José Luis, un referente en la ilustración española
José
Luis en 2013
Nací en 1958 y me crié en la década de los sesenta, lo que me permitió disfrutar -algo por desgracia imposible para los chavales de ahora- de la inmensa oferta de literatura popular que existía entonces. Ciertamente mi etapa de lector voraz tuvo lugar ya iniciados los años setenta, cuando este fenómeno social y cultural tan poco estudiado y tan estúpidamente desdeñado en nuestro país iniciaba un irreversible declive que concluiría con su colapso a finales de los ochenta; pero conviene no olvidar que, además de todo lo que se publicaba, existía también un floreciente mercado de segunda mano que abarcaba desde los entrañables cambios de novelas hasta las librerías de lance, de modo que en realidad yo leía mucho más de lo publicado diez o veinte años antes que de las novedades de entonces, prohibitivas para mi escuálida economía infantil.
Y aunque leía de todo -dadas las circunstancias había que aprovechar hasta los préstamos de los amigos-, lo cierto es que tenía mis preferencias: los tebeos de Bruguera, las historias gráficas -todavía no se hablaba de cómics- de El Capitán Trueno, El Jabato o Hazañas bélicas -nunca me gustaron gran cosa los superhéroes- y, sobre todo, las novelas -todavía no se las llamaba bolsilibros- de ciencia ficción, o del espacio. Curiosamente nunca presté demasiada atención a las bélicas, las del oeste no me gustaban y, huelga decirlo, ni me planteaba leer las de chicas. Mi acercamiento a la ciencia ficción fue, como cabe suponer, por puro tanteo cuando contaba alrededor de unos diez años, y ya desde el primer momento me atrapó.
Mi inicio en el género fue a través de la colección Luchadores del Espacio, desaparecida varios años atrás -a principios de 1963, bastante antes de que me pudiera interesar por ella- pero todavía omnipresente en los cambios de novelas y en las librerías de lance. Fue en una de estas últimas, en mi Alcalá de Henares natal, donde compré los primeros ejemplares, correspondientes a los últimos números de la colección... y desde entonces ya no pude parar. Cuando poco después cerró, para mi desgracia, esta librería, hube de buscarme la vida en los cambios de novelas -no sin malas caras paternas- y, sobre todo, aprovechando los viajes veraniegos a Valencia, en los que me las apañaba para volver a casa, contra viento y marea, con un buen puñado de novelas en el maletero del coche. Finalmente, y tras el paréntesis marcado por mis estudios universitarios y el servicio militar, lograría completar la colección gracias a mis tenaces viajes al Rastro madrileño; pero ésta es otra historia.
Centrémonos, pues, en mi fascinación por las novelitas de Luchadores del Espacio. No eran éstas las únicas que pasaban por mis manos, estaban también las de la editorial Toray y, a partir de 1970, las del gigante Bruguera; pero aunque también las leía, me llamaban mucho menos la atención. Analizándolo de un modo objetivo aún hoy la calidad de las novelas de Bruguera me sigue pareciendo, en general, bastante inferior a la de sus homólogas de Valenciana y Toray, a excepción claro está de algunos escritores como Ángel Torres Quesada o Luis García Lecha; pero en realidad la diferencia entre estas últimas tampoco era demasiado grande... aunque a mí entonces me parecía un abismo.
No me resulta fácil discernir las razones de esta predilección, ya que si bien Luchadores contaba con joyas como la Saga de los Aznar y con varios escritores excelentes además de Pascual Enguídanos, no es menos cierto que también los había mediocres e incluso algún que otro decididamente infumable, al tiempo que Toray contaba a su vez con pesos pesados de la talla de Luis García Lecha, Juan Gallardo o Enrique Sánchez Pascual. Así pues, ¿dónde radicaban las diferencias?
