Los antiguos abrevaderos
Alcalá, como prácticamente todas las poblaciones españolas, siempre tuvo abrevaderos hasta que los avances tecnológicos y las normativas sanitarias los convirtieron en innecesarios. No fue así, evidentemente, cuando el ganado resultaba indispensable como medio de transporte, de trabajo o simplemente como fuente de alimentos antes de que se prohibiera mantenerlo dentro de las poblaciones -llegué a conocer dos vaquerías junto a la plaza de los Santos Niños-, siendo habitual la presencia tanto de caballos, mulas y asnos como de rebaños de ovejas.
Por esta razón los abrevaderos eran imprescindibles para dar de beber a los animales, motivo por el cual durante siglos fueron un elemento habitual de lo que ahora se denomina mobiliario urbano, en estrecha hermandad con unas fuentes no menos importantes cuando salvo contadas excepciones las viviendas no solían contar con agua corriente. De hecho, las fuentes con pilón podían ser utilizadas como abrevaderos y los abrevaderos solían contar con algún caño para llenar los cántaros y otros recipientes en los que se recogía el agua para uso doméstico.
Fueron bastantes, pues, los abrevaderos con los que contó Alcalá a lo largo del tiempo; pero no es mi intención dar una relación histórica de ellos primero porque excedería de las intenciones de este artículo, y segundo porque esta labor ya la realizó, mucho mejor de lo que podría hacerlo yo, Rafael Fernández López en su monumental trabajo Alcalá de Henares. Fuentes documentales para la historia cotidiana de las obras hidráulicas, públicas y otros aspectos urbanos1, al cual remito a quien esté interesado en este tema.
Mis pretensiones son mucho más modestas, limitándome a recordar aquellos abrevaderos que o bien han llegado hasta nuestros días, por desgracia muy pocos, o bien desaparecieron en fechas relativamente recientes conservándose registros gráficos de ellos, algunos de los cuales quedaron grabados en los recuerdos de la infancia. No son demasiados, alrededor de media docena, a los que hay que sumar las fuentes que, aun siendo su función principal el abastecimiento humano, contaban con un pilón que tal como he comentado podía ser utilizado para que abrevaran los animales. Obviamente me referiré sólo a los situados en las vías públicas, puesto que como cabe suponer en las fincas, granjas y otros recintos privados en los que existía ganado también se contaría con ellos.
Las fuentes de los Cuatro caños y de la plaza de Palacio
La fuente de los
Cuatro Caños en la plaza de San Diego, frente al cuartel de
Caballería
Podemos empezar con dos fuentes emblemáticas que contribuyeron a saciar la sed de los alcalaínos, la de los Cuatro Caños y la de la plaza de Palacio. La primera, que acabó bautizando popularmente a esta céntrica plaza -su nombre es en realidad el de Puerta de Mártires- pese a que sólo estuvo ubicada allí diecinueve años, se encontraba inicialmente en el lateral norte de la plaza de Cervantes, entre la calle Mayor y la de Libreros, siendo trasladada en 1874 a la plaza de San Diego -entonces contaba tan sólo con dos caños- y en 1949 a la que se convertiría su ubicación definitiva, la citada Puerta de Mártires, hasta que el Ayuntamiento decidió demolerla en 1968 en un absurdo arranque de modernidad. Habría que esperar hasta 1991 para contar con una réplica que se instaló en el mismo lugar, la cual fue arrinconada tras una reforma de la plaza en 2019 -hasta entonces había aguantado otros 27 años- que la privó incluso de algo tan fundamental en una fuente como el agua, siquiera como motivo ornamental. Al parecer alguien le debía de tener ojeriza, aunque no es éste el momento de comentar mis sospechas.
La fuente de la
plaza de Palacio. Fotografía tomada de Alcalá en las
colecciones fotográficas2
Durante los tres cuartos de siglo en los que la fuente permaneció en la plaza de San Diego ésta fue utilizada por los militares de Caballería que ocupaban el vecino cuartel del Príncipe como abrevadero de sus monturas, y lo mismo ocurrió a nivel civil con la fuente de la plaza de Palacio, tal como refleja la fotografía que reproduzco.
