El castillo de Alcalá la Vieja





Ruinas del castillo de Alcalá la Vieja



Y en la gran puerta de la entrada pusieron una piedra, que es sepultura romana y tiene toda la escritura latina, y por los muros y torres hay otras muchas piedras de fábrica romana, y en estar muy esparcidas y sin orden ni concierto, muestran bien poco como son despojos de edificios romanos que los moros en el pueblo de abaxo arruinaron para levantar su fortaleza.

Ambrosio de Morales


No cabe la menor duda de que, a punto ya de finalizar el verano de 1984, será recordado como una fructífera etapa en la recuperación arqueológica de nuestro pasado. Sin duda, quien se ha llevado la palma en cuanto a la espectacularidad de los descubrimientos y el interés popular suscitado ha sido la excavación efectuada en el Paredón del Milagro, de la cual ya di cumplida cuenta en un anterior artículo.

Pero no se acaban aquí las actuaciones arqueológicas en nuestra ciudad, ya que éste ha sido el tercer verano en el que se ha excavado en la antigua fortaleza árabe. Razones de relativa inaccesibilidad al yacimiento, y el hecho de que el trabajo realizado no ha sido tan espectacular como en el otro caso, han motivado que esta importante labor haya pasado relativamente inadvertida para el gran público. Pero esto no supone el menor menoscabo para la importancia de la misma, que es y será muy grande.

Así, tras un año largo transcurrido desde la última vez que crucé el Henares volví al antiguo solar de la ruinosa Alcalá la Vieja, allá por las estribaciones del Ecce Homo con objeto de contemplar la labor realizada en los últimos doce meses, pudiendo también conversar con los dos responsables del yacimiento: la arqueóloga Araceli Turina y el arquitecto Carlos Clemente.

Comienzo por entrevistar a Araceli Turina, persona muy vinculada a Alcalá en los últimos años como lo demuestra su labor, además de en el castillo, en el teatro Pequeño, en la ribera del Camarmilla, en el enterramiento visigodo de la calle de la Victoria, en el antiguo alfar de la calle Santiago y, actualmente, en la excavación que viene realizándose en la lonja de la Magistral como paso previo a su restauración.

-Araceli, ¿desde cuándo se viene excavando en el castillo?

-En lo que respecta a nuestro trabajo, ya que hubo otras campañas anteriores, desde el año 1982.

-¿Cuál ha sido vuestro principal descubrimiento?

-Sin duda, la puerta de acceso a la fortaleza.

-¿Habéis podido datarla?

-Sí. Ya en 1982 pudimos establecer que su primera fase había sido construida en el siglo IX.

-¿Quieres decir que la puerta presenta varias construcciones, o reformas, en distintas épocas?

-Así es. Al seguir excavando en el mismo lugar pudimos estudiar las distintas fases de la puerta, comprobando que fue reformada en el siglo X y luego por los cristianos tras la reconquista. Todas las reformas fueron de carácter defensivo, haciendo a la puerta, que es la parte más débil de la fortaleza, más resistente.

-Por cierto, ¿dónde se encuentra la puerta?

-Muy cercana a la torre albarrana.

-Tengo entendido que otros autores formulaban la hipótesis de que la puerta se encontraba justo al otro lado del castillo, en la vertiente que da al Ecce Homo.

-Sí, así es. Pero todos estos trabajos eran anteriores a la excavación.

-Y en lo que respecta a este año, ¿qué es lo que habéis realizado?

-Este año había un proyecto de restauración de la torre albarrana, que estaba en muy mal estado, y de la puerta junto con el trozo de muralla descubierto. Pero de eso te hablará Carlos Clemente, que es quien lo ha realizado.

-Pero además habréis excavado...

-Sí. Aprovechando esta restauración hemos excavado, y el principal descubrimiento ha sido encontrar en la puerta, debajo de los niveles islámicos, unos niveles de ocupación ibéricos, habiéndose encontrado unos muros justo debajo de la cimentación de la puerta.

-¿Una fortaleza?

-Los muros encontrados no pertenecen a una muralla, sino a un edificio.

-Entre estas dos etapas, ibérica y musulmana, hay un gran intervalo de tiempo. ¿No habéis encontrado restos romanos o visigodos?

-No. Entre estas dos etapas no hay ningún resto. No hay nada original romano ni visigodo, aunque los musulmanes sí utilizaron muchos sillares romanos traídos de Complutum. Lo que sí hemos encontrado ha sido cerámica romana.

-Esto quiere decir que, entre la ocupación ibérica y la musulmana, el cerro estuvo deshabitado; ¿me equivoco?

-No. Cuando llegaron los árabes los niveles ibéricos ya estaban abandonados y tapados por una capa de tierra. Por ello no los destruyeron, sino que construyeron encima sin tocarlos. También reutilizaron, como ya te he dicho, numerosas piedras romanas procedentes de Complutum, lo que explica que los yacimientos romanos estén tan expoliados.

-¿Habéis encontrado algo más?

