La presencia de Cervantes en Écija





Rótulo de la avenida de Miguel de Cervantes



Écija, conocida por el sobrenombre de “La sartén de Andalucía” a causa de lo riguroso de su verano, es mucho más que una frase más o menos jocosa, es una ciudad varias veces milenaria que acumula una historia y un patrimonio artístico verdaderamente impresionantes. Écija está situada a unos 90 kilómetros al este de Sevilla, a cuya provincia pertenece, muy cerca ya del límite con la de Córdoba. La riega el río Genil, el más importante afluente del Guadalquivir, y discurre por ella la autovía A-4; no así el ferrocarril, que pasa más al norte siguiendo el curso del Guadalquivir, aunque durante alrededor de un siglo, desde su llegada por primera vez en 1873 hasta su cierre y desmantelamiento a finales de la década de los sesenta, tuvo estación en ella el ramal ferroviario que enlazaba Córdoba con Marchena.

Con una población de unos 40.000 habitantes -en el censo de 1960 llegó a rozar los 50.000-, Écija ocupa actualmente el sexto lugar por importancia demográfica en la provincia, tras la capital, Dos Hermanas, Alcalá de Guadaira, Utrera y Mairena del Aljarafe.

Pero en lo que Écija destaca por encima de todo, tal como he comentado, es en su rica historia -es la heredera de la romana Astigi, fundada a su vez sobre un poblado turdetano- y en su patrimonio monumental, declarado conjunto histórico-artístico en 1966 y probablemente el más importante de la provincia tras el de Sevilla, siendo de reseñar el llamativo perfil de sus numerosas torres alzándose al cielo. Y es que basta con darse un paseo por sus tranquilas calles -fuera de los meses de verano su clima es de lo más agradable- para encontrarnos con multitud de templos y edificios de gran interés, razón por la que el viajero interesado por el arte no se sentirá en modo alguno decepcionado.




Vista de la avenida de Miguel de Cervantes desde la plaza de España


Y, lo que también es importante para nosotros, existen en ella unos importantes recuerdos de Cervantes. Ello se debe a que a lo largo de su ajetreada vida el autor del Quijote recaló varias veces en Écija entre los años 1587 y 1589, en su condición de comisario general de abastos en Andalucía -su misión era requisar víveres para la Armada Invencible- que tantos disgustos le daría, incluyendo excomuniones y hasta la cárcel. Quien esté interesado en este tema, dispone del libro Miguel de Cervantes en Écija1, recientemente editado.




Vista general del monumento a Cervantes


Aunque no se puede decir que los ecijanos contemporáneos del bueno de don Miguel vieran con buenos ojos sus visitas a la ciudad, siempre temerosos de que les arrebatara sus bienes, sus descendientes han reparado con creces este maltrato. Para empezar, una de sus principales vías urbanas está dedicada al escritor alcalaíno: la avenida de Miguel de Cervantes es una amplia y recta vía que discurre entre la plaza de España, corazón de la ciudad, y la actual avenida del Genil, trazada sobre la antigua travesía de la carretera nacional IV y sobre la cual volveremos a hablar más adelante. Si nos fijamos en un plano de Écija veremos que esta avenida abre un limpio y largo tajo en el sinuoso caserío del casco antiguo de la ciudad. La razón es que se trata de una calle de nuevo trazado abierta a principios del siglo XX -hace aproximadamente un siglo- que se denominó inicialmente Nueva antes de ser dedicada a nuestro escritor en una fecha que no me ha sido posible determinar. La calle, que en su momento llegaba hasta la actual avenida de Andalucía, según todos los indicios la antigua ronda sur de la ciudad, actualmente se prolonga hasta la avenida del Genil con un tramo de trazado más moderno que el anterior.




