En las relaciones de estudiantes ilustres de la universidad de Alcalá, tan numerosas como extendidas, no suelen aparecer en casi ninguna ocasión aquéllos que pasaron por sus aulas en el último período de su historia, es decir, el primer tercio del siglo XIX. Cierto es que se trata de una época gris y oscura, pero no menos cierto es también que a pesar de ello no faltaron alumnos que con el tiempo llegarían a ser importantes. Éste es el caso de Francisco Barret y Druet, catalán de nacimiento pero descendiente de familias irlandesa y francesa respectivamente por línea paterna y materna.

Barret cursaría en Alcalá estudios de Derecho para, posteriormente, ejercer la abogacía en la ciudad de Barcelona alcanzando un gran renombre. Defendió el progreso económico y la monarquía constitucional, y se alineó con la Renaixença, movimiento nacionalista que alentaba el resurgir de la cultura catalana. Fue diputado a Cortes por la Unión Liberal, presidente del Ateneo Catalán de Barcelona, diputado provincial y decano del Colegio de Abogados. Dentro ya de la historia económica de nuestro país figura también Barret por derecho propio dado que, al crearse en 1844 la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Barcelona, sería el primer secretario de la nueva entidad financiera.