La presencia de Cervantes en Navalcarnero
Estatua de Cervantes en
Navalcarnero. Vista general
Navalcarnero es una población de 21.000 habitantes situada al suroeste de la provincia de Madrid, junto a la autovía de Extremadura. Con una actividad económica tradicionalmente basada en la agricultura -su vino tiene bien merecida fama-, Navalcarnero ha sabido crecer manteniendo su idiosincrasia tradicional, muy cuidada además.
Si a ello le sumamos la posesión de un patrimonio artístico notable, la conclusión está clara: merece acercarse hasta allí para tomar algo en una terraza de la espléndida plaza mayor parcialmente soportalada, visitar la interesante parroquia de la Asunción o, simplemente, callejear por las cuidadas calles del pueblo, sin olvidarnos claro está de hacer una visita a alguna de las bodegas locales.
Estatua de Cervantes en
Navalcarnero. Detalle
Hasta aquí nada hay de particular, salvo la contrastada voluntad de sus habitantes de constituirse en una población turística. Pero lo que más sorprenderá sin duda al visitante será encontrarse con una nutrida colección de estatuas y monumentos escultóricos sin duda insólita en un lugar de tan escasa demografía, y desde luego muy superior, en cantidad y en calidad, al patrimonio escultórico de poblaciones mucho más grandes. De hecho, y aunque sólo fuera por ello, ya merecería la pena visitarlo.
Quien esté interesado en este patrimonio escultórico navalcarnereño puede visitar la sección correspondiente de la página web Escultura urbana, ya que éste es un propósito que desborda a las pretensiones del presente artículo, dedicado a una tan sólo de estas esculturas, la de Miguel de Cervantes. Los motivos, son obvios.
Firma del autor en la parte
trasera
La escultura de Cervantes se encuentra ubicada al sureste del casco urbano, en un moderno barrio de viviendas adosadas. Se asienta en una pequeña plaza ajardinada bautizada con el nombre del escritor, en la que confluyen las calles de la Estrella, del Lucero y de la Luna.
Se trata, tal como puede apreciarse en las fotografías, de una estatua sedente fundida en bronce, con una altura de 2,20 metros más 1,10 metros del pedestal. Su autor es el escultor Salvador Amaya, nacido en Madrid en 1970 y que, pese a su juventud, cuenta ya con un notable currículo artístico, incluyendo varias obras en Navalcarnero, entre ellas la escultura del cardenal Cisneros que forma parte del grupo escultórico dedicado a Isabel la Católica. La fecha que figura junto a la firma, en la parte trasera de la estatua, es el 18 de agosto de 2004, aunque en el pedestal aparece la de 2005, mientras la inauguración oficial, según datos de Escultura urbana, tuvo lugar el 2 de febrero de 2006.
Da igual. En cualquier caso se quiso conmemorar el cuarto centenario de la publicación del Quijote, que tuvo lugar en 2005, y realmente se hizo con una espléndida escultura que en nada desmerece de otras obras clásicas, cuyo estilo respeta el autor de forma escrupulosa sin más concesión que la de convertir el asiento de Cervantes -se trata de una estatua sedente- en un simple bloque prismático. La cabeza está claramente inspirada en el famoso retrato falso de Juan de Jaúregui, y su indumentaria es la propia de la época.
El Cervantes de Navalcarnero cuenta con los dos atributos que le son propios, el de escritor -aparece escribiendo en unos folios apoyados sobre su muslo derecho- y el de soldado, con la espada envainada en su costado izquierdo. Asimismo es representado en una actitud pensativa, como si se encontrara cavilando algún episodio del Quijote.
Inscripción delantera
del pedestal
En lo que respecta al pedestal, éste es un simple prisma de granito ubicado sobre tres gradas asimismo de granito. En la cara delantera ostenta la siguiente leyenda:
MIGUEL DE
CERVANTES Y SAAVEDRA AÑO DEL 2005 |
Inscripción trasera
del pedestal
En la trasera figura el motivo de la erección del monumento -el ya citado cuarto centenario del Quijote- seguido de una frase extraída del mismo:
En el IV
Centenario del nacimiento del libro más universal escrito en lengua
castellana y en cualquier otra: Don Quijote de la Mancha... |
Publicado el 3-7-2010