Un mundo llamado Badoom





Antes de seguir adelante hemos de hacerles una advertencia: Tienen en sus manos una auténtica joya, nada menos que la primera novela escrita y publicada por uno de los más afamados escritores españoles de ciencia ficción, Ángel Torres Quesada. Y debemos hacerles otra no menos importante: Se trata de la obra primeriza de un joven de apenas veintidós años. No se llamen a engaño; Un mundo llamado Badoom no es, ni de lejos, la mejor novela de nuestro autor gaditano, y en su redacción -que hemos preferido respetar escrupulosamente, salvo en lo referente a la corrección de erratas- se nota la mano de un escritor novel.

Pero no se llamen a engaño; pese a sus limitaciones que nadie, ni siquiera el propio autor, pretende negar, Un mundo llamado Badoom presenta suficientes méritos para que hayamos considerado conveniente reeditarla casi cuarenta años después de que fuera publicada en la colección Luchadores del Espacio. ¿Por qué razones?

Éstas son varias y, a nuestro modo de ver, importantes. En primer lugar se trata del Primer vuelo, por usar la terminología acuñada por la revista Nueva Dimensión, de un escritor de larga, fecunda y contrastada trayectoria literaria dentro de la ciencia ficción española, uno de los más, huelga decirlo, leídos y respetados de todo este mundillo. Y quisiéramos, en complicidad con todos ustedes, que la lectura de esta modesta novelita sirviera no sólo para dar perspectiva a la obra de Ángel, sino también para demostrar que ya por entonces prometía; habría que ver cuántos escritores de postín eran capaces, a la edad a la que escribió Ángel Un mundo llamado Badoom, y sin la menor experiencia previa, de salir adelante como salió éste... Y además con brillantez, puesto que su novela -y hablo con conocimiento de causa, puesto que me he leído todas las de la colección- es de lo mejorcito que se publicó en Luchadores del Espacio. No exagero. A Ángel, y esto se comprueba palpablemente, tan sólo le faltaba práctica para desarrollar la vena de escritor que llevaba dentro, y esto sólo se podía conseguir de una manera: Escribiendo más y publicando más, cosa que no pudo hacer, salvo algún que otro esporádico cuento, hasta que casi diez años más tarde comenzara a publicar sus novelas del Orden Estelar en La Conquista del Espacio, la colección de la editorial Bruguera.

Pero hay más razones. Aunque Un mundo llamado Badoom no tiene nada que ver con el ciclo de novelas de El Orden Estelar -probablemente esto era algo que ni pasó por la imaginación de Ángel cuando la escribió-, en ella ya se apuntan los esbozos de lo que luego sería el universo torresiano -ruego al autor que me disculpe por el neologismo-: tenemos un imperio galáctico, un conflicto colonial, un enemigo galáctico que intenta poner contra las cuerdas a la humanidad, seres telépatas, una heroína que se podría considerar, salvando las diferencias, una Alice Cooper avant la letre, la anécdota incluso de los uniformes militares de color plata y negro... ¿Alguien da más? Amén, claro está, de un argumento entretenido y agradable que permite leer la novela con agrado.

Es una verdadera lástima que Luchadores del Espacio desapareciera tras publicar tan sólo una novela más después de Un mundo llamado Badoom, igual que lo es que Ángel no consiguiera publicar en las colecciones de la editorial Toray, las únicas de ciencia ficción que quedaron a lo largo de los años sesenta una vez desaparecida la colección de la editorial Valenciana; entonces Ángel hubiera podido dar muestras de su buen hacer sin tener que esperar casi una década para demostrarlo. No obstante, el bautismo literario de Ángel en las novelas de a duro -primero en Luchadores, posteriormente en La conquista del Espacio-, algo en lo que nada se diferencia de la mayor parte de los clásicos norteamericanos, dicho sea de paso, demuestra palpablemente algo que, por evidente, no tendría necesidad de ser justificado: Las publicaciones populares, pulps en Norteamérica y novelas de a duro aquí, reunían todas las condiciones para ser un vivero de buenos escritores, al permitirles foguearse en los inicios de sus carreras. Lamentablemente el sistema funcionó muy bien en los Estados Unidos y muy mal en España ya que, salvo en los casos de Ángel y Domingo Santos, junto con el más antiguo de Eduardo Texeira, prácticamente ningún otro escritor logró salvar el foso, tan artificial como real, que tradicionalmente ha separado en nuestro país la ciencia ficción popular de la presuntamente “seria”, que a veces no lo es tanto, recluyendo en este gueto a autores de la talla de Pascual Enguídanos, José Caballer, Ramón Brotóns, José Negri o Vicente Adam, entre otros.

Voy a confesarles una cosa si prometen guardarme el secreto: Nos ha costado trabajo convencer a Ángel para que consintiera darnos permiso para reeditar Un mundo llamado Badoom. Y entendemos plenamente sus razones. A ningún escritor, y juzgo por mi modesto ejemplo, le gusta que le saquen a relucir sus primeras obras a las que suele considerar, normalmente con más razón que un santo, como toscas y sin interés, y asimismo es normal que sienta temor ante una posible reacción de los lectores del tipo “¿y esto tan malo llegaste a escribir?”. Pero en esta ocasión no había motivos para tal temor y así se lo hicimos saber, primero porque la novela no es mala sino simplemente -no podía ser de otro modo- inmadura, y además el interés digamos histórico de la misma justificaba plenamente su recuperación. Evidentemente esperamos que todos ustedes compartan ésta opinión nuestra y que, en lugar de decir lo que reflejábamos hace un momento piensen, como nosotros, que es normal que un escritor como la copa de un pino fuera capaz, a sus veintidós añitos y sin la menor experiencia previa, de escribir ya esas cosas. Ojalá hubiera sido yo capaz de hacerlo entonces aunque, claro está, yo no soy Ángel Torres Quesada. Y envidia que me da, se lo juro.

Por otro lado, y ya para terminar que no es cuestión de marearles demasiado, quiero llamarles la atención sobre el hecho interesante de que, coincidiendo con este número de Pulp Magazine, habrá salido a la venta, publicada por esta misma editorial, la novela Los sicarios de Dios, la última obra escrita por Ángel en plena madurez creativa. De esta manera, podrán ustedes disfrutar, de forma simultánea, tanto del inicio, todavía titubeante pero ya sólido, como del broche de oro de la fecunda carrera literaria de nuestro escritor gaditano. Casi cuarenta años y una amplia bibliografía separan ambas novelas; esperamos que disfruten plenamente de ellas.


Publicado el 28-9-2001 en el nº 5 de Pulp Magazine