El origen de este comentario, justo es reconocerlo, fue un artículo de Guillermo Ríos Álvarez -en realidad un capítulo de su serie Crónicas CienciaFiccionísticas- titulado Se forma la nueva ola y publicado en el Sitio de Ciencia Ficción.

Aun estando, en general, de acuerdo con las apreciaciones del articulista en lo referente a la importancia histórica del movimiento conocido como la nueva cosa (the new thing) o la nueva ola (the new wave) dentro del conjunto de la ciencia ficción, existe no obstante un punto que me gustaría matizar. Para mí la nueva cosa no fue fruto de la evolución, digamos, lineal de la ciencia ficción, sino más bien una especie de ramificación de la misma que, pese a adquirir bastante auge durante los años del hipismo (los denominaremos así para simplificar), acabaría declinando a la par que éste. Por supuesto su influencia quedó allí, para bien o para mal, pero a treinta o cuarenta años vista más me parece a mí un callejón sin salida que una auténtica evolución del género, que a la postre demostró seguir mayoritariamente por otros derroteros.

Evidentemente se trata de mi opinión personal, por supuesto subjetiva, sin pretender por supuesto hacer juicios de valor al respecto. Y tampoco voy a ocultar que esa tendencia de la ciencia ficción jamás me entusiasmó lo más mínimo. Eso sí, siempre tuve la impresión de que, al menos en algunos casos, esas novelas tenían más bien poco de ciencia ficción, al menos tal como yo la entiendo.