El abrevadero de la Puerta de Mártires
El
abrevadero de los Cuatro Caños. Fotografía tomada de Memoria
gráfica de Alcalá (1860-1970)
En cuanto a los abrevaderos propiamente dichos, del que se tiene constancia gráfica más antigua es del que existió en la confluencia de las actuales calles de Sebastián de la Plaza y Antonio Machado, entonces un solar ahora ocupado por el edificio de la antigua residencia militar, siendo asimismo el que antes desapareció de todos los aquí reseñados. Según Manuel Vicente Sánchez Moltó, que es quien dio a conocer la fotografía en el libro Memoria gráfica de Alcalá (1860-1970)3, ésta es obra de E. de Nueda y está fechada en la década de 1920.
La fotografía es muy interesante, por lo que conviene fijarse en los detalles. Está tomada desde el interior del solar, y por lo que se puede apreciar el abrevadero -sabemos que era tal por su pilón alargado y estrecho- debía encontrarse aproximadamente a la altura de la línea actual de la fachada. A la izquierda unos peldaños indican que el empedrado interior estaba a un nivel más bajo que la calle, lo que parece indicar que se había construido aprovechando un desnivel.
El abrevadero tenía un pilón situado a la mitad -lo más habitual era que se encontrara en un extremo- que parece ser la base de una farola, aunque al taparlo parcialmente la mujer que aparece de espaldas no se puede ver con claridad y sólo se aprecia un caño de los al menos dos, uno a cada lado, con los que debía contar.
La ubicación del abrevadero en este lugar tiene su explicación. Según Rafael Fernández López en la vecina Puerta de Mártires -o la futura plaza de los Cuatro Caños, como se prefiera-, junto al colegio de Jesuitas, se encontraba el arca de agua, un depósito que recogía el aporte del viaje procedente del prado de Villamalea, situado al norte del actual campus al otro lado de la carretera de Meco, el cual discurría ésta y por las eras de San Isidro hasta desembocar allí, desde donde el agua se repartía por diferentes fuentes de la ciudad. Así pues tenía su lógica que se construyera allí, máxime dada su cercanía a las eras de San Isidro donde se celebraba anualmente la feria de ganado de San Bartolomé y donde también eran comunes tareas agrícolas como la trilla, en la que se utilizaban animales de tiro.
Detalle del
parcelario de 1870. Se aprecia el pilón circular de
la fuente
rodeado por un círculo de lo que parecen ser bolardos
De hecho, siempre siguiendo a Rafael Fernández López, con anterioridad a éste hubo otras fuentes o abrevaderos en esta zona. En el parcelario de 1870, donde la fuente de los Cuatro Caños todavía se encuentra ubicada en la plaza de Cervantes, aparece dibujada lo que parece ser otra fuente circular en el mismo lugar que finalmente ocuparía ésta tras su paso por la plaza de San Diego, tal como he explicado. Lamentablemente no es posible precisar más ni existen fotografías de ella. Según indica Pilar Lledó4 ésta era la que los documentos de la época denominan fuente de Lucena, que sufrió varias remodelaciones a lo largo del tiempo. Unas obras de remodelación y nivelación de la zona en 1897 provocaron que fuera desmontada, aprovechándose los materiales para construir el abrevadero frente al lateral del antiguo colegio de Jesuitas.
Detalle del
plano publicado en 1948. El abrevadero está marcado con un
círculo rojo
1.- Calle Antonio Machado. 2.- Puerta de Mártires
(Cuatro Caños). 3.- Avenida de Guadalajara
Tenemos una referencia gráfica posterior del abrevadero en un plano incluido en el libro Análisis de Alcalá de Henares. Estudio de las poblaciones españolas de más de 20.000 habitantes (I)5. Se trata de una versión actualizada del parcelario de 1870, pero aunque el libro fue publicado en 1948 el plano es al menos veinte años anterior, puesto que en él aparece todavía el espigón que remataba la fachada del colegio de Jesuitas que no fue derribado hasta 1928. Y, aunque no con demasiado detalle, se aprecia el abrevadero junto a la entonces calzada de la carretera general, la actual calle de Antonio Machado.
En 1941 el Ayuntamiento acordó ceder al Ejército el terreno en el que se encontraba el abrevadero para que éste construyera allí la residencia de suboficiales, la cual fue inaugurada dos años más tarde junto con la de oficiales de la calle Azucena, también levantada sobre un solar municipal. Esto supuso el fin del abrevadero ya que en lugar de trasladarlo a otro lugar cercano fue desmontado, aunque en 1949 la fuente de los Cuatro Caños, que hasta entonces había tenido tan sólo dos, fue trasladada desde la plaza de San Diego a la misma ubicación que tuviera hasta finales del siglo XIX la fuente de Lucena.
