José de Elola, un precursor
de la ciencia ficción en España





Retrato de José de Elola
Fotografía tomada de Papeles de mi buhardilla



En julio de 19821 Pedro Ballesteros Torres nos sorprendía con dos artículos dedicados a José de Elola y Gutiérrez, uno de tantos alcalaínos olvidados a los que el paso del tiempo y la labor tenaz de los historiadores locales van rescatando poco a poco del anonimato. En lo que a mí respecta he de reconocer que mi sorpresa fue doble: primero porque descubría un nuevo alcalaíno ilustre, y segundo porque hacía ya bastante tiempo que conocía su existencia, aunque ignoraba por completo que su lugar natal hubiera sido la ciudad de Alcalá. Aunque no fue mi intención, tres años más tarde, insistir en lo ya dicho por Pedro Ballesteros, sí procuré complementar su trabajo con nuevos datos que había conseguido obtener sobre una de las vertientes más curiosas de su polifacética personalidad, ya que nuestro personaje fue uno de los precursores de la moderna ciencia ficción española.

En diciembre de 2010, veinticinco años después de que yo escribiera la primera versión de este artículo, Heliodoro Ceballos, alcalaíno de adopción y también interesado en la historia complutense, publicaba en su interesante blog Papeles de mi buhardilla una serie de cuatro entregas 2 dedicadas a la poetisa Vicenta Maturana y a sus descendientes, gracias a las cuales tuvimos noticia de que Elola, nacido en Alcalá el 9 de agosto de 1859, era hijo de Vicenta Gutiérrez Maturana y del teniente de Caballería Eduardo Elola y Pardio, y nieto de Vicenta Maturana por línea materna.

Pero como este artículo está dedicado fundamentalmente a la obra de ciencia ficción de Elola, les recomiendo encarecidamente que consulten ambos trabajos, el de Pedro Ballesteros y el de Heliodoro Ceballos, ya que el personaje lo merece.




La obra de Elola

No existe ninguna historia de la ciencia ficción española que no haga referencia a José de Elola, el alcalaíno que, nacido el 9 de agosto de 1859, comenzó a publicar textos de literatura científica (como la llamaban entonces) allá por la lejana fecha de 1914, cuando H. G. Wells se hallaba en su apogeo y otros ilustres precursores del género como Hugo Gernsback (el padre de la ciencia ficción moderna) y Edgar Rice Burroughs (autor, entre otras obras de ficción, de la conocida serie de Tarzán de los Monos) comenzaban a dar sus primeros pasos.

No fue Elola, empero, el primero de los autores españoles que a principios de este siglo abordaron el recién nacido género literario, pero sí sería junto con Jesús de Aragón (conocido por su seudónimo de Capitán Sirius) el más destacado cultivador de la ficción científica española en el primer tercio del siglo XX, siempre firmando con el seudónimo de Coronel Ignotus.

Por aquella época, y como es fácil suponer, la embrionaria literatura científica europea estaba grandemente influida por la obra de Julio Verne, el gran maestro francés fallecido en 1905; la aplastante influencia norteamericana que todavía hoy subsiste en este género tardaría aún mucho en llegar. Sin embargo, los estudiosos de la ciencia ficción española consideran a Elola seguidor, más que de la línea científica de Verne, de una embrionaria space opera, que es el término por el que se designa internacionalmente a la variante de la ciencia ficción que cultiva fundamentalmente las epopeyas espaciales y cuyo más típico y conocido representante resulta ser la saga de La Guerra de las Galaxias, películas por todos conocidas. Si tenemos en cuenta que Elola es contemporáneo de Burroughs, considerado como el iniciador de la space opera (su serie marciana comenzó a publicarse en 1912 y la de Pellucidar, con su Tierra hueca, en 1914, mientras la venusiana es algo posterior), no tenemos por menos que sorprendernos de ver cómo este alcalaíno escribía ya sobre unos temas que no cristalizarían en Estados Unidos hasta la década de los treinta.




Portada de una de las novelas de José de Elola


Para describir la importante obra literaria, dentro del género de la ciencia ficción, de José de Elola, voy a seguir fundamentalmente la Historia de la ciencia ficción en España, de Carlos Sainz Cidoncha, y sendos comentarios sobre este autor, firmados por el mismo Sainz Cidoncha y por Augusto Uribe, publicados en el número 104 de la desaparecida revista Nueva Dimensión, que son los trabajos más completos y exhaustivos sobre nuestro autor de entre todos los que conozco.

