Aunque en la ciudad de Gijón no hay ningún monumento que recuerde a la figura del autor del Quijote, caso diferente es el de su antigua Universidad Laboral. Cuando a principios de los años cincuenta se construyó ésta, todo se hizo a lo grande -nada que ver, evidentemente, con el feo y raquítico edificio de su homóloga alcalaína- en un intento de dotar a la nueva institución de una monumentalidad y un empaque muy del gusto del régimen franquista... lo que no impide que, independientemente de las connotaciones políticas, esta Universidad Laboral merezca una visita, ya que su valor artístico es realmente notable.

El complejo está estructurado alrededor de un enorme patio central al que se abren las edificaciones más representativas tales como la iglesia o el teatro, las cuales a su vez tienen sus fachadas adornadas con un conjunto de esculturas -santos en el templo, escritores ilustres en el teatro- entre las cuales me llevé la sorpresa de descubrir dos dedicadas a Cervantes. Lamentablemente las fotografías no son demasiado buenas ya que estaban situadas muy arriba y tuve que recurrir al teleobjetivo, pero sirven al menos para dejar constancia de su existencia.

Estatua sedente de Cervantes en la Universidad Laboral de Gijón

En cuanto a sus detalles, no es mucho lo que he podido encontrar. Según la documentación consultada el conjunto estatuario de la Universidad Laboral fue realizado por dos escultores, el asturiano Manuel Álvarez Laviada (Oviedo, 1992 - Madrid, 1958) y el segoviano Florentino Trapero (Aguilafuente, 1893 - Madrid, 1977), pero no suelen desglosar la obra de cada uno de ellos. Sólo en una de las fuentes se indica que las seis esculturas sedentes que coronan la fachada del teatro, dedicadas respectivamente a Quevedo, Calderón, Lope de Vega, Cervantes, Tirso de Molina y Moratín, fueron talladas por Florentino Trapero, quedando la duda de quien de los dos esculpió la segunda de ellas, en la que Cervantes aparece de pie.