Curiosidades complutenses (II)





La Casa de los Lizana, una de las más bellas portadas de la ciudad



Una calle complicada

Al menos, en lo que a su nombre respecta. Me estoy refiriendo a la calle que, arrancando de la calle de Escobedos, dobla en ángulo recto para terminar en esta misma vía urbana merced a un pasaje.

Veamos la historia de su nombre. Trazada en los. años sesenta, el constructor se hizo eco de la moda por entonces existente de dedicar las calles a los familiares de los propietarios de los terrenos, o de los constructores, e intentó llamarla calle de los Hermanos Smith. El ayuntamiento, que ya empezaba. a hartarse de esta costumbre, optó por su parte por el más prosaico nombre de calle de la Ele, quizá por ser su forma semejante a la de esta letra. Sin embargo, en la práctica triunfaría una tercera opción, ya que al final la calle fue rotulada con el nombre de Pasaje de Escobedos.

No acabarían aquí las cosas. Cuando se realizó, a finales de 1985, una reforma del callejero, visto que tal calle nada tenía de pasaje y que además existían una calle y una travesía de Escobedos, para evitar confusionismos se le cambió el nombre por el de calle de García Gudiel, en homenaje a este arzobispo toledano que consiguió para Alcalá, en tiempos del reinado de Sancho IV, unos Estudios Generales que serían el primer embrión de la futura universidad cisneriana. Pero como a estas alturas no se han cambiado aún las placas, la calle continúa figurando, de hecho, como pasaje de Escobedos... Aunque siga sin ser un pasaje.

Nota de 2012

Bastantes años después de escrito originalmente este artículo, y tras la construcción de un nuevo edificio entre la calle de Escobedos y el pasaje, este último fue prolongado en un nuevo tramo desde donde terminaba anteriormente, junto al pasaje peatonal, hasta la calle de Escobedos, por lo que pasó de tener forma de letra “ele” a describir una letra “u”, perdiendo lo poco que pudiera conservar de pasaje. Pese a ello, siguió sin corregírsele el nombre.


Los Cuatro Caños

Éste es el nombre popular, que no oficial, de la alcalaína Puerta de los Mártires. Proviene del hecho de que, hasta hace veintitantos años, estuvo ubicada en ella la popular fuente de los Cuatro Caños, lamentablemente destrozada en aras del progreso. Sin embargo, la fuente estuvo en este lugar relativamente muy pocos años en relación a sus anteriores ubicaciones: inicialmente en la plaza de Cervantes, en el extremo que linda con las calles Mayor y Libreros, y más tarde en la plaza. de San Diego frente a la Universidad. Bastaron apenas unas décadas para lograr en su última ubicación lo que no consiguió en las dos anteriores, en ambas cuales estuvo mucho más tiempo: borrar una denominación tradicional de varios siglos de antigüedad y mantenerse a pesar de que hace ya más de veinte años que la fuente fue destruida.

Y todo esto a pesar de que la plaza nunca dejó de denominarse oficialmente Puerta de los Mártires. Claro está que, a raíz de la reconstrucción de la fuente en septiembre de 1991, la denominación popular ha vuelto a quedar justificada, por lo que resultaría completamente absurdo intentar suprimirla.


La Casa de los Lizana

Otro caso bastante similar es el que ocurre con el nombre de este rancio caserón de la calle de la Victoria, por todos conocido a causa de su magnífica portada plateresca. Inicialmente palacio de la poderosa casa de los Mendoza, sería la primera sede del recién fundado convento de dominicas de santa Catalina de Siena.

Trasladado el convento a su sede actual de la calle del Empecinado, el edificio acabaría siendo adquirido en 1607 por Lucas González de Alcides y convertido en el colegio menor de Santa Justa y Rufina, adscrito a la universidad complutense, el cual tendría como alumno distinguido al historiador alcalaíno Miguel de la Portilla y Esquivel.

No sería sino hasta la supresión de la universidad en el siglo pasado cuando el edificio, despojado ya de su carácter universitario, pasó a manos de la familia de los Lizana quienes, además de convertirlo en casa de vecindad, apenas si lo poseyeron algún tiempo.

Como puede comprobarse, el nombre popular de Casa de los Lizana es el menos apropiado, por diferentes razones, de todos los posibles. Evidentemente, Palacio Mendoza o Colegio de Santa, Justa y Rufina serían apelativos mucho más indicados... pero las cosas son como son.


El Manicomio

Si hablan ustedes con algún alcalaíno antiguo, puede que le oigan aludir al manicomio... a pesar de que en Alcalá nunca ha habido ninguna institución de este género.

Ocurre que, en tiempos de la II República, existió efectivamente el proyecto de ubicar en Alcalá un sanatorio mental junto a la finca del Caño Gordo, en la carretera de Meco, proyecto que no llegó a fructificar. Terminada la guerra civil los edificios serían aprovechados para acuartelamiento militar, situación en la que continúan en la actualidad; habiendo sido durante bastantes años un centro de instrucción de reclutas (EL CIR nº 2), ahora se encuentra allí la mayor parte de la Brigada Paracaidista, acantonada en nuestra ciudad.


El bautismo de Cervantes

El 23 de octubre de 1547 era bautizado Miguel de Cervantes Saavedra en la alcalaína parroquia de Santa María la Mayor. Destruidas la iglesia y la pila bautismal, una reproducción de esta última se conserva actualmente en la Capilla del Oidor, una de las capillas laterales de la antigua parroquia hoy restaurada y convertida en sala de exposiciones.

Sin embargo, y en contra de lo que creen muchas personas, Cervantes no fue bautizado en la capilla del Oidor, sino en otro recinto de la parroquia probablemente hoy desaparecido.

La Capilla del Oidor fue durante muchos años el panteón familiar de los Alcocer, una familia alcalaína, y no fue sino hasta 1905, fecha. en la que tuvo lugar una restauración de la parroquia, cuando se instaló en ella la pila bautismal de Cervantes. ¿La razón? La pila se encontraba arrinconada y semiabandonada en un cuartucho de la parroquia, y al arquitecto encargado de la restauración le pareció conveniente trasladarla a un lugar más digno de la iglesia, máxime cuando estaba próxima la conmemoración del III centenario de la edición del Quijote.

Una de las láminas que ilustran la Historia de Alcalá de Esteban Azaña, aparecida originalmente en 1882 y recientemente reeditada por la Universidad de Alcalá, está dedicada, precisamente, a la pila bautismal de Cervantes. En la lámina se aprecia que la pila está en una capilla que no es la del Oidor; una cuerda que cuelga junto a la pila parece indicar que pudiera tratarse de la parte baja de la torre campanario. En cualquier caso, lo cierto es que Cervantes no fue bautizado en la Capilla del Oidor, sino en otro lugar de la iglesia.


Publicado el 11-3-1989, en el nº 1.136 de Puerta de Madrid
Actualizado el 7-5-2012