Una de ellas, no sé si la única y ni siquiera si la más importante, pero sin duda fundamental, fueron las portadas. Cualquiera que haya llegado a conocer los años en los que la literatura popular abarrotaba los quioscos, convendrá conmigo en que las editoriales intentaban por todos los medios que sus libros, tebeos o historietas te entraran literalmente por los ojos, razón por la cual solían cuidar bastante las portadas. Y aunque la calidad de las mismas era muy variada, en general puede decirse que fueron muchos y muy buenos los dibujantes que dieron muestras de su buen hacer en este modesto, pero importante, campo de la industria editorial. De hecho, no era nada infrecuente que tras una atractiva portada se escondiera un texto mediocre, para decepción de los chasqueados lectores.
Valenciana no fue una excepción a esta regla, contando en su plantilla con varios portadistas -no hablo de los dibujantes de historietas- de la calidad de Desiderio Lozano, Tomás Porto, José Luis Macías, Vicente Ibáñez o José Lanzón, entre otros. En general estos dibujantes no estaban especializados en ningún género en particular, sino que ilustraban las portadas de las distintas colecciones que la editorial sacaba al mercado:Florida, Comandos, Luchadores del Espacio, Policía Montada, Western... lo cual dotaba a las novelas de Valenciana de unas características propias fáciles de identificar frente a las de otras editoriales.
Primera portada de Luchadores
del Espacio dibujada por José Luis
En lo que respecta a las colecciones de ciencia ficción, que es el género que mejor conozco, creo no exagerar si afirmo que las mejores portadas, en su conjunto, fueron con diferencia las de Luchadores del Espacio. Cierto es que en sus inicios Espacio de Toray también las tenía magníficas, en especial las de Chabril, seudónimo de Joaquin Chacopino Fabre (Barcelona, 1926 - Calafell, 2014); pero con el tiempo su estilo fue evolucionando, a peor para mi gusto, por lo que sólo las de su primera etapa llegan a ser comparables con las de su competidora. También Naviatom, de la editorial Manhattan, contó con unas espléndidas portadas, pero esta efímera colección tan sólo llegó a publicar cuatro títulos. El resto de las colecciones, incluyendo las de Bruguera, estaban ya a un nivel claramente inferior.
Aunque fueron al menos diez los dibujantes que ilustraron las portadas de Luchadores del Espacio, tan sólo a tres de ellos se les puede considerar habituales de la colección: José Luis Macías, Vicente Ibáñez y José Lanzón, y de ellos el primero fue con diferencia el más prolífico ya que 161 de las 234 portadas, más de las dos terceras partes del total, salieron de sus manos, frente a 34 de Ibáñez y 29 de Lanzón. Estas cifras, unidas a que Macías desempeñó su labor con anterioridad a sus dos compañeros, hacen que se identifique su obra con Luchadores del Espacio, al igual que solemos identificar al Capitán Trueno con Ambrós pese a que este héroe medieval fue plasmado gráficamente por otros muchos dibujantes, algunos de ellos magníficos.
Cabe reseñar que, tal como me explicó él mismo, en el momento de comenzar a dibujar las portadas de Luchadores del Espacio carecía de fuentes de inspiración, ya que la ciencia ficción norteamericana contemporánea suya -la de la Edad de Oro- era prácticamente desconocida en España. Así pues, hubo de confiar mucho en la intuición y realmente no le salió mal la cosa, puesto que sorprendentemente sus dibujos resultaron ser muy parecidos al esquema desarrollado en los pulps americanos, con un amplio despliegue de BEMs -o monstruos de ojos saltones-, chicas exuberantes pese al férreo control de la censura y parafernalia técnica -astronaves, platillos volantes, escafandras, armas...- de todo tipo con un atractivo aspecto retro. Las limitaciones técnicas del método de impresión utilizado por la editorial, una tetracromía, tuvieron también bastante que ver en el aspecto final de las portadas ya que, imposibilitados los dibujantes de utilizar gamas de colores, e incluso de algunas tonalidades como las grises, se vieron obligados a recurrir a tintas planas de fuerte contraste con profusión en el uso del negro, lo que provoca ese aspecto deliciosamente antiguo de las novelas. Y por supuesto, además de precursor se convirtió un referente obligado de la ciencia ficción gráfica española.
