Ayer y hoy de la comparsa cervantina
Sin duda, la perla de la comparsa de gigantes complutense es el grupo de gigantes cervantinos, aunque en realidad habría que definirlos más bien como quijotescos. A diferencia de otros gigantes, cuyas cabezas eran de serie procedentes de modelos previos, éstas fueron encargadas en 1974 a Guaita, una empresa valenciana especializada en gigantes, carrozas y fallas, que las diseñó ex-profeso, mientras el armazón, los ropajes y, en el caso de Don Quijote, la armadura fueron realizados en Alcalá.
Las cabezas de Don Quijote y
del resto de la comparsa a su llegada a Alcalá
Fotografías de
Baldomero Perdigón
La comparsa original estaba formada por Don Quijote, Sancho Panza, el Bachiller Sansón Carrasco -más conocido como el Cura-, Dulcinea, el Duque y la Duquesa. Años más tarde se sumaron Cervantes en 2005 y el Barbero Maese Nicolás en 2019. Aunque los seis gigantes originales siguen existiendo hoy en día tras más de cuatro décadas de existencia, las sucesivas y no siempre acertadas restauraciones, y en el caso de Sancho Panza su pérdida, que forzó a comprar uno nuevo, han motivado que el aspecto de los mismos sea hoy bastante diferente del original en casi todos ellos.
En dos ocasiones estos gigantes, salvo los nuevos de Cervantes y el Barbero, fueron sometidos a unas restauraciones integrales. La primera tuvo lugar en 1996, y fue realizada en Alcalá por un equipo dirigido por María Jesús Vázquez Madruga. Se restauraron las cabezas de todos ellos excepto la de Sancho Panza, que había sido sustituido en 1986 por el actual, y se recuperó la del Bachiller, que llevaba bastante tiempo desmontada. Asimismo se cambiaron algunos de los cuerpos por otros nuevos más resistemtes y de mayor envergadura, se renovaron los trajes y se cambió la armadura de hierro de Don Quijote, excesivamente pesada,por otra más ligera de aluminio.
La segunda restauración se realizó en 2005, coincidiendo con la celebración del centenario de la publicación del Quijote y la incorporación del gigante de Cervantes. En esta ocasión las cabezas fueron enviadas a Guaita, donde fueron restauradas a excepción de las de los Duques que, debido a su deterioro, fueron reemplazadas por sendas réplicas siguiendo no los modelos originales, sino el aspecto que presentaban tras la restauración de 1996. Se hicieron cuerpos nuevos y la Escuela Taller Corral de Comedias fue la responsable de la renovación de los trajes.
Aunque las cabezas originales estaban realizadas en cartón fallero, las tres que han sido renovadas -la de Sancho Panza y las de los Duques-, así como las de Cervantes fueron confeccionadas en fibra de vidrio, un material mucho más resistente. El Barbero, por último está realizado en un material plástico, posiblemente poliespán.
La comparsa cervantina junto
al Ayuntamiento
Fotografía de Baldomero Perdigón
Dado que el aspecto actual de la comparsa es bastante diferente del que presentaba originalmente, resulta interesante comparar fotografías antiguas de los gigantes ya terminados, tomadas a poco de su llegada a Alcalá, con las actuales. Aunque no dispongo de demasiado material gráfico, conozco una fotografía en blanco y negro de Baldomero Perdigón que nos muestra a la comparsa completa frente al Ayuntamiento en la que, al estar los gigantes en escorzo, no resulta fácil apreciar los detalles de los que quedan más alejados.
Existe una segunda fotografía en color, de muy poca calidad ya que la copié de un programa de ferias. Fue tomada junto a la calle Avellaneda, en el patio trasero de Santa María la Rica donde entonces se guardaban los gigantes, y en ella tan sólo aparecen Don Quijote, Sancho Panza, el Bachiller y la Duquesa, faltando el Duque y Dulcinea posiblemente porque el inusual formato cuadrado, típico de las cámaras Polaroid, los dejara fuera de encuadre, tal como parece indicar el brazo que aparece a la izquierda del Bachiller.
