Una exposición magnífica





Cervantes y sus modelos, de Ángel Lizcano



Resignados como estamos a tragarnos exposiciones de escobas colgando del techo o huevos estampados contra la pared, que nos encontremos con una exposición del calibre de la que se ha montado en la Capilla del Oidor y en la Casa de la Entrevista es ciertamente para celebrarlo... Porque la exposición “Cervantes y el mundo cervantino en la imaginación romántica” merece ciertamente ser vista, así como su cuidado catálogo merece también ser leído.

Supongo que los inquisidores del arte que condenan a la hoguera a todo aquél que no comulgue con sus avanzados gustos artísticos manifestarán su desprecio, y puede que hasta su repugnancia, por una exposición en la que los cuadros y las esculturas reflejan escenas del Quijote, de la obra cervantina o retratos del propio Cervantes, todo ello sin recurrir a esos chafarrinones que para ellos son pintura... Porque son cuadros que se pueden ver y entender, y no esas galimatías que si se ponen boca abajo nadie se entera excepto el propio autor de los mismos... Y además están bien pintados, cosa que no se puede decir precisamente de buena parte de la pintura (?) que alaban esos inquisidores.

En todo caso, la cuestión es meridianamente clara: Cada cual es muy libre de preferir un estilo artístico u otro, y ni a nadie se le puede criticar por ello, ni se puede consentir que unas salas de exposiciones municipales estén secuestradas, salvo honrosas excepciones como la que nos ocupa, por un tipo de arte que, si bien es tan respetable como cualquier otro, ni es el único ni es mayoritario.

Y por supuesto, hablando ya de otra cosa, la atención que han prestado los medios de comunicación madrileños a la exposición ha sido virtualmente nula. Como estamos tan lejos...


Publicado el 8-11-1997, en el nº 1.548 de Puerta de Madrid
Actualizado el 17-5-2009