Como anécdota, cabe reseñar que las portadas de Luchadores del Espacio pretendían hacer alusión al argumento de las novelas que ilustraban, para lo cual los autores entregaban un pequeño guión en el que detallaban la escena elegida, algo necesario ya que, a causa del ritmo de trabajo impuesto por la editorial, a los portadistas no les era posible leer previamente los originales. Estas indicaciones no siempre eran suficientes, por lo que en estos casos José Luis se veía obligado a inventarse las portadas por su cuenta y riesgo ya sin la menor relación con el argumento... en general, con magníficos resultados.
Pero, ¿quién era José Luis? José Luis Macías Sampedro, éste es su nombre completo, nació en Andújar en 1929, y en 1945 se trasladó a Valencia para estudiar Bellas Artes, siendo discípulo durante cinco años del pintor Fernando Rodríguez Beut, uno de los muchos artistas republicanos a los que el franquismo arruinó sus carreras. Era plena posguerra y no corrían buenos tiempos en nuestro país, por lo que tuvo que simultanear sus estudios con diferentes trabajos como cartelista de cine, dibujante de patrones de costura o decorador de ninots falleros. Asimismo, tras conocer a José Soriano Izquierdo, responsable de las publicaciones de la Editorial Valenciana, comenzó a colaborar esporádicamente en ella.
Una vez terminados sus estudios se incorporó al servicio militar en la Capitanía General de Sevilla, donde por encargo de sus superiores se dedicó a pintar retratos. Una vez licenciado volvió a Valencia, trabajando de forma puntual en distintas publicaciones de Valenciana tales como Roberto Alcázar y Pedrín, donde sustituyó por enfermedad durante dos números al ayudante de Eduardo Vañó, el dibujante de la serie, dibujando los cuerpos y los fondos de las viñetas mientras Vañó realizaba las cabezas, o Pumby, de la que dibujó una o dos portadas como orientación para las siguientes que correrían ya a cargo de José Sanchís. Aunque a José Luis, según sus propias palabras, no le desagradaba este trabajo, su falta de continuidad le encaminó hacia su especialización como portadista dentro de la misma editorial.
Última portada de
Luchadores del Espacio dibujada por José Luis
José Luis contaba con tan sólo 25 años cuando en 1954 se convirtió en el ilustrador de la colección Luchadores del Espacio. No fue él el autor de las primeras portadas, ya que la que inauguraba la colección -Los hombres de Venus- está firmada por Lozano y las tres siguientes por Tomás Porto, otros dos dibujantes de la casa, mientras se desconoce quien pueda ser el autor de la número 5, Pánico en la Tierra, que fue publicada sin firma.
Así pues, su primera portada fue la correspondiente al número 6 de la colección, La horda amarilla. A partir de este momento la colaboración de José Luis se mantendría prácticamente ininterrumpida durante seis años -entre 1954 y 1960- hasta el número 170 de la colección junto con la tardía del número 199, contabilizándosele el total ya mencionado de 161 portadas. Su posterior promoción artística y profesional le alejó de la colección y de la Editorial Valenciana, siendo reemplazado en su labor de portadista por Ibáñez. No obstante la imagen clásica de las novelas de Luchadores del Espacio se debe a él, ya que el cambio de dibujante, a diferencia de las colecciones de otras editoriales, no acarreó una variación significativa del estilo.
Además de su labor en Luchadores del Espacio, sin duda su obra maestra dentro de este campo, José Luis dibujó numerosas portadas para las novelas de las colecciones Comandos y Policía Montada, ambas de Valenciana, y realizó asimismo incursiones en el mundo de loscómics, siendo autor de las series Linda y Bing y Jimi y Puck en Mariló, y de Zhar el justiciero en Juventud Audaz. Colaboró también en Jaimito y en las portadas de las historias gráficas de la Colección Comandos, homónima de los bolsilibros citados.
