Los colegios desaparecidos
El antiguo colegio Don Juan
I, actual centro cívico Manuel Laredo
Hace unos meses, en febrero de 2021, la Comunidad de Madrid anunciaba su decisión de cerrar tres centros de enseñanza públicos en Alcalá, los colegios El Juncal y Reyes Católicos y el instituto Albéniz, los tres situados en el barrio de Reyes Católicos. Sin entrar en consideraciones políticas, lo cierto es que a la Comunidad de Madrid se le viene reprochando su escaso interés por la enseñanza pública, y si bien podría argumentarse que el envejecimiento de la población en algunos barrios ha provocado un desequilibrio en la distribución geográfica de unos centros que fueron inaugurados en circunstancias muy diferentes de las actuales, no es menos cierto que los responsables de educación madrileños tampoco se han mostrado excesivamente diligentes a la hora de construir nuevos colegios e institutos en los barrios en los que ahora existe más demanda.
Sirvan de ejemplo las obras del nuevo instituto Francisca de Pedraza, en La Garena, paralizadas durante más de un año y abierto finalmente en el curso 2021-2022 aunque de forma parcial, a la espera de la necesaria ampliación -en realidad terminación- anunciada al fin en noviembre de 2023, por lo cual tampoco llegó a tiempo para el curso 2o23-2024.
En cualquier caso, lo cierto es que en Alcalá ha habido precedentes de varios colegios públicos cerrados por una un otra razón en los últimos años. Sin que sea mi intención hacer un estudio detallado, sí me parece interesante, al menos como primera aproximación, recordar a estos antiguos centros educativos.
El colegio Historiador Portilla, situado en pleno casco antiguo en la confluencia de la calle homónima con la del Arcipreste de Hita, era uno de los centros docentes que fueron construidos en la década de 1950. Aunque sobrevivió al menos hasta mediados de los años noventa, la escasa población de la zona y su reducido tamaño fueron probablemente las causas de su cierre. El edificio está ocupado actualmente por la sede central de la red de escuelas municipales de adultos.
El colegio Don Juan I, contemporáneo del anterior, se encontraba en la calle Daoíz y Velarde junto a la desaparecida báscula municipal. En este caso más que de cierre se debería hablar de traslado, ya que al quedarse pequeño el edificio -además carecía de patio de recreo- se procedió a construir uno nuevo en la vecina calle Infantado que abrió sus puertas en el curso 1978-79. Sorprende que no conservara su nombre original cambiándolo por el de Daoíz y Velarde, pero según la prensa de la época se debió a que, al haber sido inaugurado el nuevo con prisas y carecer de toda su capacidad, ambos coexistieron durante algún tiempo. Hoy es la sede del centro cívico Manuel Laredo.
El antiguo colegio San
Diego, actual centro casa de la cultura del barrio del Chorrillo
De los años setenta data el desaparecido colegio San Diego, situado en la calle Bretón en el Chorrillo. Aunque todavía existía a mediados de los años noventa, también fue cerrado -probablemente por su pequeño tamaño- tras la apertura de centros escolares más capaces. En la actualidad está ocupado por una casa de cultura municipal.
Aproximadamente de la misma época era el colegio San Asturio, situado en la confluencia de la avenida de Pastrana con la calle Luis Vives, en la Rinconada. Puesto que adolecía del mismo problema de los anteriores, su escasa capacidad, en el curso 1992-93 fue absorbido por el vecino Luis Vives, que pasó a denominarse Luis Vives-San Asturio. En el curso 2002-2003 se cerraron sus aulas, recuperando el colegio Luis Vives su denominación original. En la actualidad es la sede del Centro Territorial de Innovación y Formación Madrid-Este, un centro de formación de profesores.
Ya en una fecha más cercana, 2012, la CAM decidió cerrar el colegio Zulema, situado en la calle Entrepeñas, en Nueva Alcalá. Aquí la excusa de la falta de capacidad no era de rigor, ya que se trataba de un colegio relativamente moderno y bastante capaz, pero los responsable de educación del gobierno madrileño decidieron embotellar a todos sus alumnos en el vecino colegio Henares, pese a que éste no era mayor que el sentenciado. Así pues en realidad se trató más bien de una fusión de ambos colegios, a la cual se le cambió el nombre por el de Alicia de la Rocha, una célebre pianista sin la menor relación con Alcalá, diferencia de las dos denominaciones originales. El antiguo edificio del colegio Zulema fue recuperado por el Ayuntamiento y convertido en la sede del centro sociocultural Zulema.
Concluye la lista, por ahora, con los tres centros citados anteriormente. El colegio Puerta de Madrid, de pequeña capacidad, estaba situado en la avenida Núñez de Guzmán y sus alumnos fueron trasladados al Santos Niños, Actualmente está ocupado por la UNFIL (Unidad de formación e inserción laboral) El Empecinado, un centro público especializado en formación profesional dirigida a jóvenes desescolarizados o con dificultades para adaptarse al mundo escolar o laboral.
Los alumnos del Reyes Católicos pasaron al Emperador Fernando, mientras a su edificio de la calle San Vidal se trasladó el Infanta Catalina del que era vecino. A su vez el edificio de éste se convirtió en la sede del Centro de educación de personas adultas Don Juan I, que anteriormente había estado ubicado en la calle Daoíz y Velarde.
El instituto Albéniz fue absorbido por el Isidra de Guzmán -ambos estaban contiguos en la calle Gardenia-, transformándose en un -cito textualmente el engorroso nombre oficial- centro preferente de escolarización de alumnos con discapacidad motórica.
