Estigia
Creo no exagerar si afirmo que la publicación de una nueva novela de Ángel Torres ha de ser siempre motivo de satisfacción para los aficionados, máxime cuando conseguirlo en estos tiempos que corren es una tarea digna de Hércules incluso para alguien tan consagrado como él, que a estas alturas no tiene ya que demostrar su valía. Sin embargo Estigia, el penúltimo título publicado por nuestro autor gaditano -el último es la esperada y recién aparecida El aliento de la oscuridad- puede ser considerado, por varias razones, una obra maldita cuyo infernal título dudo mucho que sea casual.
Para empezar, y pese a que Estigia apareció en 2011, no fue sino hasta finales de 2013 cuando logré enterarme de su existencia, y eso que suelo estar muy pendiente de las novedades de Ángel, hasta el punto de poder presumir de tener su obra impresa prácticamente completa, bolsilibros incluidos. La razón, creo, es que fue publicada de forma poco menos que clandestina, sin ningún tipo de publicidad ni información al respecto, y si algún lector piensa que no fue así, le ruego que me saque de mi error. Estigia fue editada por el sello, para mí desconocido, de Atanor Ediciones dentro de la colección Imagina, dedicada según se indica en la solapa del libro a desafiar a los lectores con lo último en fantasía, ciencia ficción y terror en español, prometiendo atraparlo por el misterio y la aventura en estado puro.
Lamentablemente estas buenas intenciones duraron poco. Según la excelente base de datos de Tercera Fundación, mucho mejor enterada que yo, la colección Imagina tan sólo abarcó tres números, la ya citada Estigia y Satán Madrid, de Miguel Ángel Linares, y Prohibido salir con el cliente, de David Mateo, ambas de terror, publicadas respectivamente en 2011 y 2012. Aunque desconozco los avatares por los que pasó esta quijotesca editorial, lo cierto es que ha desaparecido del mapa y su página web está cerrada, sin que ni siquiera los autores, al menos Ángel, sepan nada al respecto. La crisis no sólo económica, sino también la editorial, debió de llevársela por delante, al igual que otros muchos pequeños sellos, a poco de iniciar su andadura.
Pero al menos tenemos el libro, que desde luego había merecido una promoción mejor. Estigia es una novela corta de poco más de 150 páginas impresas con un cuerpo de letra generoso, lo que quiere decir que se trata de un texto relativamente breve que contrasta vivamente con los ladrillos -me refiero a su tamaño y su peso, no a su hipotética carencia de valor literario- a los que nos tienen acostumbrados los escritores anglosajones actuales. Pero como dijo Baltasar Gracián lo bueno, si breve, es dos veces bueno, y les puedo asegurar que Estigia es Ángel Torres en estado puro y que su brevedad no impide que la narración sea intensa y que no tenga desperdicio alguno. Y además, como marca de la casa, cuenta con el dinamismo típico de las obras de su autor, que podrán gustarte o no, pero nunca te aburrirán. Lo que no es poco.
La novela -no me gusta el término anglosajón novelette y llamarla novelita me parece ridículo- reúne además ese cóctel de ciencia ficción, fantasía y terror, todo en uno, que con tanta habilidad sabe manejar nuestro autor. Por su ambiente, una colonia perdida en las profundidades del universo, es claramente de ciencia ficción, entroncando en la tradicional space ópera de la obra de Torres Quesada, por más que la narración carezca de viajes espaciales salvo como referencias secundarias. Por la amenaza que se cierne sobre los colonos, materializada en unos extraños seres alienígenas que les están abocando a la extinción, recuerda a otras obras suyas de terror oscuro tales como El aliento de la oscuridad y su precedente El círculo de piedra, e incluso a la Trilogía de las Islas, con una humanidad inerme frente a la mortal amenaza de unos seres de pesadilla que semejan ser la materialización de nuestros terrores más atávicos.
Por último, su ambientación post-apocalíptica, con los escasos supervivientes de la catástrofe luchando desesperadamente por su supervivencia en un mundo que se les ha vuelto repentinamente hostil, nada tiene que envidiar, sino quizá justo al contrario, a tantas y tantas novelas y películas de origen anglosajón, gran parte de ellas sobrevaloradas. De hecho, estoy convencido de que de Estigia podría salir un excelente guión para una película que sin duda podría dar sopas con honda a la mayoría del cine de encefalograma plano, incluyendo a la mayor parte de las películas de ciencia ficción, estrenado en estos últimos años. Pero como Ángel Torres nació en Cádiz y no en Nueva York, o en cualquier otra ciudad de allende el Atlántico Norte, mucho me temo que jamás lo veremos.
Poco más puedo decir sin reventarles la novela, salvo que en ella las cosas no son como pudiera parecer al principio y que sin duda se llevarán una sorpresa conforme la vayan leyendo, tal como me ocurrió a mí. Y ésta es precisamente otra de las causas de su malditismo, ya que la narración es áspera y sin concesiones, sin que falten las referencias veladas, aunque certeras, a la situación política actual, al tiempo que Ángel renuncia deliberadamente, algo que yo le agradezco encarecidamente, al manido y por lo general ñoño final políticamente correcto, tantas veces metido con calzador, aunque no venga a cuento... porque la vida es así, por desgracia, y no como nos quieren vender la mayor parte de las edulcoradas películas yankis salvo algunas, como la excelente Match Point de mi admirado -aunque no siempre- Woody Allen. ¿O no?
Publicado el 26-1-2014 en el Sitio de Ciencia Ficción