Fuera de Valenciana en 1950 dibujó para la editorial Jovi la serie Gary Cooper, en 1956 los cuadernillos de aventuras Boro-Kay publicados por la editorial Carsoto y en 1958 portadas para Can Can, una de las muchas publicaciones de Bruguera. Mucho más importante fue su paso por la editorial Creo, de la que fue cofundador en 1958 y en la que intentó dar salida a sus inquietudes artísticas y profesionales, poniendo fin a su etapa de portadista de Luchadores del Espacio. La nueva aventura duró tres años, durante los cuales José Luis publicó las series Capitán Hispania, Davi Roy, Áyax el Griego, Ric Rice, Diana, flores del azahar, La Máscara y Hombre de Ley.
Finalmente Creo se vería obligada a cerrar a causa de las dificultades de distribución, que redundaban en una escasa rentabilidad. A ellas hubo que sumar también el excesivo trabajo de los autores y el hecho de que todos sus componentes, José Luis entre ellos, comenzaron a colaborar en editoriales inglesas y belgas, lo que les abrió las puertas de unos mercados mucho más maduros y con más perspectivas de futuro que el escuálido español. José Luis pudo dar así un salto muy importante en su carrera al precio de perderse su talento, como en tantos otros casos, para nuestro país.
Fruto de esta nueva etapa artística fueron trabajos tan dispares como las historietas de episodios bélicos de la colección Battle Picture Library, de la editorial londinense Fleetway, ilustraciones de relatos infantiles y juveniles e incluso christmas navideños que llegaron a ser muy apreciados en Gran Bretaña.
A partir de los años sesenta trabajó para varias editoriales dedicándose a la ilustración de libros. Fue director artístico de la editorial Gaisa, galardonada en 1962 con el prestigioso Premio Lazarillo de literatura infantil y juvenil en su modalidad de obra editorial. En 1967 ilustró una Vida de Jesús, publicada por Gaisa, a la que considera su obra más importante, la cual alcanzó un notable éxito siendo traducida a varios idiomas y vendida en más de veinte países, siendo hoy en día prácticamente inencontrable. A través de Gaisa colaboró también con la editorial belga Hemma durante más de treinta años, desde 1965 hasta 1996, en que ésta desapareció.
Colaboró también con la editorial Marfil ilustrando los cuentos de la serie Ladis, de José María Sánchez Silva, lo que le valdría el premio Hans Christian Andersen -único galardón otorgado a españoles- y el de la Comisión Católica Española de la Infancia, ambos en 1968.
Portada inédita de
José Luis para Fabricantes de Sueños 2004
Ya en los años noventa José Luis se internó en las nuevas tecnologías diseñando los fondos para la serie de animación de la productora británica Cosgrove Hall basada en los conocidos libros de la serie Mundodisco, de Terry Pratchett.
No podemos olvidar en modo alguno su extensa obra pictórica, que cuenta en su haber con varias exposiciones tanto en galerías españolas (Amics, 1979, Alicante; Puchol, 1984, Segrelles, 1991 y Artis, 2001, en Valencia; Art Dam, 2001, Castellón; CC22, 2009, Madrid) como en la Bienale Ilustracii de Bratislava y en la Mostra Degli Ilustratori de Bolonia.
Olvidadas durante muchos años, salvo para los coleccionistas, en estos últimos años sus portadas han experimentado un más que merecido reconocimiento. En mayo de 2003 intervino en Valencia en los actos conmemorativos del cincuentenario de la colección Luchadores del Espacio, donde tuve ocasión de conocerle personalmente, y en diciembre de ese mismo año se inauguró en la localidad valenciana de Mislata la exposición titulada Del libro al cómic a través de José Luis Macías Sampedro. Entre el 29 de octubre y el 6 de noviembre de 2004 se expusieron sus portadas en las I Jornadas del Cómic de San Sebastián dentro de las actividades de la XV Semana de Cine Fantástico y de Terror de la capital guipuzcoana, acto que quedó reflejado en el número 3 de la revista Flash-Back. Nueve años más tarde, en junio de 2013, se repetiría la exposición en Madrid, en esta ocasión en el marco del Festival de Cine Fantástico Nocturna. Y desde 2013 los premios de ilustración convocados por Flash-Back en la localidad valenciana de Alcira pasaron a denominarse Premios de Ilustración y Pintura José Luis Macías.