Existen por último dos casos especiales en los que más que de desaparición se podría hablar de refundación. El primero de ellos es el instituto de formación profesional Alonso de Avellaneda, que empezó su actividad docente en septiembre de 1961 -es pues uno de los centros educativos más antiguos de Alcalá- como la primera Escuela de Aprendizaje de la provincia de Madrid fuera de la capital, con las especialidades de Electricidad, Madera y Mecánica. En el curso 1971-72 se convirtió en una Escuela de Maestría Industrial, pasando más tarde a ser un Centro Nacional de Formación Profesional y a partir de 1986 un Instituto de Formación Profesional que adoptó el nombre que hoy ostenta. La escasa capacidad de su sede, en la calle Cardenal Sandoval, motivó su traslado a un nuevo edificio en el camino de los Afligidos, siendo ocupado el antiguo por el IES Cardenal Cisneros, que posteriormente lo ampliaría. Durante algún tiempo fue un centro mixto de bachillerato y formación profesional, hasta que en el curso 2016-17 volvió a impartir exclusivamente esta última.
El otro es la antigua Universidad Laboral, de la cual fui alumno. En la época franquista esta red de centros educativos era paralela a la del Ministerio de Educación y estaba gestionada por el Ministerio de Trabajo, una de tantas paradojas de la dictadura. Además del bachillerato superior, reemplazado por el BUP tras el cambio de ley educativa, también contaba con una escuela universitaria de Ingeniería Técnica de Telecomunicaciones, que acabaría siendo absorbida por la Universidad.
La llegada de la democracia supuso para las Universidades Laborales un período de incertidumbre, puesto que el Ministerio de Trabajo se desembarazó de ellas y tras unos años de ir dando tumbos -llegaron a depender temporalmente del Ministerio de Sanidad- en el curso 1979-80 acabarían siendo absorbidas por el Ministerio de Educación, que las rebautizó como Centros de Enseñanzas Integradas y en 1994 las transformó en institutos, lo que supuso la pérdida de su idiosincrasia propia y en el caso de la de Alcalá hasta de su nombre, ya que fue rebautizada como IES Antonio Machado en lugar de conservar su denominación original tal como se hizo con otras universidades laborales como las de Gijón, Zamora, Toledo o Albacete. Al igual que el Alonso de Avellaneda el Antonio Machado fue durante algún tiempo un instituto doble de BUP y Formación Profesional, desapareciendo finalmente esta última.
El antiguo colegio
Alfonso X
Concluyo con un breve repaso a los colegios privados desaparecidos empezando por el Alfonso X, situado en un caserón de la calle Talamanca. A él asistí durante cinco cursos escolares, y poco después de abandonarlo para pasar a la Universidad Laboral sufrió un cierre precipitado que obligó a reubicar a sus alumnos en otros colegios de la ciudad.
Cercano a éste, en la confluencia de la calle Talamanca con la de Don Juan I, existió el pequeño colegio Zurita, al parecer con una única aula compartida por los diferentes cursos; algo que no creo que estuviera contemplado por las leyes educativas de la época -tampoco tenía patio de recreo-, razón por la que cabe suponer que desapareciera.
Durante muchos años el colegio Santo Tomás fue una referencia de la enseñanza privada en Alcalá con sus dos sedes, una en la plaza de Cervantes y la otra en la calle Escritorios. Aunque el colegio sigue existiendo, se trasladó a unas nuevas instalaciones ubicadas en el vecino término municipal de Camarma, por lo cual su desaparición o no, en lo que a Alcalá respecta, queda a discreción de cada uno, puesto que sigue estando cercano a nuestra ciudad.
Desde 1905 la comunidad religiosa de las Adoratrices gestionaba un colegio en su sede del paseo de la Estación, pero en 1984 se lo cedió a las también religiosas Hijas de Santa María de la Providencia, las cuales se hicieron cargo de la ampliación del colegio con entrada por la calle Huertas, cambiándole el nombre por el de su titular y manteniéndolo hasta hoy. Las Adoratrices conservaron el edificio original hasta que se marcharon de Alcalá en 1997, pasando éste a depender del obispado.
Otro conocido colegio privado de Alcalá fue el de San Francisco de Asís, ubicado en el convento de las monjas clarisas de San Juan de la Penitencia, en la calle Santiago, el cual se integró en el curso 2019-2020 en el de San Ignacio de Loyola, regentado por los jesuitas en su sede de El Ensanche, cerrándose sus antiguas instalaciones.
Tan sólo dos cursos más tarde, en octubre de 2021, se anunció el cierre del colegio Minerva, otro de los centros tradicionales de Alcalá -comenzó su actividad docente en 1968- que estuvo situado en la calle Batalla de Lepanto, en el barrio de Juan de Austria.
Consultando guías de los años noventa he encontrado otros colegios desaparecidos no tan conocidos como los anteriores: El Lux, en la calle de Los Molinos (la Rinconada), que todavía existía en 1997; el Santísimo Cristo de la Victoria, en la calle Luis de Torres (Juan de Austria), y el San Isidro, en la calle Núñez de Guzmán (San Isidro), cerrados ambos entre 1992 y 1994. Todos ellos se encontraban en edificios de viviendas, por lo que su tamaño era reducido.
Hubo también academias, pero su enumeración completa resultaría complicada a causa de su mayor volatilidad. Éstos son los nombres de las que recuerdo: Fonseca, en la calle Ramón y Cajal; Santiago, en la calle homónima esquina a Tinte; Quijote, en la misma ubicación, y Omega, en la avenida de Lope de Figueroa.
Publicado el 18-6-2021
Actualizado el
28-12-2023