Pedro Torres Rámila, el canónigo que desafió
a Lope de Vega





Grabado con el que los seguidores de Lope de Vega ridiculizaron a Torres Rámila



La historia de Alcalá resulta ser tan rica que, a pesar de todos los estudios realizados sobre ella, suelen menudear los nuevos descubrimientos. No es mi intención la de traer a estas páginas los numerosos hallazgos recientes sobre la misma, pero sí deseo llamar la atención sobre la existencia de numerosos temas que están aún hoy a la espera de ser dados a conocer.

Yo mismo, desde mi modesta posición de aficionado a la historia local, cuento con un buen número de pistas que, andando el tiempo, podrían llegar a ser investigadas en profundidad... Tan sólo hace falta para ello que nosotros, los alcalaínos, tengamos interés en hacerlo; y en lo que a mí respecta, este interés no me va a faltar.

Rebuscando hace unos días por mis fichas en busca de personajes alcalaínos o relacionados con nuestra ciudad, me encontré con una cita referente a Pedro Torres Rámila, un canónigo de la Magistral que había sido un poeta de relativa importancia a principios del siglo XVI. Interesado en este personaje busqué más datos sobre él1, hasta conseguir los que a continuación paso a relatarles.

Pedro Torres Rámila nació en Villarcayo, provincia de Burgos, siendo bautizado el 22 de febrero de 1583. De origen humilde (su padre era agricultor y sastre), ante las sombrías perspectivas que le deparaba el futuro en su villa natal, todavía niño fue enviado por sus padres a Madrid, donde logró entrar como paje en la casa de los duques de Monteleón, un título nobiliario otorgado por el emperador Carlos V a la familia Pignatelli dos generaciones atrás.

Al parecer, durante algunos años acompañó al duque por diversos territorios españoles e italianos, recalando en Alcalá en fecha indeterminada pero no posterior a 1600, ya que por un documento fechado en 1601 sabemos que estaba cursando estudios de Gramática y Artes. Viajaría posteriormente de nuevo a Italia, donde permaneció al menos cinco años, asentándose definitivamente en Alcalá en 1609, fecha en la que ingresó como colegial de la Madre de Dios.

Siguiendo ahora al marqués de Ciadoncha, vemos que Torres Rámila se graduó como bachiller en Artes en 1613, ordenándose sacerdote en ese mismo año. Posteriormente ejercería la docencia durante algunos años en el Colegio Trilingüe y en el propio colegio Mayor de San Ildefonso. Finalmente, en 1622 aparece como solicitante de una beca del Colegio Mayor de San Ildefonso.

La mayor parte de los autores consultados coinciden en resaltar la importancia de Torres Rámila como doctor en Teología y como humanista más que por su faceta de poeta, en la que le suelen calificar de discreto. Dado que se ha perdido la mayor parte de sus obras, resulta bastante difícil poder establecer un juicio objetivo de su valor como literato, aunque lo poco que se conserva de ellas parece indicar las preferencias de nuestro personaje hacia la estética culterana cultivada por los seguidores de Góngora.

Sin embargo, su fama le viene por un aspecto singular y, si cabe, bastante anecdótico, lo que no evitó que le dejara marcado irreversiblemente para el resto de su vida: sus violentas diatribas lanzadas contra Lope de Vega. Al llegar a este punto probablemente nos resultará difícil calibrar con nuestra mentali­dad actual la importancia de este hecho; pero que en su época un oscuro canónigo aficionado a la literatura osara criticar al rey indiscutible de las letras españo­las era algo muy serio. Incluso el propio Cervantes salió bastante escaldado de sus enfrentamientos con Lope, y el pobre Torres Rámila no gozaba, evidentemente, del mismo prestigio que el autor del Quijote.

Por tal motivo, no cabe negarle valor -aunque quizá sería más preciso considerarlo temeridad- a nuestro infeliz canónigo cuando éste se atrevió a criticar al más popular de todos los escritores españoles de su época... y ocurrió lo que tenía que ocurrir.

La polémica tuvo su inicio a partir de la publicación en París, en 1617 -aunque otros autores piensan que pudiera haber sido impresa en Alcalá, con el pie de imprenta falsificado-, de su obra Spongia, un ataque virulento a las obras de Lope de Vega que escribió conjuntamente con Mártir Rizo y firmó con el seudónimo anagramático (es decir, combinando de distinta manera las letras de su propio nombre) de Trepus Ruitanus Lamira.