Portada inédita de
José Luis para la revista Hyperspace
Por último, es preciso reseñar que en 2004 tuvo un retorno fugaz a sus orígenes dibujando la portada del Fabricantes de sueños de ese año, editado por la AEFCFT, y en 2018 ilustró la portada del número 1 -lamentablemente el único- de la revista Hyperspace. Porque José Luis sigue pintando y pasándolo bien, según sus propias palabras. Ojalá sea por mucho tiempo.
Bibliografía
Impresa
Del libro al cómic a
través de José Luis Macías Sampedro. Ayuntamiento de
Mislata, 2003.
José Luis Macías. Ilustrando el futuro
. Flash-Back nº 3 (I Jornadas del cómic de San Sebastián).
Ediciones Flash-Back. Valencia, 2004.
José Luis Macías
Sampedro. El andujareño narrador de historias gráficas .
Andújar, historias ocultas, nº 29. Andújar,
2007.
José Luis Macías Sampedro. Catálogo de la
exposición. Galería de arte CC22. Madrid, 2009.
En internet
Artículos en la Wikipedia:
-José Luis Macías Sampedro
-Editorial Valenciana
-Editorial
Creo
Otras páginas:
-Tebeosfera
-Rescepto
Y en mi
página personal:
-José Luis Macías, portadista de Luchadores del
Espacio
-Los portadistas de Luchadores del Espacio
Portadas de José Luis en Luchadores del Espacio
Nº | Título | Nº | Título | Nº | Título |
6 | La horda amarilla | 60 | Extraño visitante | 116 | La amenaza de Andrómeda |
7 | Policía sideral | 61 | Más allá del Sol | 117 | El silencio de Helión |
8 | La I.P. nº 1 en peligro | 62 | Los hombres de Alfa | 118 | Ventana al infinito |
9 | Rumbo a lo desconocido | 63 | Entropía | 119 | El planeta errante |
10 | Los hombres araña de Júpiter | 64 | Marte, el enigmático | 120 | Regreso a la patria |
11 | La abominable Bestia Gris | 65 | ¡Atención... Platillos volantes! | 121 | Lucha a muerte |
12 | La conquista de un imperio | 66 | Raza diabólica | 122 | Cautivos del espacio |
13 | El reino de las tinieblas | 67 | Un astro en el camino | 123 | Vacío siniestro |
14 | Dos mundos frente a frente | 68 | Intruso sideral | 124 | Detrás del universo |
15 | Salida hacia la Tierra | 69 | Llegó de lejos | 125 | ¡Karima! |
16 | Venimos a destruir el mundo | 70 | Cuando el monstruo ríe | 126 | El bosque petrificado |
17 | Guerra de autómatas | 71 | Heredó un mundo | 127 | Energía Z |
18 | Piratas del espacio | 72 | Desterrados en Venus | 128 | Fantasmas siderales |
19 | Errantes en el infinito | 73 | La legión del espacio | 129 | El túnel trasatlántico |
20 | El misterio de los hombres de piedra | 74 | Bolas blancas de Yereblu | 130 | El mundo subterráneo |
21 | Trágico destino | 75 | La ciudad submarina | 131 | Entre Marte y Júpiter |
22 | Si los mundos chocan | 76 | Pánico en los espacios siderales | 132 | Separación asteroidal |
23 | Redención no contesta | 77 | El mundo sumergido | 133 | Náufragos del universo |
24 | Mando siniestro | 78 | Base Sakchent nº 1 | 134 | La isla de otro mundo |
25 | División X | 79 | Sosias infernales | 135 | El tiempo desintegrado |