Años setenta. De
izquierda a derecha el Bachiller, Don Quijote, Sancho Panza y la
Duquesa
Dulcinea y los dos Duques, junto con otros dos gigantes antiguos, Gepeto y uno de los dos Negritos, ambos desaparecidos y a los que no hay que confundir con el Negrazo, sí quedaron reflejados en esta otra fotografía tomada en la plaza de Cervantes durante las ferias de 1979. Como curiosidad, cabe indicar que dos de los cabezudos que los acompañan, el Indio y el Gitano, fueron transformados años más tarde en gigantes.
Año 1979. De izquierda
a derecha la Duquesa, Dulcinea, el Negrito, el Duque y Gepeto
En cualquier caso, y pese a la falta de calidad de una y de color de las restantes, es suficiente para hacer las comparaciones con un razonable grado de certidumbre. Pasemos ahora a ver el estado actual de la comparsa.
Don Quijote |
Comencemos con la pareja formada por Don Quijote y Sancho, y más concretamente con el primero de ellos. La cabeza, lo más importante, prácticamente no ha variado, aunque sí el cuerpo; el original tenía una estructura de hierro y una armadura asimismo de chapa de hierro, lo que hacía que fuera tan pesado que no hubo más remedio que colocarle unas ruedas... con lo cual perdía todo el encanto al no poderlo bailar. Por esta razón, durante la restauración a que fue sometida la comparsa en 1996 se procedió a cambiárselo por uno mucho más ligero confeccionado en aluminio, lo que permitió llevarlo a hombros. En cualquier caso su aspecto actual es muy parecido al original.
Segundo Sancho Panza |
Con Sancho Panza ocurre todo lo contrario. Tras el abandono a que fue sometida la comparsa durante los años ochenta el gigante original se acabó perdiendo, probablemente destrozado en alguna fiesta de barrio o de algún pueblo cercano, a las que se prestaban sin el menor control. El hueco fue cubierto en 1986 por un nuevo gigante representando al bueno del escudero por iniciativa de José Macías, entonces concejal de festejos. Por esta razón se trata de dos gigantes completamente distintos, no habiendo pues igualdad de estilo entre el Sancho Panza actual y el resto de la comparsa aunque, justo es reconocerlo, su calidad artística es innegable. En cuanto a si uno era mejor que el otro o viceversa, se trata ya de una cuestión de gustos personales. Lo que sí resulta evidente es que sus rasgos son muy parecidos, por no decir idénticos, a los del Bachiller, lo que induce a pensar que, por razones que desconozco, para la nueva cabeza pudiera haber sido utilizado el molde de este último en lugar de usar el original, tal como hubiera sido más lógico.
El Bachiller |
Pasemos al Bachiller, popularmente conocido como el Cura. Este gigante a punto estuvo de correr la misma suerte que Sancho Panza, ya que según algunos testimonios orales llegó a ser colgado durante unas fiestas de barrio por algunos energúmenos anticlericales al confundirlo con un cura. Por sorprendente que parezca, parece que fue verdad. El caso es que durante bastantes años desapareció de la comparsa, y fue a raíz de la restauración de 1996 cuando se encontró la cabeza arrinconada mientras el resto del cuerpo había desaparecido. Se rehizo éste último y se restauró la cabeza, sustituyéndose la teja original, muy pesada y que al parecer lo desequilibraba, por la actual, más ligera. Junto con Don Quijote, es el miembro de la comparsa que menos ha cambiado de aspecto.
Dulcinea |
Le llega el turno a Dulcinea, bastante más modificada no sólo en el cuerpo, que se le puso nuevo, sino en la cabeza, fruto de multitud de retoques a lo largo de los años. Fijémonos en la fotografía en blanco y negro y comparémosla con la actual; veremos que ésta está muy repintada de forma que se difuminan bastante los rasgos originales, mucho más sutiles.