Era la guerra. Y si Torres Rámila presumía apoyarse en la escuela de los preceptistas aristotélicos, Lope contaba con una legión de admiradores incondicionales dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias a la hora de defender a su intachable ídolo... y llegaron.

Para empezar, los lopistas pasaron al contraataque publicando varias obras en respuesta (y es de suponer que no precisamente suave) a la controvertida Spongia, tales como la Expostulatio Spongiae aparecida en 1618. Si todo se hubiera quedado ahí la cosa no habría pasado de una guerra sobre el papel; pero lo malo es que no quedó. Emulando a los numerosos celtíberos que a lo largo de los siglos han asumido sobre sí la pesada carga del oficio de censor, los partidarios de Lope pasaron a la ofensiva sin parar en medios hasta que consiguieron, en un esfuerzo de celo digno de mejores causas, hacer desaparecer la totalidad de los ejemplares existentes de la controvertida Spongia, sin que hoy se haya podido conservar ni uno solo de la desdichada obra.

Como cabe suponer, a partir de entonces las cosas no le fueron mucho mejor a su incauto autor. El pobre de Torres Rámila se vio convertido en el blanco de las iras y los ataques más virulentos de sus encarnizados enemigos, llegando el ensañamiento de éstos a extremos tales como el de representar a nuestro canónigo en forma de escarabajo muerto al pie de un rosal, envenenado por el perfume de las rosas, en un grabado correspondiente a la portada de una de las primeras ediciones de La Dorotea, una de las obras más conocidas de Lope. Y por si aún pudiera caber alguna confusión, la siguiente leyenda latina remachaba de forma harto explícita el grabado: Audax dum Vegae irrumpit Scarabaceus in hortos, Fragantis Periit victus odore rosae (Cuando un escarabajo audaz irrumpió en los huertos de Vega -por Lope de Vega-, pereció vencido por el olor de una rosa fragante).

En definitiva: Al pobre de Torres Rámila, con razón o sin ella, no le dejaron en paz. Por si esto fuera poco se organizó una verdadera cruzada contra él, motejándole sus enemigos de poco menos que de sacrílego por haber osado criticar a uno de los monstruos sagrados de su época. A juzgar por las crónicas mucha debía de ser la influencia de los vengativos partidarios de Lope; tanto es así, que para poder tomar posesión de uno de sus destinos se vio obligado a pagar una fuerte multa, mientras que la citada solicitud de beca de 1622 le supuso, además de la investigación preceptiva sobre limpieza de sangre, pobreza u honestidad, una adicional  motivada por el revuelo que se había montado cinco años atrás y que le había granjeado una reputación tan negativa... lo es una muestra patente de la poca impunidad que proporcionan los seudónimos. Al menos, se sabe que el propio Lope respondió a las preguntas que se le hicieron con desdén y quitando importancia a la polémica.

Finalmente, y tras dos años de espera, Torres Rámila consiguió ingresar como colegial de San Ildefonso, nombrándosele en 1627, tal como relatan Antonio y Miguel Marchamalo en su libro dedicado al sepulcro del cardenal Cisneros, fiscal del proceso de beatificación del cardenal Cisneros, para lo cual debió recabar información en poblaciones como Alcalá, Torre­laguna, Granada, Madrid y Orán, en las que se desarrolló buena parte de la vida pública del cardenal.


Lápida sepulcral de Pedro Torres Rámila y transcripción de su texto (Museo Diocesano de la Catedral-Magistral)


Poco después fue nombrado párroco de la localidad pacense de Helechosa de los Montes, en la que permaneció hasta 1646, fecha en la que volvió de nuevo a Alcalá entrando a formar parte del cabildo de la Iglesia Magistral, cargo que mantuvo hasta su muerte en febrero de 1656, siendo enterrado en ella.




1Aunque los datos biográficos de Torres Rámila son muy escasos, este artículo aporta información muy interesante sobre este tema: http://sietemerindades.blogspot.com.es/2013/05/pero-tu-pedro-torres-ramila-paque-te.html.


Publicado el 15-3-1986, en el nº 991 de Puerta de Madrid
Actualizado el 13-12-2015