Aspecto
actual del lugar donde se encontraba el abrevadero
Pese a no tener nada que ver con el propósito de este artículo, conviene reseñar otro detalle interesante de la fotografía: la fachada del colegio de Jesuitas, entonces ocupado por el cuartel de Mendigorría, que daba a la calle Sebastián de la Plaza conectando con la fachada principal de la calle Libreros a través del característico chaflán que la remata por los Cuatro Caños. Esta ala del antiguo colegio, que se aprecia bastante deteriorada, desapareció con posterioridad a la Guerra Civil durante las obras de ampliación del cuartel iniciadas en 1943, estando ocupado ahora su solar por un edificio de diseño contemporáneo construido a raíz de su adaptación en la década de 1990 para sede de la Facultad de Derecho.
Por lo que yo recuerdo, ya a partir de la década de 1960, junto al chaflán donde ahora se encuentra la entrada a la facultad existía una vivienda destinada a residencia del jefe militar del cuartel, y a lo largo de la calle Sebastián de la Plaza había una simple tapia que encerraba unos barracones militares, todo lo cual fue demolido y sustituido por el edificio actual. Evidentemente se podría haber aprovechado la ocasión para construir una fachada más acorde con la original, parecida a la de la calle Libreros, pero ya se sabe que los criterios de los arquitectos no suelen coincidir con los del común de los mortales.
El abrevadero del Chorrillo
El abrevadero
del Chorrillo. Fotografía de la Fototeca Municipal
Estaba situado como su nombre indica en el Chorrillo, barrio que le debe el nombre, al final del paseo de los Pinos en su confluencia con la calle Torrelaguna y la antigua carretera, hoy avenida, de Daganzo. De acuerdo con la topografía urbana actual su ubicación vendría a coincidir de forma aproximada con la calzada de la rotonda de la bandera o con el extremo del parque que linda con ella. Justo enfrente, al otro lado de la carretera donde ahora hay un supermercado, se encontraba el popular merendero del Chorrillo, también desaparecido.
El abrevadero, que perduró hasta finales de la década de 1960 o los primeros años de la de 1970, estuvo durante mucho tiempo a las afueras de la ciudad, que no saltó la barrera del tren hasta principios de la década de 1960 primero con las casas del Campo del Ángel y posteriormente con el barrio de los Toreros y la parte antigua del barrio del Chorrillo.
Cabe suponer que su ubicación relativamente alejada se debiera a encontrarse en un cruce de caminos, ya que de allí partía también la carretera de Ajalvir que quedó cortada por la base de Torrejón, y poco más allá la de Camarma se bifurcaba de la de Daganzo, a lo que se sumaba la existencia de numerosas granjas y fincas agrícolas en la zona.
Yo lo recuerdo con un pilón grande, aunque como es sabido los ojos infantiles acostumbran a magnificar el tamaño de los objetos. Tenía también un generoso caño de agua poco acorde con su apelativo, lo que motivó el comentario jocoso de un cronista local, cuyo nombre no he logrado recordar -¿quizás Fernando Sancho?-, comparándolo con el del Caño Gordo del que hablaré más adelante, que a pesar de su rimbombante apelativo era de magro caudal.
Tan sólo he logrado encontrar dos fotografías en las que aparece de forma parcial. La primera, fechada en 1960, procede de la fototeca municipal, y en ella se aprecia parte del pilón -aparentemente sí era grande- pero no el resto de éste ni el caño, aunque sí se aprecia el merendero.
Vista parcial
del abrevadero del Chorrillo en la riada del Camarmilla de 1961
Fotografía de Baldomero Perdigón
La segunda fue tomada por Baldomero Perdigón y recoge una riada del Camarmilla acaecida en 1961. Fue tomada justo en el inicio de la carretera de Ajalvir, cuyo trazado coincide con la actual avenida, lo que confirma la señal de dirección que aparece a la derecha indicando el camino al aeropuerto (sic) de Torrejón. Justo delante se aprecia lo que parece ser parte del pilón del abrevadero aunque un inoportuno árbol oculta los detalles salvo un pináculo de piedra parcialmente tapado por el tronco y lo que pudiera ser el borde del pilón, pero apenas nada más.
