El colegio de los Irlandeses. Historia de un edificio alcalaíno





El colegio de los Irlandeses visto desde su antigua huerta, hoy plaza del mismo nombre



Sin duda, la noticia más importante (y quizá la única) del fallo de los premios Ciudad de Alcalá de Henares de este año ha sido la concesión del premio de Investigación Histórica, modalidad que había sido declarada desierta en todas las convocatorias excepto en la primera. Ésta es, pues, una buena noticia además de un estímulo para todos los investigadores de la historia local, investigadores que en estos últimos años no han prodigado demasiado su presencia en este certamen, que ha contado con una media de trabajos presentados muy inferior a la que cabría esperar de la importancia histórica de nuestra ciudad. Pero este hecho no merma en absoluto el valor de la obra premiada en esta ocasión, trabajo que como viene siendo habitual aparecerá impreso en abril del año que viene en la colección Alcalá Ensayo. Ahora bien, puesto que hasta esa fecha aún queda bastante tiempo, y dado que las personas interesadas en el tema es de suponer que desearán contar con un avance del libro, me puse en contacto con los ganadores del premio haciéndoles una entrevista que, aunque causas ajenas a mi voluntad han retrasado algunas semanas, no ha perdido por ello un ápice de su interés.

He dicho ganadores porque el trabajo no es obra de un único historiador sino de dos: Mª José Arnaiz Gorroño y José Luis Sancho Gaspar. A estas dos personas hay que sumar el nombre de Carlos Clemente Sanromán, arquitecto muy conocido en nuestra ciudad por sus trabajos urbanísticos y de restauración en nuestra ciudad; aunque él no intervino en la redacción del trabajo, y por tal motivo no figura como autor del mismo, su pertenencia al mismo equipo de trabajo de los premiados, junto con su labor realizada en la restauración del edificio objeto del estudio histórico de los mismos, hacen que le incluya también en la entrevista dado que él ha aportado datos interesantes sobre el tema objeto de la misma.

Pero sin más dilación, hemos de pasar al tema objeto de la entrevista; decidme, ¿cuál es el título del trabajo premiado?

-Memoria histórica para la rehabilitación del colegio de San Jorge de los Irlandeses.

-Sin duda, hasta hace muy poco éste era un nombre poco o nada conocido en nuestra ciudad, aunque ahora pocos serán los alcalaínos que desconozcan su ubicación en la céntrica calle de Escritorios. ¿Pero qué es lo que os movió a elegir este tema?

-Nosotros habíamos trabajado previamente en el tema, ya que formamos parte del equipo encargado de la restauración del edificio. Pero nos interesó mucho el valor histórico y artístico del edificio, fundamentalmente por su atipismo en la arquitectura de Alcalá, por lo que decidimos profundizar en su estudio.

-¿Os ha sido difícil encontrar la documentación existente sobre el tema?

-Nos hemos encontrado con un problema fundamental, el hecho de que el archivo del colegio fue enviado a Irlanda hace no demasiados años, lo que nos ha impedido el acceso a los documentos más interesantes. No obstante, hemos encontrado en varios archivos españoles la suficiente documentación como para realizar el trabajo.

-Bien, si os parece podemos pasar a contemplar la historia del colegio. ¿Quién lo fundó?

-Su fundador fue un portugués perteneciente a la pequeña nobleza, Jorge de Paz Silveyra, junto con su esposa doña Beatriz. Él era caballero de varias órdenes, y bastante acaudalado.

-¿Y en qué año tuvo lugar la fundación?

-Fue en el siglo XVII, pero aquí hay que hacer una pequeña explicación puesto que la historia fue algo complicada. En principio el barón no tenía la menor intención de hacer ninguna fundación, puesto que en su primer testamento cedía todos sus bienes a sus parientes portugueses; hay que tener en cuenta que el matrimonio no tenía hijos. Pero en 1640 tiene lugar la separación de Portugal y España, y a raíz de este acontecimiento Jorge de Paz elaboró un segundo testamento en el que ya se apuntaba la idea de fundar algún tipo de institución educativa, dotando a varios niños pobres para que asistieran a la capilla que él tenía en los jesuitas de Madrid, capilla donde sería enterrado. Por fin, en 1645 dictó su tercer y definitivo testamento falleciendo poco después, por lo que la fundación quedó hecha sobre derecho pero no de hecho, quedando encargada su esposa de realizarla.