Otra vista general del monumento a Cervantes


No queda aquí, ni mucho menos, el recuerdo que la ciudad astigitana rinde a Cervantes. Tras el desvío en 1992 de la antigua carretera N-IV a su paso por el casco urbano de la ciudad, los responsables municipales se plantearon la conversión de la antigua travesía en un amplio bulevar que fue bautizado con el nombre de avenida del Genil.  Esta nueva vía urbana se inauguró diez años más tarde, el 14 de septiembre de 2002, e incluyó en su diseño dos amplias rotondas, la primera en el cruce con la avenida de Blas Infante y la segunda en su confluencia con la avenida de Miguel de Cervantes. Ambas rotondas fueron adornadas con sendos grupos escultóricos, siendo el primero una alegoría de Andalucía con las Columnas de Hércules como motivo principal, rematadas por un atlante y completadas con varias figuras alusivas a las raíces ibéricas y tartesas de la ciudad. El segundo, por su parte, está dedicado a Cervantes. Los dos monumentos fueron diseñados por el artista local Rafael González Armenta y ejecutados por las empresas Mármoles Cuéllar y Granitos Gómez Cáceres.




Detalle del monumento a Cervantes


Fijemos nuestra atención en el segundo. Se trata de una fuente ornamental cuyo motivo central representa a Cervantes, sentado en un sillón de brazos y leyendo, con el rostro en dirección a la avenida de su nombre, es decir, al centro de la ciudad. El sillón reposa sobre un libro abierto, sostenido a su vez por tres atlantes. De la parte delantera del libro surge la torturada figura de Don Quijote intentando evitar que se cierre éste por los efectos conjuntos de los atlantes, y la iconografía se completa con una especie de dragón, o quimera, que se retuerce entre las piernas de éstos. El monumento está realizado en dos grandes bloques de granito blanco procedente del Valle de la Serena, en Badajoz, y pesa un total de 25 toneladas.




Otro detalle del monumento a Cervantes


Aunque su simbología es clara, dejemos que sea el escultor quien la defina con sus propias palabras, en una entrevista que le fue realizada por el portal local ciberecija.com:


“[He querido representar] una idea un poco poética, una actitud de reflexión. El libro lo intentan cerrar los gigantes y el Quijote intenta que no lo cierren para que no acabe con la creatividad y la inspiración de su creador.”


El monumento, en cualquier caso, tiene gancho y no pasa en modo alguno desapercibido, sorprendiendo agradablemente su realismo en una época en la que multitud de políticos locales nos tienen acostumbrados a castigarnos con unas “esculturas” de las que lo más suave que se puede decir es que son unos adefesios sin el más mínimo valor artístico, por no hablar ya de su carencia absoluta de buen gusto. Así pues, vaya desde aquí mi felicitación tanto al ayuntamiento de Écija por la iniciativa, como al autor por su realización.

Ya en pleno centro de la ciudad, deberemos dirigirnos al antiguo palacio de los Pareja, actual sede de la biblioteca pública municipal. Este edificio está situado en la céntrica en la plaza de Santa María, a un paso de la plaza de España, y en su fachada se encuentra adosada una lápida de piedra que reza lo siguiente:



Lápida conmemorativa del IV centenario del Quijote


MIGUEL DE CERVANTES
ESTUVO EN ESTA CIUDAD
COMISIONADO POR LA REAL
AUDIENCIA DE SEVILLA
LA ASOCIACIÓN DE
AMIGOS DE LA CIUDAD DE ECIJA
LE DEDICA ESTE RECUERDO
CON MOTIVO DEL IV CENTENARIO
DE LA 1A EDICION DE EL QUIJOTE


El cuarto centenario de la primera edición del Quijote se cumplió, como es sabido, en 2005, por lo que hemos de datar a la lápida en ese año, lo que la hace posterior en tres al monumento que acabo de describir. Puesto que se trata de un edificio construido en el siglo XVIII éste no pudo ser visitado por Cervantes, aunque supongo que habría algún motivo por el que la lápida fue instalada allí y no en cualquier otro lugar de la ciudad.

Concluyo el artículo con una referencia al colegio público de educación infantil y primaria Miguel de Cervantes, situado en el número 5 de la calle Cestería, junto a la rotonda en la que se alza el monumento en homenaje a Andalucía anteriormente comentado, y sin nada especial que reseñar.




1 MARTÍN OJEDA, Marina. Miguel de Cervantes en Écija (1587-1589). Asociación cultural ecijana Padre Martín de Roa. Écija, 2005.


Publicado el 28-6-2012