Alcalá en los callejeros de las Islas Baleares
En el transcurso de unas recientes vacaciones por la isla de Mallorca, descubrí la existencia de nombres relacionados con Alcalá en los callejeros de algunas de sus poblaciones, lo cual supuso para mí una agradable sorpresa ya que, al haber pertenecido las Baleares al antiguo reino de Aragón, sus vínculos históricos con nuestra ciudad fueron como cabe suponer mucho menos intensos que los de otras regiones españolas integradas en el reino de Castilla.
Días más tarde, y ya de vuelta a casa, completé la información, con datos encontrados en internet, tanto de poblaciones mallorquinas que yo no había llegado a visitar -junto con alguna que se me pasó- como de otras pertenecientes a las islas de Menorca e Ibiza, en las cuales no estuve. He de advertir que la mayor parte de estas vías urbanas eran de escasa entidad y que sus rótulos eran en todos los casos simples placas sin mayor aditamento que el nombre y, en ocasiones, el escudo de la población, es decir, nada que pudiera considerarse conmemorativo. Asimismo tampoco pude encontrar ningún monumento o estatua, pese a lo cual creo que la enumeración de lo hallado ya es de por sí lo suficientemente interesante, o cuanto menos curioso, como para merecer un artículo.
Con diferencia, el personaje alcalaíno más frecuente en los callejeros baleares es Miguel de Cervantes, por razones fáciles de comprender. Del autor del Quijote encontré calles al menos en dieciséis poblaciones mallorquinas, concretamente en Palma, Andratx, Artá, Calviá, Capdepera, Inca, Lloseta, Manacor, Muro, Pollensa, Sa Pobla y Santa Margalida, junto con las pedanías de Bonaire, perteneciente al municipio de Alcudia, las de Cala Murada y Cala Romántica, de Manacor, y la Colonia de Sant Jordi, de Ses Salines. Fuera de la isla de Mallorca, completan la lista Alayor, en Menorca, y San Antonio de Portmany, en Ibiza.
De arriba a abajo,
rótulos de las calles dedicadas a Cervantes en Palma, Inca y
Pollensa
La calle de Palma, quizá la más importante de todas ellas, se encuentra al oeste del casco antiguo, y discurre entre la calle de Joan Crespi y la plaza del Progreso, a su vez atravesada por el importante eje viario que con distintos nombres (Conde de Barcelona, Espartero, Marqués de la Senia y Joan Miró) enlaza el centro de la ciudad con el castillo de Bellver. Se trata de una vía bastante anónima situada en un entramado urbano decimonónico -y por lo tanto ortogonal- sin ninguna significación especial que le diferencie de sus vecinas.
Las dos poblaciones principales de Mallorca, excepción hecha de la capital, son Inca y Manacor. Ambas cuentan con calle de Cervantes, y en los dos casos éstas son asimismo bastante anodinas; para el lector interesado baste reseñar que la de Inca es una corta transversal de la importante avenida de los Reyes Católicos, mientras la de Manacor se encuentra en las cercanías del paseo del Ferrocarril, un amplio bulevar construido sobre el antiguo trazado de la línea férrea que conducía a Artá, hoy desmantelada. El resto de las calles de Cervantes son poco importantes salvo, quizá, la de Portmany que, por estar en Ibiza, no llegué a visitar, por lo que mi información procede exclusivamente de un plano. Como curiosidad cabe reseñar que, según los planos, la calle de Cala Murada, perteneciente probablemente a una urbanización, tiene forma de rueda, circular y con una serie de ocho radios transversales que confluyen hacia el centro.
Tras Cervantes nos encontramos con Cisneros, un hecho bastante más singular puesto que el cardenal ejerció su gobierno, tanto eclesiástico en su condición de arzobispo de Toledo, como civil al desempeñar en dos ocasiones el cargo de regente, tan sólo en el reino de Castilla, y no en el de Aragón. El caso es que el cardenal tiene dedicadas calles en Palma, Inca y Manacor. La de Palma, aparentemente de escasa importancia -no llegué a visitarla-, se encuentra en un barrio periférico al otro extremo de la ciudad, y es una corta bocacalle situada a la altura del número 370 de la larga avenida de Aragón, uno de los principales ejes viarios de la capital mallorquina que en realidad es el tramo inicial de la antigua carretera a Inca, hoy sustituida por la vecina autopista.
Rótulo de la calle
dedicada al cardenal Cisneros en Manacor
La calle de Inca, cercana a la de Cervantes, es también perpendicular a la de la avenida de los Reyes Católicos, aunque se encuentra situada al margen opuesto de la anterior. A mí no me pareció nada llamativa, y de hecho no encontré en ella ni tan siquiera lápidas con su nombre. La calle de Manacor, por último, discurre entre el paseo del Ferrocarril -aunque en otra zona que la de Cervantes- y la Vía de Roma, en una zona bastante céntrica aunque asimismo desangelada.
El tercer personaje alcalaíno con el que nos encontramos es, como cabía esperar, Manuel Azaña. Aunque en esta ocasión tan sólo Palma lo recoge en su callejero, en compensación se trata de una importante avenida trazada al este del casco antiguo, es decir, justo al otro extremo que la calle de Cervantes, discurriendo perpendicular a la costa y paralela a la antigua ronda de las murallas, la actual avenida de Gabriel Alomar, entre la avenida de Manacor y la ronda del litoral, o avenida de Gabriel Roca. Junto a ella se encuentran el parque y el museo de Kristian Krekovic, un pintor croata nacido en 1901 y afincado en Mallorca desde 1960, donde murió en 1985. Aunque larga, la calle de Manuel Azaña -no figura como avenida en el callejero oficial- no mostraba nada de particular desde el punto de vista urbanístico.
Rótulo de la calle
dedicada a Manuel Azaña en Palma
A ellos podríamos añadir también, quizá un tanto cogidos por los pelos, los nombres de algunos personajes que pasaron en su día por la antigua universidad de Alcalá, como Gaspar Melchor de Jovellanos, muy popular en las islas al haber estado varios años preso, por orden de Godoy, en el castillo de Bellver, o san Alonso Rodríguez, un santo jesuita patrón de Mallorca, en una de cuyas iglesias, la de Monte Sión, está enterrado.
Rótulo de la calle
dedicada a Manuel Azaña en Palma
Fotografía tomada de
diariodemallorca.es
Por último, y dada su estrecha vinculación con Alcalá, conviene recordar también, haciendo abstracción de cualquier tipo de connotación política, a la puerta de Santa Catalina, situada junto al puerto de Palma de Mallorca. Ésta fue rebautizada en 1941 con el nombre de Jinetes de Alcalá en homenaje a los veintinueve oficiales de Caballería que, en mayo de 1936, fueron internados bajo arresto en el castillo de San Carlos, en Puerto Pi, por no acatar la orden de traslado, de Alcalá a Palencia, del regimiento de Villarrobledo al que pertenecían. Al estallar la Guerra Civil estos oficiales se unieron al bando rebelde, convirtiéndose en un importante apoyo en la defensa de la isla frente al frustrado intento de reconquistarla por parte de las tropas republicanas. Esto motivó que, al acabar la guerra, se les dedicara la plaza, erigiéndose en ella un monolito conmemorativo. Fruto de la Ley de Memoria Histórica de José Luis Rodríguez Zapatero, la plaza recobró su antiguo nombre y el monolito fue desmontado finalmente en 2009.
Publicado el 27-3-2008
Actualizado el 25-8-2015