-Y evidentemente, la realizó.

-Sí, pero no de una manera inmediata. La realidad es que el barón tenía en mente un proyecto mucho más ambicioso ya que su intención era la de comprar un pueblo entero para fundar un colegio. Pero al fallecer él su esposa llevó a cabo sus planes de una manera diferente, ya que el testamento del barón especificaba que todo su patrimonio debía ser destinado a obras pías, concretamente un hospital para sacerdotes en Madrid, un convento de franciscanas y un colegio de irlandeses, pero sin especificar en estos dos últimos casos el lugar en el que debían tener lugar las fundaciones.

-Y su viuda eligió Alcalá.

-Así fue. El barón deseaba que las fundaciones tuvieran lugar en Madrid o en sus alrededores, y su viuda pensó que lo más lógico era hacerlo en Alcalá. Así, no fundó el convento, sino que reconstruyó el ya existente de las Claras, perteneciente a la orden franciscana, y además fundó el colegio. Una vez fallecida, y esta vez con su propia hacienda, hizo una nueva fundación, la del convento de la Baronesa, en Madrid.

-¿En qué año se fundó, de hecho, el colegio?

-Si consideras como tal al nombramiento de los primeros colegiales y a la compra del primer solar, tuvo lugar en 1649. Pero la fundación no fue la definitiva que hoy conocemos ya que el primer edificio estuvo situado en la calle de los Colegios, justo donde hoy se encuentra el colegio de los Basilios.

-¿Tardaron mucho en conseguir el edificio definitivo?

-No. Sabemos que en 1652 ya se estaba construyendo el edificio de la calle de Escritorios, que es el actual.

-¿Habéis conseguido saber el nombre del arquitecto?

-No, ya que como te dijimos anteriormente, tanto el archivo del colegio de Alcalá como el de Salamanca fueron llevados a Irlanda en los años cincuenta de este siglo, por lo que es allí donde debe de estar el grueso del material junto con este dato.

-Bien, ya tenemos fundado el colegio. ¿Sabéis de alguna anécdota de estos primeros años?

-Pues sí. El colegio se encontraba fuera del barrio universitario de la ciudad, y los vecinos no querían tener a su lado a los estudiantes. Pero como doña Beatriz era influyente consiguió ganar todos los pleitos, algunos tan sonados como la apropiación por parte del colegio del callejón del Peligro, que corría anejo al mismo. Un punto a su favor era el hecho de que era un colegio-seminario, por lo que sus estudiantes, que además eran extranjeros, eran obviamente menos pendencieros que los de los colegios seglares.

-Acabas de mencionar un punto que creo es interesante aclarar. El colegio estaba destinado no a españoles, sino a irlandeses. ¿Existía una razón para ello?

-La hay. En aquella época Irlanda estaba ocupada por los ingleses, que a partir del reinado de Enrique VIII eran de religión anglicana. Los irlandeses han sido siempre católicos, lo que motivó que en los siglos XVI y XVII sufrieran persecuciones religiosas estándoles prohibido, además, estudiar en su propio país. Esto provocó una diáspora cultural de los irlandeses por todos los países católicos de Europa, entre ellos España. Por aquella época se fundaron en Europa varios colegios de irlandeses, y entre ellos dos en España: el de Salamanca, en tiempos de Felipe II, cuando en Inglaterra reinaba Isabel I, y el de Alcalá, cuya fundación coincidió cronológicamente con la dictadura de Cromwell, un fanático protestante que persiguió a los católicos. Además de los dos colegios había una hospedería en Madrid y varios colegios más para ingleses y escoceses católicos.

-Pregunta obligada: ¿Cuánta importancia tuvo el colegio de Irlandeses de Alcalá en el seno de la sociedad de ese país?

-Mucha. Nos ha llamado mucho la atención la importancia que tenía Alcalá en estos estudiantes cuando volvían a su tierra.

