La presencia de Cervantes en Villanueva de los Infantes
Mural identificativo de la
ruta de la ruta de don Quijote
Villanueva de los Infantes, o simplemente Infantes tal como la denominan los lugareños, es un municipio manchego de unos 6.000 habitantes situado en el sureste de la provincia de Ciudad Real, no muy lejos de las lagunas de Ruidera y de las primeras estribaciones de la Sierra Morena. Es la capital de la comarca del Campo de Montiel, y la riqueza de su patrimonio artístico motivó que su casco antiguo fuera declarado conjunto histórico-artístico en 1974.
Se da la circunstancia de que los dos principales personajes vinculados con Villanueva tuvieron que ver también con Alcalá: el escritor Francisco de Quevedo, enterrado en la parroquia de San Andrés, y el arzobispo de Valencia santo Tomás de Villanueva, ambos antiguos estudiantes de nuestra universidad. Y por supuesto está también Cervantes que, en su condición de autor del Quijote, es homenajeado en Villanueva al igual que en la mayoría de las poblaciones manchegas.
Pero Villanueva tiene también su propio mito cervantino. Hace muy pocos años, en 2005 concretamente, un equipo de profesores universitarios, tras realizar un estudio detallado de las rutas del Quijote, llegaron a la conclusión de que el famoso lugar de la Mancha del que Cervantes no quería acordarse debía ser Villanueva de los Infantes. Por supuesto tratándose de una novela todo es posible, incluso que Cervantes no tuviera en mente ningún lugar concreto a la hora de empezar a escribir el libro, pero dado que los itinerarios de los dos protagonistas principales están detallados con minuciosidad y hacen alusión a poblaciones reales, los investigadores dedujeron que de todas las posibles candidaturas era ésta la que reunía mayores probabilidades.
Desconozco si esta decisión ha llegado a crear polémica en las otras localidades que se disputaban tradicionalmente el título, aunque en las páginas web de Argamasilla de Alba se sigue defendiendo la teoría tradicional de que el disputado lugar de la Mancha estuvo precisamente allí. En cualquier caso, Villanueva ya ha adoptado como lema turístico la divisa El lugar de la Mancha, y no parece demasiado dispuesta a abandonarlo.
Lápida de la calle de
Cervantes
Centrándonos en la presencia cervantina en Villanueva, es preciso establecer un antes y un después de la citada investigación. El antes lo constituye la calle de Cervantes, una de las principales vías de la ciudad y también una de las más atractivas desde el punto de vista artístico. Discurre entre la plaza Mayor y la plaza de San Juan, donde se ubica el antiguo convento de dominicos en una de cuyas celdas pasó Quevedo los últimos días de su vida, y cuenta con unas artísticas lápidas de bronce realizadas por la diputación de Ciudad Real con ocasión del tercer centenario del fallecimiento de Cervantes -es decir, en 1916- que no son privativas de Villanueva, por lo que se las puede encontrar también en otras localidades. Reproducen, junto con varios motivos ornamentales, un busto del escritor y un escudo de Ciudad Real, además del siguiente texto:
CALLE
DE
CERVANTES
HOMENAGE DE LA DIPUTACION
DE C. REAL AL GLORIOSO
AUTOR
DE "EL QUIJOTE"
EN EL III. CENTENARIO
DE SU FALLECIMIENTO.
El callejero cervantino de Villanueva se completa con las calles de Don Quijote, Sancho Panza, Dulcinea, Yelmo y Lanza, todas ellas agrupadas en un barrio de reciente trazado.
Monumento al Quijote. Vista
general
Y ahora el después. Puesto que la atribución de Villanueva como sede de la casa solariega de Alonso Quijano tuvo lugar a principios de 2005, coincidiendo con la celebración del cuarto centenario de la publicación del Quijote, se decidió reafirmar esta relación erigiendo un monumento al Quijote, hasta entonces inexistente. La obra se le encargó al escultor Juan Antonio Giraldo, nacido en Villanueva en 1937 aunque residente en Canarias.
Monumento al Quijote. Detalle
de Don Quijote
Desconozco, y tampoco creo necesario entrar en detalles, la evolución de las gestiones, pero una serie de circunstancias retrasaron la ejecución del encargo, de modo que el conjunto escultórico no pudo ser inaugurado hasta el 19 de abril de 2008. Y no sin polémica, ya que al parecer en algunos sectores de la ciudad no agradaron demasiado los elementos heterodoxos que el artista incluyó en su obra, en especial la representación de don Quijote más a guisa de aldeano que de caballero andante, con un sombrero chambergo en lugar de yelmo, una horca a modo de lanza y una tapa de orza oficiando de escudo. Otra cuestión que suscitó división de opiniones fue la ubicación del grupo escultórico, finalmente instalado junto a los soportales de la plaza Mayor, sobre el suelo y sin ningún tipo de pedestal.
Monumento al Quijote.
Rocinante y Don Quijote
Tal como reflejan las fotografías, se trata de un conjunto formado por cuatro figuras de bronce, en tamaño natural y dispuestas en línea una tras otra: don Quijote, Rocinante, Sancho Panza y el rucio. Se da la circunstancia de que, a diferencia de lo que suele ser más habitual en la iconografía cervantina, tanto el caballero como su escudero aparecen desmontados y a pie ya que, según palabras del propio escultor, éste quiso reflejar un episodio en el que don Quijote descabalga y Sancho le pregunta: ¿por dónde salimos?. Por esta razón don Quijote aparece apartado de su montura y vuelto hacia atrás, haciéndole un gesto a Sancho para que también se detenga. Éste, por su parte, también de pie pero al lado del burro, se muestra en actitud de espera. La firma de Giraldo y el año de ejecución -2006, dos antes de la inauguración- figuran en los costados de ambas caballerías.
Monumento al Quijote. Sancho
Panza y el rucio
Publicado el 25-9-2008