Manuel Casamar, arqueólogo e historiador del arte





Manuel Casamar entrevistado por Santiago Palomero el 10 de diciembre de 2009
Fotografía tomada de 1



Hace unos días, por pura casualidad, descubrí gracias a Internet a uno de tantos alcalaínos desconocidos en nuestra ciudad, el recientemente fallecido Manuel Casamar Pérez, del cual, he de reconocerlo, no tenía la menor noticia de su ascendencia complutense pese a su importancia en el ámbito museístico español del último medio siglo. Una vez encontrado el hilo ya me fue relativaqmente sencillo desenredar la madeja, gracias sobre todo al interesante artículo que le dedicaron Santiago Palomero Plaza y Clara López Ruiz en el número 5-6 de la revista Museos, correspondiente a los años 2009-20101.

Manuel Casamar nació en Alcalá, concretamente en la calle de Bustamante de la Cámara, el 29 de diciembre de 1920. Hijo de militar, pronto abandonaría con su familia la ciudad complutense a causa de los sucesivos traslados por cambio de destino de su padre, aunque volvería a ella tras la proclamación de la II República. Fue entonces cuando se despertó en él su pasión por el arte y la arqueología, con excursiones periódicas, según relataba él mismo en el citado artículo, a Complutum y a Alcalá la Vieja, todavía no excavadas, en busca de fragmentos de cerámica. Tras estudiar en los Escolapios, pasaría a cursar bachiller en el recién creado Instituto Complutense.

En vísperas de la Guerra Civil el gobierno republicano decretó el traslado a Salamanca del Regimiento de Caballería de Calatrava, nº 2, en el que estaba destinado su padre, en un intento de alejar de Madrid a las unidades militares sospechosas de alentar veleidades golpistas. Esto motivó un nuevo traslado de la familia, y fue en Salamanca donde, una vez estallada la guerra, el joven Manuel Casamar terminó sus estudios de bachiller, con su vocación volcada ya hacia la arqueología y la museística; aunque ya había dado muestras patentes de ella al organizar un pequeño museo en el Hospital de Antezana, con objetos artísticos de la propia institución, junto con Pablo Rodríguez y Antonio Penalva.

Finalizada la Guerra Civil su familia se mudó de Salamanca a Madrid, donde se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad Central completando su formación en el Museo de la Alhambra, entre los años 1955 a 1957, y en el Instituto de Valencia de Don Juan, junto con una larga estancia en Egipto y varios viajes a países de Oriente. Discípulo del eminente arqueólogo e historiador Manuel Gómez-Moreno, en 1958 ingresó en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, siendo nombrado director del Museo Arqueológico de la Alcazaba de Málaga y dirigiendo también el Museo Arqueológico Provincial y el Museo Provincial de Bellas Artes de esta ciudad.

Años más tarde, ya en la década de los setenta, asumió la dirección de la Fundación Vega-Inclán, responsable de la Casa del Greco de Toledo. En 1982 fue nombrado miembro de la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico Español, y en 1988 se incorporó como patrono en la Real Fundación de Toledo. Fue también subdirector del Museo Romántico de Madrid, y desde su cargo de asesor nacional de Museos fue también uno de los impulsores de la renovación de los museos españoles, gracias a la cual se modernizaron los antiguos y se crearon otros nuevos.

Autor de numerosos trabajos de investigación sobre temas arqueológicos, se especializó en la cerámica islámica. Vinculado durante décadas a la ciudad del Tajo, donaría su importante biblioteca a la Diputación Provincial de Toledo.

En 1985 fue nombrado vocal del Real Patronato del Museo del Prado, en 2003 se le concedió la Medalla de las Bellas Artes, en su categoría de oro, del Ministerio de Cultura, y en 2011 la Medalla de Oro de la Real Fundación de Toledo, por su contribución al Patrimonio Histórico Español. Asimismo, fue miembro emérito del Cuerpo Facultativo de Conservadores de Museos.

Manuel Casamar Pérez falleció en Madrid el 10 de abril de 2014. Con su muerte, en palabras del comunicado emitido por la Real Fundación de Toledo, se pierde a “uno de los últimos grandes sabios que ayudaron a preservar, conocer mejor y valorar el patrimonio cultural español a lo largo del siglo XX”.




1Semblanzas y enseñanzas de don Manuel Casamar, o la historia extravagante de un conservador del siglo XX: del Trágala a Internet (I).


Publicado el 3-5-2014