26 | Robinsones cósmicos | 80 | Gan-X | 136 | El conquistador del mundo |
27 | Muerte en la estratosfera | 81 | Ellos están aquí | 137 | El ejército sin alma |
28 | Destructores de mundos | 82 | El enigma del C.O.E. | 138 | Mensajes de muerte |
29 | D-3, base de monstruos | 83 | La gran amenaza | 139 | Motín robótico |
30 | El enigma de Acrón | 84 | Los mares vivientes de Venus | 140 | Cita en la Luna |
31 | Apocalipsis atómica | 85 | ¡Piedad para la Tierra! | 141 | Misterio en la Antártida |
32 | ¡Ha muerto la Tierra! | 86 | Despertar en la Tierra | 142 | Cosmoville |
33 | Invasión nahumita | 87 | El mundo perdido | 143 | Ataúdes blancos de Oberón |
34 | Mares tenebrosos | 88 | La sinfonía cósmica | 144 | Nosotros, los marcianos |
35 | Contra el imperio de Nahum | 89 | El hombre de ayer | 145 | El doble fatal |
36 | La guerra verde | 91 | La muerte flota en el vacío | 146 | La ruta perdida |
37 | Amenaza latente | 92 | Cuarta dimensión | 147 | Embajador en Venus |
38 | Los hombres de Noidim | 93 | ¡Luz sólida! | 148 | El astro prohibido |
39 | La nueva patria | 94 | Hombres de titanio | 149 | Niebla alucinante |
40 | El hombre rojo de Tacom | 95 | ¡Ha muerto el Sol! | 150 | La hierba del cielo |
41 | El reino de las sombras | 96 | Exilados de la Tierra | 151 | ¡Nos han robado la Luna! |
42 | Las bases de Tarka | 97 | El imperio milenario | 152 | Rutas ignoradas |
43 | El Kipsedón sucumbe | 98 | Topo-K | 153 | Un cadáver en el aerolito |
44 | Motín en Valera | 99 | El fin de la Base Titán | 154 | La diosa de venusio |
45 | El enigma de los hombres planta | 100 | Pasaron de la Luna | 155 | Condenados a morir |
46 | El azote de la humanidad | 101 | La amenaza tenebrosa | 156 | La barrera de las sombras |
47 | La ruta de Marte | 102 | El gran fin | 157 | Las huellas conducen... al infierno |
48 | Expedición al éter | 103 | Intriga en el año 2000 | 158 | El planeta de nadie |
49 | Fugitivos en el cosmos | 104 | El extraño profesor Addington | 159 | Regresaron dos muertos |
50 | Avanzadilla a la Tierra | 105 | Sin noticias de Urano | 160 | El mundo de los seres condenados |
51 | Amor y muerte en el Sol | 106 | Acción inaudita | 161 | El planeta maldito |
52 | Fymo, nuevo mundo | 107 | El horror invisible | 162 | Asesino interplanetario |
53 | Tierra de enigmas | 108 | Más allá de Plutón | 163 | Extraños en la Tierra |
54 | Asteroide maldito | 109 | La revancha de Zamok | 165 | La nave de plata |
55 | Operación Cefeida | 111 | El experimento del doctor Kellman | 166 | Los aventureros de Júpiter |
56 | El Atom S-2 | 112 | Los habitantes del astro sintético | 168 | Donde empieza el límite |
57 | El coloso en rebeldía | 113 | Los muertos atacan | 170 | Eratom 225 |
58 | La Bestia capitula | 114 | La última batalla | 199 | Diablos en la ionosfera |
59 | El enigma cósmico | 115 | 1958: Objetivo Luna |
Publicado en el número 1 de Hyperspace
en 2018
Actualizado el 12-3-2022