Corría el año 1914 cuando Elola publicó la obra de fantasía política (hoy lo llamaríamos política ficción) titulada El fin de la guerra, disparate profético soñado por Mister Grey, firmando ya como Coronel Ignotus. Como es fácil de suponer se trataba de una elucubración sobre el desarrollo de la recién iniciada I Guerra Mundial, muy en la línea de lo tratado par varios autores españoles de la época.

Terminada ya la guerra, allá por 1921, la editorial madrileña Sanz Calleja comenzó la publicación de la Biblioteca novelesco-científica, la primera colección española dedicada exclusivamente a la ciencia ficción. Curiosamente, sería Elola (o, mejor dicho, el Coronel Ignotus) el único autor de la colección, que alcanzó un total de diecisiete títulos y que, a pesar de la promesa del autor de continuar la publicación de nuevas obras a un ritmo de cuatro por año, concluyó aquí. A continuación doy la lista completa de estas diecisiete novelas, agrupadas por el autor en trilogías salvo en el caso de un grupo de dos:


Viajes planetarios en el siglo XXII

1.- De los Andes al Cielo.
2.- Del Océano a Venus.
3.- El Mundo Venusiano.


La desterrada de la Tierra

4.- El Mundo-Luz.
5.- El Mundo-Sombra.
6.- El amor en el siglo cien.


La mayor conquista

7.- Los Vengadores.
8.- Policía Telegráfica.
9.- Los Modernos Prometeos.


Tierras resucitadas

10.- Los Náufragos del Glaciar.
11.- Ana Battori.
12.- El Guardián de la Paz.


El crimen del rápido 373

13.- Las Pistas del Crimen.
14.- La Clave del Crimen.


Segundo viaje planetario

15.- La Profecía de Don Jaume.
16.- El Hijo de Sara.
17.- El Secreto de Sara.


Continuando con el estudio de la obra del escritor alcalaíno, resultará interesante recordar los argumentos utilizados por Elola en sus novelas; lamentablemente no he podido conseguir ninguna de ellas, por lo que estas descripciones están extraídas de los trabajos sobre la historia de la ciencia ficción española citados anteriormente.

Comencemos con la trilogía titulada Viajes planetarios en el siglo XXII, formada por las novelas De los Andes al Cielo, Del océano a Venus y El mundo venusiano, y hagámoslo con la primera de ellas, De los Andes al Cielo. Comienza la novela narrando la construcción de una inmensa nave espacial bautizada con el curioso nombre de novimundo; esta astronave está destinada a viajar al planeta Venus y está a cargo de María Josefa Bureba, una científica aragonesa llamada familiarmente Pepeta. Muy en la línea de Julio Verne Elola da una detallada descripción del vehículo, que será impulsado por un nuevo elemento energético; también se describen en la trama las intrigas de miss Sara Sam Bull, comandante de la Armada Atmosférica del Imperio del Águila Bifronte del Atlántico (confederación formada por británicos y norteamericanos) y espía de su país. Continúa luego la trilogía describiendo la llegada de la nave a Venus, tras pasar por toda una serie de aventuras, y el viaje de vuelta a nuestro planeta tras abandonar allí a miss Sara a bordo de un pequeño submarino lanzado a los océanos del segundo planeta.

Pasemos ahora a la serie titulada La Desterrada de la Tierra; en la novela El Mundo-Luz y luego en su continuación El Mundo-Sombra, se lee la continuación de las aventuras de miss Sara; los títulos se deben a que Elola supone que Venus siempre da una misma cara al Sol, existiendo así un hemisferio perpetuamente iluminado mientras el otro estaría sumido en una noche eterna. Se describen en estas dos obras todas las facetas de la civilización venusiana, todo ello aderezado por el amor platónico que une a la protagonista humana y al venusiano Pi Aol sin que falte el malo de turno encarnado en el doctor Nul, que siente un odio visceral hacia miss Sara empeñándose en negar la condición de ser inteligente de la misma.

Por último, la aventura finaliza con las novelas La profecía de Don Jaume, El hijo de Sara y El secreto de Sara, agrupadas bajo el título común de Segundo Viaje Planetario. Aquí el autor imagina la llegada a Venus de una segunda nave terrestre bajo el mando de Pepeta, el rescate de la desterrada y la reconciliación de las dos mujeres. Estas novelas estaban ilustradas con unos dibujos que, según la opinión de Sainz Cidoncha, hoy resultan chocantes comparados con las ilustraciones futuristas contemporáneas; pero, como continúa este autor, ¿qué pensarán en el siglo XXII de los trajes y equipos espaciales de la ciencia ficción actual?

