Éter
A los cuatro elementos básicos que en la antigüedad se creía que entraban en la composición de todas las sustancias conocidas (aire, agua, tierra y fuego) andando el tiempo se añadió un quinto, el éter, que para los alquimistas sería la esencia (de ahí viene el nombre de quintaesencia) de todo.
Evidentemente el desarrollo de la ciencia moderna a partir del Renacimiento, que en el campo de la química vino acompañado del descubrimiento de los verdaderos elementos químicos, dejó reducida la existencia del éter a una dimensión estrictamente histórica... casi, puesto que durante mucho tiempo hubo científicos que supusieron que el espacio no estaría en realidad vacío, sino embebido todo él en una especie de fluido intangible que denominaron éter.
De hecho, en fecha tan tardía como finales del siglo XIX los físicos Albert Michelson y Edward Morley construyeron un interferómetro mediante el cual, midiendo la velocidad de la luz en distintas direcciones, pretendieron calcular el desplazamiento de nuestro planeta por el éter.
El fracaso rotundo del experimento (la velocidad de la luz resultó ser idéntica en cualquier dirección del firmamento) supuso la muerte definitiva de la vieja teoría del éter, al tiempo que sirvió de punto de arranque experimental para el desarrollo por parte de Einstein de la Teoría Especial de la Relatividad.
Publicado el 27-8-2009
Actualizado el 23-6-2014