-¿Hubo algún alumno notable?

-Sí. Varios colegiales llegaron a ser obispos irlandeses.

-Hemos visto la fundación del colegio, pero no la historia de lo que aconteció después. Decidme, ¿cómo transcurría la vida en el mismo?

-Su historia es muy similar a la de la mayoría de los colegios menores de la ciudad de Alcalá. El colegio era una fundación privada mantenida con juros, que era algo similar a la actual deuda pública; pero la inflación hizo que las rentas se quedaran obsoletas, por lo que el colegio comenzó pronto a tener problemas económicos. Durante todo el siglo XVII recibió ayuda económica de los reyes, pero durante el reinado de Carlos III, ya en el siglo XVIII, adquirió el carácter de patronato real, medida tomada con objeto de salvarlo de la ruina económica.

-Luego Carlos III lo salvó.

-Sí pero sólo por unos años. Al expulsar a los jesuitas de España refundió el colegio de Alcalá con uno de escoceses que en Madrid regentaba esta orden religiosa, ya en el año 1768. Y apenas unos años más tarde, en 1785, fusionó los dos colegios de Irlandeses, el de Alcalá y el de Salamanca, estableciendo al nuevo colegio resultante en esta última ciudad.

-¿Hubo alguna razón para suprimir el colegio de Alcalá?

-La hubo. A finales del siglo XVIII se había fundado una universidad católica en Irlanda, por lo que ya no eran necesarios los colegios de irlandeses en nuestro país.

-¿Qué pasó luego?

-El edificio fue cerrado. Su estado de conservación no era demasiado bueno: La cornisa amenazaba ruina y la iglesia tuvo que ser derribada. Hubo un proyecto del cardenal Lorenzana de instalar en él una fábrica de hilados, pero no se llevó a efecto. En 1795 se subastó el edificio, que fue comprado por el conde de Güemes, quien lo transformó en su residencia particular.

-Esto supuso un cambio de uso bastante importante.

-Así es. Su nuevo dueño lo sometió a una serie de reformas bastante importantes, lo que supuso la transformación de un edificio ruinoso en uno de los mejores palacios de Alcalá. Tanto es así que en una visita a nuestra ciudad Fernando VII pernoctó en él al no estar disponible el palacio arzobispal, que era la residencia habitual de los reyes.

-¿Tuvo más usos?

-Sí, pero no tan positivos. En una fecha indeterminada del siglo pasado fue transformado en casa de vecinos, situación que conservó hasta no hace muchos años, quedando abandonado desde entonces.

-Triste fin para un edificio tan notable, porque existen varias fotografías aéreas que demuestran que en los últimos años se perdió gran parte del edificio. ¿Me equivoco?

-No. De todas maneras, nuestra duda estriba en la cuestión de si el colegio estaba cerrado por detrás o si, por el contrario, tenía el claustro abierto y en comunicación con el corral de la Sinagoga; aunque lo más probable es que estuviera abierto existiendo tan sólo tres crujías, la principal y las dos laterales.

-Pero hoy sólo queda la principal, y no completa.

-Así es. En los años sesenta se conservaban todavía las dos laterales, que se perdieron, y hace dos años, coincidiendo con las obras de la urbanización Miguel de Cervantes, se vino abajo el arranque de la escalera.

-¿Qué hicisteis?

-Inmediatamente se apeó lo que quedaba del edificio, apeo que todavía se conserva, evitando así un derrumbamiento mayor. Más recientemente se procedió a la consolidación de la crujía restituyendo la cubierta, que estaba muy dañada.

-Habéis hablado de la iglesia y de su demolición. ¿Dónde estaba?

-Estaba entre el edificio principal y el callejón del Peligro que la separaba del edificio vecino, el actual colegio de las filipenses.

-¿Queda algún resto de ella?

-Sí. Queda una tapia que da a la calle Escritorios, tapia que todavía conserva en la cara interior algunos restos de los enfoscados.

-Volviendo al tema principal. ¿Qué vais a hacer ahora?

-El edificio se va a terminar de restaurar para utilizarlo como sede de oficinas de algún organismo oficial.

