Homenaje a Evaristo Acevedo





Evaristo Acevedo se hizo justificadamente famoso hace ya varias décadas por su sección en La codorniz La cárcel de papel, luego recopilada en la Enciclopedia del despiste nacional y en los tres volúmenes de El despiste nacional, donde se hacía eco con humor de los gazapos periodísticos que encontraba en una época en la que esta profesión era mucho más profesional, valga la redundancia, que ahora. Insisto, eran gazapos, y no muestras palmarias de incultura como suele ocurrir ahora, algo mucho más grave por razones obvias.

Pero los gazapos clásicos, que solían esquivar a los entonces existentes y hoy especies extinguidas como los revisores de texto y los correctores de estilo, siguen existiendo aunque desplazados eso sí por los disparates a los que nos tienen sometidos los medios de comunicación actuales, capaces de poner los pelos de punta hasta a los discapacitados capilares como yo.

Así pues, resulta hasta divertido traer aquí los dos gazapos clásicos -Evaristo Acevedo habría disfrutado sin duda cazándolos- con los que nos regaló la edición electrónica de ABC con fecha 17 de abril de 2024. El primero apareció en el artículo ¿50.000 o 5.000 soldados rusos muertos en Ucrania?: la guerra de cifras que Putin ya no puede contener, regalándonos con este tierno y apetitoso gazapo:


La toma del bastión ucraniano de Avdiika en febrero de 2024 habría costado la vida de unos 16.000 combatientes invasores según los cálculos del popular bloguero ruso, Andrei Morozov. Este comentarista ruso fue duramente criticado y poco tiempo después de hacer esa publicación falleció, tras suicidarse.


Hombre, digo yo que tras suicidarte lo lógico es que fallezcas... porque de no ser así se habría tratado de un suicidio frustrado, es decir, un no-suicidio. Lo cual, por cierto, me recuerda al famoso chiste de Gila en el que el protagonista decía: Yo no soy cojo, es que me han fusilado mal.

Tampoco es manco este otro, que triscaba en El hombre tiroteado en Vallecas en un ajuste de cuentas fue alunicero y atracador de bancos:


Presentaba una herida por arma de fuego en el muslo izquierdo, con rotura del hueso, con único orificio de salida (se había quedado dentro el proyectil).


Lo más normal es que si la bala había quedado dentro del muslo la herida presentara un orificio de entrada... porque ya es difícil haber salido sin entrar antes.

En cualquier caso ambos ejemplos resultan divertidos y, a buen seguro, le habrían encantado a Evaristo Acevedo, a quien se los dedico.


Publicado el 18-4-2024