Ciencia ficción versus fantasía
La verdad es que, si nos ponemos pragmáticos, habría tan sólo un género, el fantástico, que abarcaría diferentes subgéneros más o menos independientes, pero todos ellos relacionados: Las distintas ramas de la ciencia ficción (el cyberpunk tiene poco en común con la space ópera, evidentemente), el terror, la fantasía a lo Conan, la fantasía a lo El Señor de los Anillos (es decir, espada y brujería), todos los híbridos de cualquier tipo... Y lo que queda, que por llamarlo de alguna manera lo llamamos también fantasía.
En resumen: ¿Es fantasía Frankenstein? ¿Lo es la obra de Borges? ¿Y la de Lovecraft? ¿Y Gulliver? En realidad, hasta Fundación es fantasía, puesto que no es real.
Claro está que luego hay diferencias claras. Para mí, la diferencia fundamental entre la ciencia ficción y la fantasía es que, teniendo ambas en común que son inventadas y nos presentan escenarios irreales (también La Regenta es inventada, pero presenta un escenario real) la ciencia ficción abarca aquello que es posible o, si preferís, que cumple las leyes de la naturaleza (reales o inventadas, como los viajes por el tiempo o a mayor velocidad que la luz), mientras la fantasía trata temas digamos inverosímiles. Vamos, que de una obra de ciencia ficción se puede decir podría ser, mientras que de una obra de fantasía no.
Evidentemente el Marte imaginado por Bourrough es tan imaginario como la Tierra Media de El Señor de los Anillos y lo mismo ocurre con la mayor parte de los precursores de la ciencia ficción y, desde luego, con la inmensa mayoría de las novelitas de serie B. Pero en general, y quizá esto se deba sobre todo a la influencia de Campbell, la ciencia ficción (o al menos una parte importante de ella) ha buscado mostrar un marchamo de verosimilitud. La fantasía, no.
Yo escribo indistintamente relatos de uno u otro género y me encuentro a gusto con ambos, pero lo que no hago normalmente es mezclarlos. Cuando escribo un relato de ciencia ficción busco esa verosimilitud dentro de lo posible, mientras que cuando escribo algo fantástico, como ocurre con La mansión de los umbrales infinito me suelto el pelo sin problemas. Y cuando leo ciencia ficción o fantasía procuro aplicar los mismos criterios, siendo mucho más exigente (llamémoslo así) con la primera que con la segunda. Quizá por eso no me gusten autores como Dick, ya que no los encuentro lo suficientemente rigurosos como escritores de ciencia ficción. ¡Ah!, y conste que, a pesar de tener una formación científica, esos tratados de física disfrazados de novelas conocidos como ciencia ficción hard me suelen aburrir soberanamente. Ni lo uno ni lo otro.
Publicado el 24-4-2001 en el Sitio de Ciencia Ficción