El abrevadero del Caño Gordo
El abrevadero
del Caño Gordo en su ubicación original. Fotografía de la
Fototeca Municipal
El Caño Gordo es el nombre de una finca municipal situada en la avenida de Meco, entre la comisaría de policía y el Pabellón Fundación Montemadrid, antiguo Ruiz de Velasco. Justo a su altura y adosado a la tapia de la finca se encontraba el abrevadero del Caño Gordo, cabiendo suponer que al igual que en el caso anterior fuera éste quien le dio nombre.
Este abrevadero estaba también fuera del casco urbano y relativamente alejado antes de que el crecimiento de Alcalá no sólo lo alcanzara sino que lo rebasara con creces. Puesto que estaba en el recorrido del viaje de agua del Villamalea cabe suponer que se alimentara de éste y, como he comentado, pese a su nombre al parecer el caudal que suministraba debía ser reducido.
Yo lo recuerdo completamente abandonado hasta que a raíz de una remodelación de la calle desapareció sin dejar rastro. Durante mucho tiempo le di por perdido, pero gracias a un artículo de Pilar Lledó6 descubrí que había sido rescatado por la Universidad y colocado en la plaza central del edificio de Ciencias del campus universitario, lo que le convierte en uno de los dos que se conservan en calidad de elemento decorativo.
El abrevadero del Caño Gordo en su estado actual. Vista delantera y trasera |
Como curiosidad cabe reseñar que, tal como se aprecia comparando la fotografía tomada en su ubicación original con una actual, el bloque de piedra labrada del que brotaba el caño de agua, que originalmente estaba colocado en el extremo de uno de los muros laterales del pilón, se encuentra ahora en la cabecera de éste.
El abrevadero de la ronda del Abrevadero
El
abrevadero de la ronda del Abrevadero. al fondo, las eras de San Isidro
Fotografía de Baldomero Perdigón de 1963
La actual avenida de la Caballería española se llamó con anterioridad ronda del Abrevadero, otro ejemplo más de la influencia de éstos en la toponimia urbana aunque, en este caso, carecía de nombre propio siendo simplemente el abrevadero.
Estaba situado, tal como se aprecia en una conocida fotografía de Baldomero Perdigón, junto a la calzada de la ronda en el extremo de las eras de San Isidro; aunque no puedo precisar el lugar exacto, debió de ser aproximadamente a la altura de la calle Manuel Azaña.
Su función era evidente, abastecer de agua a los animales llevados al peaje que se celebraba allí durante las ferias de San Bartolomé, aunque cabe suponer que también sería usado durante el resto del año por la cabaña local. La fotografía es de 1963, cuando las dentelladas a las eras apenas habían comenzado; tan sólo se aprecian al fondo, todavía en construcción, los bloques situados entre las calles Tirso de Molina y Ferraz, mientras el resto estaba libre de edificios a excepción de la ermita, que queda fuera del encuadre; situación que cambiaría drásticamente en muy pocos años hasta llegar a la situación actual.
Este abrevadero se caracterizaba por la gran longitud del pilón, como se puede comprobar comparándolo con la figura sentada en el extremo, y por la caseta adosada al otro, en la cual se abría una puerta de acceso aparentemente tapiada, cuya misión cabe suponer que fuera la de depósito o registro del agua, que salía al pilón por allí.
El
abrevadero de la ronda del Abrevadero visto desde las eras de San Isidro
Fotografía de la Hemeroteca Municipal
Una segunda fotografía donada por Vicente Fernández a la fototeca municipal aporta una vista desde el otro lado que permite apreciar su anchura, también considerable.
Desconozco la fecha en la que fue demolido, pero al igual que ocurriera con el del Chorrillo o el de la Puerta de Madrid del que hablaré a continuación, cabe suponer que fuera a finales de la década de 1960 o en los primeros años de la de 1970, cuando la mayor parte de las eras habían sido engullidas por la especulación urbanística. Recuerdo la agonía de los últimos años del peaje con éste constreñido en la pequeña porción de terreno que perduró durante algunos años entre la Vía Complutense y la avenida de Guadalajara antes de que también fuera expulsado de allí, pero me consta que para entonces el abrevadero había desaparecido.
