamente según se mire, el propio Lope de Vega. De ahí también el interés de Cervantes, cuya economía fue precaria durante toda su vida, por representar sus obras, y la frustración que le produjo, tanto literaria como económica, tropezar con el muro infranqueable de las obras de Lope, mucho más populares que las suyas.

Claro está que no fue Lope el único autor dramático de éxito aunque sí el que cosechó los mayores triunfos, ya que otros contemporáneos suyos siguieron su estela como Calderón de la Barca, Tirso de Molina, Juan Ruiz de Alarcón, Juan Pérez de Montalbán o Agustín de Rojas entre otros, además del conocido caso de Cervantes.

Alonso Remón fue afortunado en el cainita mundillo literario de la época, en el que las distintas facciones se atacaban con una saña que hoy nos sigue sorprendiendo. Conocida es la enemistad de Lope con Cervantes, Góngora, Ruiz de Alarcón o Pedro Torres Rámila así como, años después, el irascible Quevedo despellejaría sin misericordia a Juan Pérez de Montalbán -un protegido de Lope- y a Góngora. Nuestro personaje, por el contrario, gozó de simpatías o al menos no padeció las antipatías ni de unos ni de otros, alcanzando una notable fama entre sus contemporáneos. De hecho fueron numerosos los escritores que le alabaron, entre ellos Cervantes, Quevedo, Pérez de Montalbán e incluso el propio Lope de Vega.

Escribió numerosas obras dramáticas en las que siguió la escuela de Lope, aunque no todas han llegado hasta nuestros días e incluso algunas son de atribución dudosa. Entre ellas pueden citarse San Juan Bautista (1592), San Jacinto (1594), El hijo pródigo (1599),La fundación de la Orden de la Santísima Trinidad, El rey por su ingenio y El señor don Juan de Austria en Flandes (las tres de 1603), El español entre todas las naciones y clérigo agradecido (1629) y varios autos sacramentales.

Otra actividad desarrollada por Remón fue la revisión de obras de otros autores, un trámite previo y necesario para la aprobación de su impresión y venta por las autoridades. Se trataba de una censura previa que se encomendaba a los propios escritores, similar hasta cierto punto a las revisiones por pares de los artículos científicos publicados en revistas especializadas, encargadas por las editoriales a otros científicos que trabajen en campos de investigación afines. También era una fuente de ingresos para quienes leían los manuscritos y emitían un informe, favorable o no, sobre ellos. En el caso de Alonso Remón su lista de aprobaciones se elevó a 23, una cantidad notable.

Un aspecto de su biografía, resaltado por Luis Vázquez Fernández, es que durante sus años de residencia en el convento de Madrid, pese a desarrollar una intensa actividad literaria, no publicó ninguna comedia. Este historiador no lo atribuye a una retirada del mundo del teatro a causa de su condición de fraile -sí se publicó en 1629 El español entre todas las naciones y clérigo agradecido, aunque no en la Corte sino en Jaén-, amén de que estaba el precedente de su compañero de orden y de cenobio Tirso de Molina, y se sabe que siguió manteniendo estrechos contactos con otros autores dramáticos.

Ello se debió, según Vázquez Fernández, al hecho de que Alonso Remón formó parte del círculo de Benito Arias Montano, al que pertenecían también otros humanistas formados en la Universidad de Alcalá. Arias Montano, responsable de la edición de la Biblia Políglota de Amberes sucesora de la Complutense de Cisneros, tuvo problemas con la Inquisición -eran los tiempos de la Contrarreforma- y, tras ser durante varios años el responsable de la biblioteca de El Escorial y hombre de confianza de Felipe II, acabó renunciando a todos sus cargos en 1684 retirándose a Sevilla hasta su fallecimiento.

Siguiendo la tesis de este historiador la causa de su apartamiento serían las críticas a la presunta veracidad de los Plomos del Sacromonte “encontrados” entre 1595 y 1599 en Granada, los cuales que alcanzaron una gran relevancia en su época pasando por ser unos documentos históricos verídicos. Sin embargo esta verosimilitud fue cuestionada por Arias Montano y su círculo -realmente tenían razón, como se demostró posteriormente-, lo cual les habría granjeado su caída en desgracia frente al rey, por lo que Alonso Remón se habría encontrado sometido a vigilancia en el convento madrileño y, pese a su prestigio, no llegó a ejercer ningún cargo de importancia en su orden.

A título de curiosidad, cabe reseñar que cuenta con una calle dedicada en su localidad natal de Vara de Rey.




Bibliografía


Alonso Remón en la Wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Alonso_Rem%C3%B3n

Alonso Remón, por Luis Vázquez Fernández. Ficha de la Real Academia de la Historia. https://dbe.rah.es/biografias/40943/alonso-remon

Obras de Alonso Remón en la Biblioteca Nacional. https://datos.bne.es/persona/XX1095792.html

Rafael Massanet Rodríguez. «Entre siete y doscientas comedias». Studia aurea: revista de literatura española y teoría literaria del Renacimiento y Siglo de Oro , 2020, Vol. 14, pp. 463-486, https://raco.cat/index.php/StudiaAurea/article/view/381178 .

Investigaciones sobre Alonso Remón, dramaturgo desconocido del siglo XVII . Manuel Fernández Nieto, Manuel. Retorno Ediciones. Madrid, 1974.


Publicado el 17-2-2023