Repasemos ahora la novela titulada El amor en el siglo Cien, publicada en 1922, por cuanto tiene de interés su argumento, totalmente insólito en la literatura española de la década de los veinte: Inés Ramírez y Juan García, dos novios que viven en el Bilbao del año 2000, son congelados por una fuga de aire líquido permaneciendo hibernados hasta el año 10000, es decir, en el siglo C al que hace alusión el título.

Despertados por fin tras su largo sueño, los dos novios se encuentran con una sociedad oligárquica y dividida en dos castas: una élite dominante de millonarios y la numéricamente mayoritaria, pero socialmente dominada, casta de los parias, que se ven condenados a vivir míseramente.

Lo más curioso de esta obra, no obstante, resulta ser la invención del científico Roberto Mob: Un artefacto que permite obtener energía aprovechable industrialmente a partir del acto sexual humano, energía que se mediría en electrocupidios y que se obtendría a partir de las llamadas yuntas amatorias, parejas de parias a los que se les conectarían por todo su cuerpo las conducciones necesarias para extraerles la energía vamos a llamarla sexual. Las centrales eléctricas de esta sofisticada sociedad estarían formadas, pues, por un gran número de estas yuntas amatorias conectadas en serie o en paralelo, según las necesidades del momento.

Pero no se escandalicen; la sociedad española de la época (al igual que todas las europeas) era bastante puritana, y Elola no era ninguna excepción. Nada de escabroso hay en esta novela, puesto que su autor se cuida mucho de precisar que la energía es obtenida sin necesidad de llegar hasta el final, bastando con colocar frente a frente a los dos enamorados para que la energía brote a raudales de una forma totalmente platónica.

Por fin, el desenlace de la novela consiste en un escape de energía provocado por el inventor con motivo de la demostración del artefacto ante los científicos y jerarcas de todo el planeta, que se ven así invadidos por una oleada de amor puro... Y totalmente casto, ya que como única consecuencia se produce un ataque generalizado de bondad y amor al prójimo que conduce a la abolición del detestable sistema oligárquico y a la supresión de la casta de los parias, que a partir de entonces serán considerados como auténticos seres humanos.




Comentario final

No resulta nada fácil extraer conclusiones sobre un autor cuyas obras sólo conozco a través de comentarios, pero a pesar de todo voy a intentar reflejar todo aquello que los estudiosos de la ciencia ficción han considerado interesante.

Así, se acusa a Elola de escribir unas novelas de trama bastante simple y francamente farragosas en cuanto a su lectura, y probablemente sea cierto de acuerdo con nuestros criterios actuales. Pero conviene no olvidar que la ciencia ficción es un género joven que ha evolucionado mucho desde sus primeros inicios en las décadas iniciales de nuestro siglo, y que lo que hoy nos parece ilegible gustaba en la época en que fuera escrito... Amén de que estas mismas críticas podrían hacerse a monstruos tales como Burroughs o Wells, escritores cuyo interés histórico es enorme pero que hoy se encuentran totalmente anticuados. Las novelitas de Elola gustaron, y mucho, en su época, alcanzando tiradas de decenas de miles de ejemplares y hasta tres ediciones.

También resulta patente la anglofobia de Elola, por otro lado fácilmente explicable: Él era militar y fue el autor de las fortificaciones de la ciudad de San Juan de Puerto Rico poco antes de que la guerra hispano-norteamericana de 1898 diera al traste con los últimos restos del imperio colonial español. Como militar, y como nacido en una época de moral puritana (nacido en 1859, en los años veinte pasaba ya de los sesenta años de edad), tampoco es de extrañar que sus novelas sean socialmente conservadoras, aun cuando argumentos tales como el relatado en El amor en el siglo Cien, con todo su idealismo, hacen de pensar en este aspecto; muy pocos escritores de su época (e incluso de épocas bastante posteriores) se hubieran atrevido a insinuar siquiera el menor atisbo de sexo en sus obras.

José de Elola y Gutiérrez falleció en Madrid en 1933, aunque no sería sino hasta muchos años después cuando el Ayuntamiento complutense adoptó la decisión de dedicar una plaza, junto a la avenida de la Caballería Española, a este alcalaíno que fuera militar, científico, inventor, ensayista, dramaturgo, novelista y precursor de la ciencia ficción en España.




1 Tras las huellas de un complutense olvidado. José de Elola: militar, hombre de ciencia y escritor. Puerta de Madrid, nº 809. 10-7-82.
Tras las huellas de un complutense olvidado. José de Elola, un novelista imaginativo. Puerta de Madrid, nº 810. 17-7-82.

2 Los descendientes de Vicenta Maturana (3): Su Nieto, “El Coronel Ignotus” .


Publicado el 7-12-1985 y el 14-12-1985, en los nº 977 y 978 de Puerta de Madrid
Actualizado el 22-8-2013