El abrevadero de la Puerta de Madrid
El
abrevadero de la Puerta de Madrid
Fotografía de Baldomero
Perdigón de 1963
A diferencia de los anteriores, tanto el abrevadero de la Puerta de Madrid como su gemelo de la Puerta del Vado se encontraban, si no dentro de la ciudad -me refiero, claro está, a cuando fueron construidos- sí junto al casco urbano, concretamente en la antigua ronda de la muralla formada hoy por la calle de Andrés Saborit y el paseo de los Curas. Aquí la explicación es sencilla: este tramo de la ronda, que junto con el antiguo paseo de la Manigua también perteneciente hoy a la calle Andrés Saborit, discurría entre la actual Vía Complutense y la Puerta de Madrid, formaba parte de una cañada ganadera que descendía por el camino del Cementerio y continuaba hasta el Puente Zulema, por lo que era frecuente que los rebaños de ovejas pasaran por allí tal como quedó reflejado en diferentes fotografías.
Este abrevadero estaba situado en la explanada que se abría por la parte exterior de la puerta hasta la calzada de la entonces carretera de Pastrana, junto al edificio situado entre ésta y la calle Arratia. Las dos fotografías que reproduzco, una de Baldomero Perdigón y la otra de Antonio Cerezo, nos permiten verlo por ambos lados, apreciándose que era de menor tamaño que los del Chorrillo y la ronda del Abrevadero.
El
abrevadero de la Puerta de Madrid visto del otro lado. Fotografía de
Antonio Cerezo
de 1965 tomada de El archivo y la fotografía de
Alcalá de Henares7
Aunque en las fotografías no se aprecia ninguna inscripción que permita datarlo, en el de la Puerta del Vado, prácticamente idéntico, sí fue grabada en el pilar del que surgían los caños la fecha de 1895, cabiendo suponer que fueran contemporáneos dadas sus grandes similitudes.
Una vez más desconozco la fecha de su desaparición, pero debió de ser más o menos a la par que el resto, a finales de la década de 1960 o en los primeros años de la de 1970.
El abrevadero de la Puerta del Vado
El abrevadero
de la Puerta del Vado en 1961, todavía en uso
Fotografía de
Baldomero Perdigón de 1961
Tal como acabo de comentar era muy parecido al de la Puerta de Madrid diferenciándose de éste tan sólo en pequeños detalles, por lo que cabe pensar que fueran construidos de forma simultánea o muy cercana en el tiempo. Su ubicación original fue el extremo sur de la plaza, frente al edificio situado entre el paseo -entonces carretera- de Pastrana y la calle de las Moreras, ocupado durante mucho tiempo por el bar El Sanatorio, uno de los merenderos que jalonaban las diferentes entradas a Alcalá.
El abrevadero
de la Puerta del Vado en 1963
Fotografía de Baldomero
Perdigón
Este abrevadero es uno de los dos que se conservan junto con el del Caño Gordo. Fue desmontado en la década de 1980, y por fortuna el Ayuntamiento -corrían ya otros tiempos más respetuosos con el patrimonio- decidió conservarlo trasladándolo a la confluencia del paseo de Pastrana con la Ronda Fiscal, en los jardines situados entre el paseo de Pastrana y la calle Luis Vives junto a la glorieta de Manuel Azaña. Como anécdota, cabe señalar que al montarlo en su nueva ubicación se le dio la vuelta orientándolo en sentido opuesto al original.
El abrevadero
de la Puerta del Vado en su ubicación actual
De fábrica estrictamente funcional y sin la menor concesión estética, el abrevadero sigue el diseño habitual de este tipo de construcciones, con un pilar prismático coronado por una pequeña pirámide de piedra tallada a cuatro aguas rematada por un pequeño pináculo. Este pilar separa el largo abrevadero propiamente dicho de la parte destinada a fuente para el consumo humano, contando con un caño a cada lado. En la cara del pilar que da a la fuente, tal como he comentado, se lee la fecha de su construcción, 1895.
La fuente de la Mina
Aspecto actual de la fuente de la Mina, sin el menor rastro de la antigua |
He dejado para el final esta fuente dado que no estaba del todo seguro de que llegara a contar con un abrevadero, aunque mis recuerdos difuminados por el tiempo me inducían a pensar que así era. Fue Vicente Fernández quien me lo confirmó, añadiendo -también esto concuerda con lo que recordaba- que el pilón era bastante más modesto en dimensiones, y supongo que también en la fábrica, que los de los abrevaderos descritos anteriormente.
