Siglas del término inglés Terrestrial Return Vehicle, Vehículo de retorno terrestre en español, con las que ha sido bautizado el proyecto de un vehículo espacial no tripulado ideado para enviar a la Tierra muestras de los experimentos científicos realizados en la Estación Espacial Internacional sin necesidad de tener que esperar, tal como ocurre actualmente, a que éstas sean traídas en alguna de las misiones periódicas, tripuladas o no, que utilizan vehículos retornables.

El TRV sería transportado hasta la EEI por una nave de carga de las que ya se utilizan para enviar suministros y equipamiento a su tripulación, pudiendo ser enviado de vuelta a la Tierra de forma autónoma cuando sea necesario. Su tamaño será pequeño, de poco más de un metro de longitud, y su capacidad de carga de alrededor de unos 30 litros, pero será capaz de aterrizar de forma autónoma.

Su desarrollador será la empresa privada Intuitive Machines, y está previsto que los primeros ensayos de vuelo tengan lugar a lo largo de 2016.