El Duque |
Los que más han cambiado han sido, con diferencia, los dos Duques. Si contemplamos de nuevo las fotografías en blanco y negro -y en el caso de la Duquesa la de color- y las comparamos con las actuales, vemos que las modificaciones en las cabezas -los cuerpos y los trajes son asimismo diferentes- han sido radicales. Para empezar desaparecieron las dos coronas ducales, sustituidas por otras mucho más simples que, en el caso de la Duquesa, parece más bien una especie de tiara.
La Duquesa |
No acaban aquí los cambios. La expresión de las caras es bastante menos realista y más fallera que la de las cabezas originales, aunque también es cierto que resulta más acorde con la del resto de la comparsa. Al Duque le añadieron además una perilla inexistente originalmente, y en lo que respecta a las cabelleras éstas perdieron buena parte de la textura original. Aunque estos cambios fueron fruto acumulado de las sucesivas y no siempre afortunadas restauraciones a las que fueron sometidos ambos gigantes a lo largo de tres décadas, se da la circunstancia, tal como he comentado anteriormente, de que ambas cabezas fueron rehechas en 2005 en los talleres de Guaita, pese a lo cual, en lugar de devolverles su aspecto original, se limitaron a copiar el estado que presentaban entonces las antiguas.
Arriba, los Duques en 1974. Abajo, los Reyes de Vicente Luna |
Lo más curioso de todo es que en el catálogo de Vicente Luna, otro taller valenciano también especializado en gigantes y cabezudos -suyas son las cabezas del Indio, el Gitano y la Bruja-, aparece la fotografía de una pareja de Reyes que, si bien no llegan a ser totalmente idénticos, apenas presentan diferencias con las cabezas originales de los Duques, tal como se puede comprobar comparándolos con la fotografía de Baldomero Perdigón de 1974. Las cabezas de Vicente Luna, al contrario de las alcalaínas, tienen la boca abierta, lo que indica que estaban pensadas para ser utilizadas como cabezudos. También difieren las coronas y existen ligeros cambios en los rostros, nada de lo cual oculta la gran similitud existente entre ambas parejas.
La explicación a esta aparente coincidencia no es otra que los diferentes talleres se solían ayudar entre ellos cuando uno solo no podía asumir la totalidad de un encargo, y de hecho Manuel Vicente Sánchez Moltó apunta en su libro1 sobre la comparsa alcalaína que no todos los gigantes cervantinos salieron del taller de Guaita, pese a que fue éste quien asumió el encargo del Ayuntamiento complutense. En cuanto a las preferencias por unas u otras, al igual que en el caso de los dos Sancho Panza es cuestión de gustos personales.
Cervantes |
La comparsa original, tal como he comentado anteriormente, se amplió con la figura de Cervantes, incorporada a ella en 2005 con ocasión de la celebración del cuarto centenario del Quijote. Fue realizado por el artista Toni Mujal, cuyo taller está situado en la localidad barcelonesa de Cardona. Representa al escritor con una pluma en la mano derecha y en la izquierda -que en realidad tenía inútil- un pliego de papeles manuscritos de alguna de sus obras, presumiblemente el Quijote. La espada al cinto recuerda asimismo su condición de soldado.
Maese Nicolás, el Barbero |
En 2019 se incorporó el gigante -o gigantillo, ya que su tamaño es más reducido que los del resto- que representa a Maese Nicolás, el barbero amigo de Don Quijote. Este gigante se diferencia de sus compañeros en que no sigue un estilo realista sino que reproduce al personaje en la versión de la popular serie de dibujos animados, realizada por la productora Cruz Delgado, que emitió Televisión Española entre 1979 y 1981.
Su origen también es curioso. La adquisición del gigante fue una iniciativa de Eduardo Escolar, uno de los miembros de la comparsa, y fue donado por éste al Ayuntamiento. La cabeza procede de los talleres de Martín Munuera, y en la confección del cuerpo y la ropa intervinieron varios colaboradores de la comparsa.
1 Manuel Vicente Sánchez Moltó. Los gigantes y cabezudos de Alcalá. Antecedentes e historia de una comparsa centenaria. Ayuntamiento de Alcalá de Henares. Alcalá de Henares, 2002.
Publicado el 1-9-2010
Actualizado el 30-10-2020