La fuente de la Mina estaba situada a la bajada de la cuesta de Gilitos, rebautizada como calle del Padre Llanos, al borde del talud que forma allí la terraza del Campo del Ángel. Se alimentaba del viaje de agua que, procedente de los humedales situados al norte de Espartales, daba servicio al antiguo convento de Gilitos, convertido tras las desamortizaciones del siglo XIX en una finca agrícola y en la actualidad en parque y centro cultural del Ayuntamiento.
Tras la entrada en funcionamiento a mediados del siglo XX de la conducción de Humanes se acabarían cortando la mayoría de las fuentes que durante muchos años habían suministrado agua a Alcalá con las aportaciones de los distintos viajes de agua, quedando en funcionamiento tan sólo la del Carmen, junto a la Puerta de Aguadores, y la de la Mina, la primera por verter los sobrantes del convento de Afuera, que tenía su viaje de agua propio, y la de la Mina debido quizás a su alejamiento no sólo del casco urbano sino también de las calles más próximas, algo que resultaría providencial cuando años más tarde el desaforado crecimiento demográfico de Alcalá convirtió en insuficiente el caudal que llegaba de Humanes, problema que se agravaría todavía más a causa de los sucesivos retrasos, provocados por trabas burocráticas y legales de diverso signo, que sufrió el proyecto de construcción del embalse de Beleña, que no pudo ser terminado hasta finales de 1982.
Debido a ello durante bastantes años la penuria de agua en Alcalá llegó a ser angustiosa, y todavía recuerdo los viajes que cada cierto tiempo nos veíamos obligados a hacer hasta la alejada fuente de la Mina provistos de garrafas para, tras guardar una larga cola, poder volver a casa con unos cuantos litros de agua destinados a los usos más perentorios. Pasadas más de cuatro décadas desde entonces estos recuerdos han ido perdiendo nitidez en lo referente a los detalles, a lo que se suma la carencia -al menos yo no las he logrado encontrar- de fotografías de saa época. Por razones de salubridad la fuente finalmente fue condenada -la actual, de anodino diseño industrial, está conectada a la red general al igual que la del Carmen- quedando abandonada hasta que sus restos acabaron desapareciendo por completo, aunque el pilón roto en pedazos y completamente olvidado todavía perduró durante algún tiempo.
1 FERNÁNDEZ LÓPEZ, Rafael. Alcalá de
Henares. Fuentes documentales para la historia cotidiana de las obras
hidráulicas, públicas y otros aspectos urbanos. Universidad
de Alcalá (2019).
2 CABRERA PÉREZ, Luis Alberto (comisario).
Alcalá en las colecciones fotográficas. Ayuntamiento de
Alcalá de Henares (2014).
3 CABRERA PÉREZ, Luis Alberto, HUERTA
VELAYOS, José Félix y SÁNCHEZ MOLTÓ, Manuel
Vicente. Memoria gráfica de Alcalá (1860-1970). Brocar,
Asociación bibliófila y cultural (1996).
4 LLEDÓ COLADA,
Pilar. Fuentes públicas y abrevaderos en el Alcalá del siglo
XIX. XVII Encuentro de historiadores del valle del Henares.
Institución de Estudios Complutenses (2022).
5 Análisis de
Alcalá de Henares . Estudio de las poblaciones españolas de
más de 20.000 habitantes (I) . Instituto de Estudios de
Administración Local. Seminario de Urbanismo (1948).
6 LLEDÓ COLADA,
Pilar. La arquitectura del agua: estudio de fuentes y abrevaderos en
Alcalá de Henares en la edad moderna. Anales Complutenses XXXIII.
Institución de Estudios Complutenses (2021).
7 CABRERA PÉREZ,
Luis Alberto (comisario). El archivo y la fotografía de Alcalá
de Henares. Ayuntamiento de Alcalá de Henares (2003).
Las
fotografías de Baldomero Perdigón están tomadas de
Alcalá en blanco y negro. 1960-1970. Edición del autor
(2000).
Publicado el 5-12-2023
Actualizado el
4-4-2024