-¿Qué organismo?

-El más apropiado; todavía no está decidido. El ayuntamiento está pensando en la comunidad autónoma, en alguna dependencia del Instituto Iberoamericano, en la biblioteca universitaria o, quizá, en una posible ampliación municipal.

-¿Va a estar ocupado sólo por oficinas?

-Sólo en parte. Además tendrá una sala de exposiciones, una sala de audiovisuales y una sala de archivos.

-Y en cuanto a su entorno urbanístico, ¿existen planes al respecto?

-Sí. El ayuntamiento ha propuesto que la plaza de la urbanización Miguel de Cervantes, actualmente en construcción, se diseñe por un equipo formado por el arquitecto municipal, el arquitecto que actualmente dirige la urbanización, Fernando Contreras, y el equipo que diseña el colegio de los Irlandeses, es decir, nosotros. Se intenta que la plaza recupere la idea del claustro como corredor, acristalándolo con una carpintería con vistas y dotándolo de una salida directa a la plaza; también deseamos conservar los restos de la iglesia.

-Resulta muy positivo comprobar que, al menos por una vez, se va a tener en cuenta el entorno urbanístico de un edificio histórico. Pero en lo que respecta a la restauración del edificio en sí, ¿qué criterio vais a seguir para reponer la parte que falta?

-Las crujías laterales no se pueden reconstruir, pero los muros que faltan en el arranque de éstas se van a cerrar intentando explicar el funcionamiento que en su día tuvo el colegio. Por una parte, el que da a la entrada de la antigua iglesia desde la calle de Escritorios será una gran columna que marque el eje de simetría, dándole una fuerte composición indicando que en ese lugar existió el importante espacio de la iglesia. El otro muro, que da a la urbanización Cervantes, tiene dos partes: Una que se trata como una medianera para indicar que el edificio ha sido derribado recientemente, y otra que tiene la misma forma que la fachada de la iglesia y da la vuelta para explicar la necesidad de una ampliación.

-¿Eso es todo?

-No. Al desaparecer la escalera y su viguería, imposible de reponer, tenemos la idea de instalar allí un fresco conmemorando la recuperación del edificio. También queremos instalar en el balcón principal una placa de bronce con una inscripción alusiva a la recuperación del edificio en el hueco que en su día ocupó una lápida de mármol con las armas reales que fue expoliada en fecha indeterminada.

-¿Existe algún detalle final?

-Sí. En el nuevo proyecto se han diseñado las puertas y lámparas del edificio, y está en estudio el mobiliario que tendrá dependiendo del uso final. Cada puerta estará dedicada, con unos medallones, a los principales arquitectos y artistas que trabajaron en Alcalá.

-Creo que no se nos olvida nada al respecto del tema; tan sólo una pregunta final. Vosotros tres formáis parte de un mismo equipo de trabajo, equipo al que el ayuntamiento ha encargado la restauración del colegio de los Irlandeses. Decidme, ¿a qué se debió esta elección?

-Nuestro equipo, que por cierto tiene el nombre de Equipo de Arquitectura, logró el premio del Consejo de Europa en el año del renacimiento de la ciudad, por la propuesta que hicimos para la restauración del Corral de la Campana, aquí en Alcalá. Ésta es la razón por la que el ayuntamiento consideró conveniente encargarnos la restauración del edificio de los Irlandeses.

Eso es todo. Tras haber leído el artículo, nadie mejor que ustedes, lectores de Puerta de Madrid, para juzgar la labor de estos profesionales, los cuales nos dejarán como huella de su paso por Alcalá un libro sobre uno de nuestros edificios históricos y la rehabilitación del mismo para uso y disfrute de los alcalaínos. Cada cual puede tener su propia opinión sobre el tema, pero la mía está bien clara: Gracias a ellos y a otros profesionales que trabajan en otros puntos de nuestra ciudad, la afortunada frase de Recuperar Alcalá poco a poco va convirtiéndose en una realidad.


Publicado el 15-12-1984 y el 22-12-1984, en los nº 929 y 930 de Puerta de Madrid
Actualizado el 26-3-2007