-Pues sí, ya que ha aparecido un lienzo de muralla árabe de unos seis metros de largo junto a la puerta, construido fundamentalmente con sillares romanos. Se ha excavado también toda la cimentación de la torre albarrana, descubriendo que fue construida en época cristiana y de una vez, sin fases.

-¿Cuáles son vuestros planes para el futuro?

-Lógicamente seguir excavando, siempre que tengamos dinero. Nuestro problema estriba en el hecho de que la excavación estaba financiada por la Diputación, que ya no existe, y su heredera, la Comunidad Autónoma, todavía no ha recibido todas las transferencias, por lo que la financiación se ha retrasado.

-Para terminar, ¿cuál es la importancia de este yacimiento?

-Es un hallazgo bastante importante porque en la provincia de Madrid son pocas las fortalezas árabes que se conservan, siendo además la primera vez que se excava una puerta del siglo IX en toda España. Es importante sobre todo como paralelo de otras fortalezas de la misma fecha que se conocen.

Pasamos ahora a entrevistar a Carlos Clemente, arquitecto también muy vinculado a nuestra ciudad puesto que forma parte del equipo redactor del Plan de Rehabilitación Integrada de Alcalá al tiempo que dirige personalmente las obras de restauración del colegio de los Irlandeses. Su labor en el castillo es la de restaurar y consolidar los restos existentes y los sacados a la luz por Araceli Turina. Pero dejemos que él nos explique el trabajo que ha realizado.

-Carlos, ¿qué es lo que has hecho en el castillo?

-Restaurar la torre albarrana, la puerta y el lienzo de muralla recientemente descubierto.

-¿Te importa detallarnos cada uno de los trabajos?

-En absoluto. La torre albarrana, a pesar de ser la que estaba en mejor estado, estaba muy deteriorada tanto por la parte de las almenas como por su base. Esta torre, que es maciza, había perdido las cuatro aristas por la acción del viento y de la lluvia, que aquí arriba son muy intensos, y corría el riesgo real de derrumbarse. Por tal motivo, como se aprecia en la fotografía de Luis Alberto Cabrera, procedimos a reconstruir estas cuatro aristas, labor que ya está terminada.

-¿Y la puerta y la muralla?

-La puerta fue consolidada y la muralla, además de consolidarse, ha sido levantada en una pequeña altura para conseguir que la parte superior, nueva, proteja a la antigua. Para evitar la acción del agua hemos construido también un sistema de drenaje. Con lo realizado estos restos están ya protegidos.

-Y para el futuro, ¿qué queda?

-Pues si se soluciona la financiación, queremos restaurar la parte superior de la torre albarrana, y también los restos de la otra torre que queda aún en pie, aunque esta última labor es mucho más complicada al haber perdido esta torre todo su recubrimiento. Además, dependemos de lo que Araceli vaya descubriendo.

-Yo quisiera hacerte una pregunta. Últimamente se ha desatado en Alcalá una polémica sobre la idoneidad de reconstruir o no las partes perdidas. Yo veo que aquí habéis reconstruido varias cosas. ¿Qué criterio habéis seguido?

-En principio he de decirte que estas obras eran necesarias para evitar que la torre albarrana se derrumbase y que la puerta y la muralla no se desmoronasen. Ahora bien, hemos tomado una serie de medidas para evitar que lo nuevo se confunda con lo original, tal como marca la ley.

-¿Cuáles han sido estas medidas?

-En primer lugar hemos tallado los sillares siguiendo una técnica distinta fácilmente identificable. También hemos separado ambas zonas por un cerco de pizarra negra que marca perfectamente la separación. Además no hemos construido lo nuevo siguiendo el perfil original, sino que lo hemos hundido varios centímetros respecto al mismo. Para terminar, hemos colocado en lugares bien visibles de la muralla y la torre sendas piedras talladas con la inscripción del año en que han tenido lugar las obras, esto es, 1984.

-En resumen, cualquier persona puede distinguir perfectamente entre lo original y lo reconstruido.

-Así es.

Y hasta aquí la doble entrevista, que demuestra una vez más el potencial arqueológico de nuestra ciudad, faltando tan sólo que la Administración, a todos los niveles, se conciencie de una vez por todas de la importancia de nuestra ciudad. Esperemos que en un plazo más o menos largo ocurra así.

Para terminar, tan sólo me queda hacer público el ofrecimiento de Antonio Méndez, arqueólogo de la excavación del camino del Juncal, el cual brinda a todos los interesados la posibilidad de colaborar en su trabajo de recuperación, tal como han venido haciendo durante el verano estudiantes de fuera de Alcalá e incluso extranjeros. Actualmente, y dado que todos ellos retornaron a sus lugares de origen, tienen su oportunidad los jóvenes alcalaínos preocupados por la arqueología. Esperamos que la llamada tenga su respuesta.


Publicado el 29-9-1984, en el nº 918 de Puerta de Madrid
Actualizado el 3-11-2006